La lucha contra la pobreza está en el centro de la polémica en Colombia, con el gobierno y sus críticos discrepando ya no en los porcentajes, sino en la forma en que se llega a ellos.
Las estadísticas oficiales determinan que la pobreza en Colombia alcanza a 49,2 por ciento de sus 42 millones de habitantes. Es pobre quien tiene ingresos mensuales de hasta 225.000 pesos colombianos (unos 94 dólares) equivalentes a 60 por ciento del salario mínimo legal vigente, de 408.000 pesos (casi 171 dólares).
El gobierno considera que los pobres acceden a una canasta familiar que comprende alimentos, vivienda, servicios públicos, educación y medicamentos por un valor máximo de 94 dólares mensuales, cifra que en los hechos no la garantiza.
Los indigentes son aquellos que tienen un tope de ingresos para una canasta básica sólo de alimentos por 37,6 dólares mensuales, o sea 1,2 dólares diarios.
Decidir qué productos y servicios se colocan dentro de una canasta constituye toda una declaración política de lo que una sociedad considera imprescindible para el desarrollo humano y, por oposición, lo que constituye pobreza.
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Por eso, los analistas aseguran que las cifras varían según cómo se hagan la medición y la lectura de resultados.
La afirmación fue ampliada por el economista Ricardo Bonilla, profesor de la estatal Universidad Nacional y coautor de la investigación "Bien-estar: macroeconomía y pobreza", publicada en julio de 2006 por el Centro de Investigaciones para el Desarrollo (CID) y la Contraloría General de la República.
"Los datos descritos fueron definidos por la llamada Misión Pobreza (Misión para el Diseño de una Estrategia para la Reducción de la Pobreza) contratada por el gobierno con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo y organismos nacionales e internacionales, para analizar la situación colombiana desde 1990, y establecer la canasta familiar 'novísima' para 2005 por el valor de 225.000 pesos mensuales", dijo Bonilla a IPS.
De acuerdo con las recomendaciones de la Misión, la canasta "novísima" reemplazó dos anteriores. La "vieja" canasta familiar, que contenía información de 21 años atrás, y la "nueva", con 11 años de registros.
La "nueva" canasta tenía un valor relativamente alto, según el gobierno, por lo que nunca fue aceptada.
De acuerdo con los parámetros de la "nueva", en 2005 su valor hubiera sido de 121 dólares —27 más que la "novísima"— lo que hubiera dado una proporción de pobreza nacional de 60 por ciento.
Mediciones de organizaciones no gubernamentales críticas de los datos oficiales arrojan 70 por ciento de pobreza, si se tiene en cuenta que 45 por ciento de los bienes están en manos de 10 por ciento de la población, mientras el 55 por ciento restante se reparte en 90 por ciento de los habitantes, pero especialmente en la clase media y, en menor medida, en las capas más bajas, explicó Bonilla.
En opinión de Luis Daniel Campos, asesor del representante residente de las Naciones Unidas en Colombia, la "Misión Pobreza es una suma de voluntades que busca encauzar las políticas públicas con el fin de terminar con las trampas de la pobreza. Las medidas externas positivas son necesarias, o de lo contrario hay sectores que nunca saldrán del estado de pobreza", aseguró.
"En Naciones Unidas apoyamos con nuestra experiencia", aseguró Campos. "A sabiendas de que la pobreza no se erradica de una sola vez, apoyamos las medidas que amplían los resultados", dijo.
El martes 17 de octubre, en el marco del Día Mundial contra la Pobreza, la Misión presentará al país la estrategia prevista para la reducción de la pobreza y la desigualdad en Colombia.
El asesor Campos sostuvo que la Misión utilizó mediciones científicas que dieron un resultado, y que se dará a conocer el próximo martes, cuando el documento sea entregado al presidente Álvaro Uribe.
Sin embargo, a la relatividad de las mediciones no escapan los parámetros adoptados por la Organización de las Naciones Unidas, y concebidos por el Banco Mundial, según los cuales es pobre en el mundo quien tenga ingresos de dos dólares diarios, e indigente quien sólo llegue a un dólar.
"Estas cifras se refieren a las condiciones particulares de los países y del dólar. En Colombia, con un dólar revaluado como está hace tres años, hay menos pobres y menos indigentes", aseguró Bonilla.
Según la medición de la Misión Pobreza, la población pobre ha estado por debajo de 50 por ciento en 1994, 1995 y 2005.
"Y también lo estará en 2006. Pero, ¿qué ha pasado en los años en los que la economía creció por debajo de cinco por ciento y durante la recesión (de finales de los 90) en que la economía cayó al menos cuatro por ciento?", se preguntó Bonilla.
En esos casos, "el índice de pobreza alcanzó 57 por ciento tomando la canasta 'novísima'. Si la medición no es esa, entonces, en el mejor de los casos, los pobres serían el 60 por ciento, y en el peor, 70 por ciento", aseguró.
Los analistas económicos no adscritos al gobierno de Álvaro Uribe y su equipo económico aseguran que la canasta "novísima" y la Misión Pobreza hacen parte de una estrategia oficial.
En opinión del activista Alberto Yepes, coordinador de la campaña "Sin Excusas 2015, Colombia sin pobreza", una de las mayores causas del empobrecimiento fue la reforma laboral de 2002, que en su momento el gobierno defendió con el principal argumento de la creación de nuevos puestos de trabajo.
Los opositores aseguran que quitó ingresos a los pobres para otorgar ganancias a los ricos. "Recortó el pago de (días) festivos y dominicales y de horas extras y extendiendo la jornada laboral hasta las 10 PM (22.00 horas). Los salarios de las personas de baja calificación se han deteriorado", aseveró Yepes.
"Las mujeres son las más afectadas. Las maquilas proliferan para ajustar al país a las condiciones de competencia que exige el TLC (negociado con Estados Unidos). Así están trabajando en los sectores de flores, banano y confecciones", enfatizó Yepes.
Entonces, ¿cuál es el futuro papel de Colombia en la campaña internacional de lucha contra la pobreza?
"En general, el gobierno no se ha tomado en serio las Metas del Milenio. Se demoró cinco años en formular su estrategia", opinó.
Los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio fueron adoptados por la comunidad internacional en 2000 como una amplia plataforma para reducir drásticamente la desigualdad y la pobreza en todo el mundo.
La primera meta es abatir a la mitad, para 2015, la proporción de personas en la indigencia y con hambre en todo el mundo, tomando como referencia los porcentajes de 1990.
El martes, el gobierno rendirá cuentas sobre el cumplimiento de los Objetivos del Milenio, en el marco de un mes de protestas de la sociedad civil, internacionales y locales.
Colombia se suma así a la campaña "Levántate contra la pobreza", iniciada el 16 de septiembre y que concluirá el martes, organizado por el no gubernamental Llamado Mundial a la Acción contra la Pobreza (GCAP, por sus siglas en inglés).
El jueves, los habitantes de la noroccidental ciudad de Medellín se congregaron frente a la sede de las empresas de servicios públicos municipales, con la consigna "O pagamos o comemos".
El martes se realizarán jornadas pedagógicas y de sensibilización en la plaza central de la Universidad Nacional de Colombia, en la capital.
Para el día 20, los activistas planifican un Gran Plantón en la central Plaza de Bolívar de Bogotá. Vestidos de blanco y con máscaras de colores, los participantes insistirán en la prioridad de la superación efectiva de la pobreza.