Los responsables del programa Cocina Brasil, de educación alimentaria, se proponen transferir la experiencia al resto de América Latina y ayudar así a reducir el hambre. Para ello firmaron este viernes un convenio en la capital chilena con la oficina regional de la FAO.
Con Cocina Brasil "logramos reducir el precio de la alimentación, manteniendo su mismo sabor y valor nutricional, y evitar el desperdicio", señaló a IPS Jair Antonio Meneguelli, presidente del Servicio Social de la Industria de Brasil (SESI), entidad creada hace 60 años para mejorar la calidad de vida de los trabajadores y de sus familias e impulsor del exitoso plan.
Las encuestas que maneja SESI indican que cerca de 30 por ciento de los alimentos comprados se desperdicia, principalmente cáscaras, tallos, hojas y semillas de verduras, legumbres y frutas, porque las personas no conocen su valor nutricional ni la forma correcta de prepararlos, además de tener prejuicios respecto a su consumo.
El Programa Cocina Brasil se lanzó en 1999 en la delegación del SESI de Sao Paulo, con el nombre de "Aliméntese Bien con R$ 1,00 (un real, hoy equivalente a 46 centavos de dólar)". Su objetivo era enseñar a los trabajadores a utilizar bien los alimentos disponibles.
A partir de 2000, esta entidad comenzó a ofrecer gratuitamente cursos de Educación Alimentaria y de Formación de Multiplicadores en las llamadas Cocinas-Escuelas fijas, Cocinas-Escuelas móviles y Restaurantes Escuelas.
El primer curso está destinó a toda la población y, en especial, a las personas de baja renta y a los inscritos en el Programa "Fome Zero" (Hambre Cero), lanzado por el gobierno izquierdista de Luiz Inácio Lula da Silva apenas asumió el cargo el 1 de enero de 2003. El segundo instruye a los "líderes" o "multiplicadores" que dictan los cursos de Educación Alimentaria.
Los "multiplicadores" son aquellas personas responsables de la alimentación de instituciones como asilos de ancianos, escuelas, guarderías, restaurantes populares, productoras de alimentos, así como cocineros y panaderos.
En 2005, la iniciativa se implantó en todo el país gracias a un convenio firmado entre el Consejo Nacional del SESI y el Ministerio de Desarrollo Social y de Combate al Hambre, cambiando su nombre a "Cocina Brasil".
El objetivo de este proyecto es "promover acciones de educación alimentaria con vistas a elevar el nivel de salud y de vida de las poblaciones, prioritariamente de baja renta, por medio de la orientación didáctico-pedagógica, buscando la producción de una alimentación de alto valor nutricional y de bajo costo".
Además, el Programa Cocina Brasil busca respetar las diversidades regionales y culturales, estimular el aprovechamiento de los recursos naturales locales y favorecer la generación y mejora de la renta familiar.
Debido al éxito de la iniciativa, la Oficina Regional para América Latina y el Caribe de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) decidió firmar con el SESI un "memorando de entendimiento" para poner esta experiencia al servicio del resto de los países de la región.
"Queremos involucrar la iniciativa privada en los programas de combate al hambre. La FAO está haciendo un esfuerzo por incluir a toda la sociedad civil organizada y en especial a los empresarios", comentó a IPS José Graziano Da Silva, representante regional de esta agencia, ya que a su juicio "no es posible erradicar el hambre sólo con el apoyo del gobierno". "Es un reto para toda la sociedad", apuntó.
En el documento firmado este viernes en Santiago, el SESI se compromete a divulgar junto a la FAO las características del programa, capacitar en territorio brasileño a los equipos enviados por los distintos países, orientar las diversas etapas de organización y realización de los cursos y ofrecer soporte técnico a las autoridades de los gobiernos responsables de la ejecución de los planes.
En tanto, la FAO asesorará al SESI en la transferencia de tecnología, contribuirá a la difusión y uso de recetas típicas de cada localidad y promoverá la participación de la sociedad civil en los países que adhieran a la iniciativa.
No obstante, Meneguelli señaló que el programa empezará a funcionar próximamente en Uruguay.
"Recibimos una llamada de la Prefectura de Montevideo y de una organización no gubernamental. Nos convidaron, les presentamos el programa y un equipo de nutricionistas ya está capacitado para implantar el programa en ese país" con el nombre de Cocina Uruguay, informó a IPS el presidente de SESI.
También fueron contactados por una organización no gubernamental de Estados Unidos para compartir su experiencia.
"Estamos dispuestos a socializar el programa en todo el mundo", dijo Meneguelli, quien aclaró que Cocina Brasil no tiene fecha de término, porque se trata "de una iniciativa de la sociedad empresarial de Brasil, que debe continuar independientemente del próximo gobierno".
A la firma del memorando fueron invitados organizaciones chilenas como la gubernamental Junta Nacional de Jardines Infantiles (JINJI), la Sociedad Chilena de Nutrición y la Asociación de Empresas de Alimentos de Chile, los cuales se mostraron muy interesados en replicar la iniciativa en el país.
Graziano Da Silva adelantó a IPS que en los próximos días se reunirá con el gerente de la Sociedad Chilena de Nutrición y la Asociación de Empresas de Alimentos de Chile para analizar la forma en que pueden participar los ejecutivos chilenos en este programa.
Hasta agosto de 2006, el programa Cocina Brasil había capacitado a 220.000 personas, 93,2 por ciento de las cuales son mujeres. Del total, 32,8 no posee ingresos, 27,7 por ciento recibe un salario mínimo nacional y 21,9 por ciento de uno a tres sueldos mínimos.
En abril de 2007, el SESI espera atender a 271.000 alumnos en 9.291 cursos de Educación Alimentaria y de Multiplicadores. Para ello, instalarán 30 Cocinas- Escolares más, totalizando 57 unidades de formación.
Cada unidad móvil utilizada en el programa Cocina Brasil, que tiene un costo de entre 80.000 y 100.000 dólares, cuenta con un equipo de tres nutricionistas y dos auxiliares de cocina y funciona en tres turnos. Fueron adquiridas por el SESI en conjunto con empresas privadas.
Según los últimos datos de la FAO, en América Latina hay 53 millones de personas subnutridas, lo cual equivale a 10 por ciento de la población. Alrededor de 20 por ciento de los niños presenta desnutrición crónica, moderada o grave.
La iniciativa América Latina sin Hambre en 2025 fue lanzada por los gobiernos de Brasil y Guatemala en septiembre de 2005 durante la Cumbre Latinoamericana sobre Hambre Crónica celebrada en este último país centroamericano.