La inversión extranjera directa (IED) en América Latina y el Caribe creció 3,1 por ciento en 2005, siguiendo una curva ascendente iniciada en 2004. Pero el último repunte fue modesto si se lo compara con el 29 por ciento registrado en el plano mundial.
La región recibió IED por 104.000 millones de dólares el año pasado, gracias a su crecimiento económico y al alto precio de productos básicos, como el petróleo y los metales, indica el Informe sobre las Inversiones en el Mundo 2006 de la Unctad (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo), difundido este lunes en México para América Latina y el Caribe.
Según el estudio, las inversiones se contrajeron en Brasil (-17 por ciento), Chile (-7 por ciento) y México (-3 por ciento), mientras aumentaron de forma considerable en Uruguay (81 por ciento), se multiplicaron más de tres veces en Colombia, casi se duplicaron en Venezuela y aumentaron en 65 y 61 por ciento en Ecuador y Perú, respectivamente.
Las consecuencias de esos flujos en el desarrollo de la región no están claras, pero es evidente que sin el ingreso de fondos extranjeros los planes de lucha contra la pobreza podrían fracasar, dijo a IPS Juan Carlos Moreno, coordinador de investigaciones en México de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
La IED puede beneficiar o perjudicar a los países, todo depende de las políticas que apliquen los gobiernos. No obstante, siempre será necesaria, apuntó Moreno, uno de los presentadores del informe de la UNCTAD, subtitulado "La inversión extranjera directa en los países en desarrollo y las economías en transición: consecuencias para el desarrollo".
Los expertos indican que las inversiones benefician directamente a un puñado de empresas y a sus empleados, pero es difícil precisar cuál es su impacto en las poblaciones más pobres de América Latina y el Caribe, que suman unos 230 millones de personas.
Moreno estimó inconveniente dejar que las fuerzas del mercado sean las únicas en definir el impacto de las IED en el desarrollo. Son los Estados los que deben regularlas para sacar de ellas el mejor provecho, insistió.
La mayor parte de las inversiones en las economías en desarrollo en general se destinan a actividades terciarias, en particular comercio, finanzas y servicios.
Sin embargo, también hay un volumen importante de IED en el sector manufacturero, como la electrónica y, más recientemente, en el sector primario, por ejemplo la prospección de petróleo y la minería, que tienen especial relevancia en la región, indica el documento de la Unctad.
"Como resultado de los grandes e inesperados beneficios generados por la explotación de recursos naturales y los altos precios de los productos básicos, varios gobiernos están introduciendo normas menos favorables para las IED que las existentes en el decenio de 1990, cuando los precios de los productos básicos alcanzaron su nivel más bajo", precisa el reporte.
Pese a ello, las inversiones aumentaron en el sector primario de forma considerable al punto que atrajeron casi 25 por ciento de todas las inversiones reportadas en la región.
El gas y el petróleo fueron nacionalizados en Bolivia, y el gobierno de Venezuela tomó el control de 32 yacimientos petrolíferos que estaban en manos privadas. Ese país creó además nuevas empresas estatales en sectores como la elaboración de azúcar, el comercio minorista y las comunicaciones.
Además, "en algunos países se está produciendo un cambio más general de políticas, destinado a corregir la desigualdad de ingresos atribuida a regímenes normativos anteriores", indicó la Unctad.
Aunque Venezuela introdujo nuevos requisitos para invertir en el sector petrolero, logró concertar nuevos contratos hasta recibir IED por 1.000 millones de dólares.
En el primer semestre de 2005, las IED vinculadas al petróleo aumentaron en Colombia 134 por ciento (alcanzaron 1.200 millones de dólares), y en Ecuador 72 por ciento.
Las inversiones en la industria minera también crecieron. En Colombia, el incremento fue de casi 60 por ciento, llegando a 2.000 millones de dólares en 2005, en Chile fueron de 1.300 millones, en Perú de 1.000 millones y en Argentina de 850 millones de dólares.
El aumento de la IED en la región está relacionado a una combinación de factores locales y mundiales, como el crecimiento económico global y la elevada demanda de materias primas, señaló en la presentación del informe Tagi Sagafi-nejad, profesor de la Escuela de Administración de Empresas de la estadounidense Texas A&M International University.
Además de atraer nuevas inversiones, América Latina avanzó en 2005 como fuente de inversiones internacionales, de la mano de empresas nacionales de México, Brasil y Venezuela.
En el ámbito mundial, la IED sumó 916.000 millones de dólares, 29 por ciento más que en 2004.
No obstante, las inversiones se mantienen aún por debajo de los volúmenes máximos de 1,4 billones de dólares, alcanzados en 2000.
Para 2006 se esperan nuevos repuntes en las inversiones globales y en especial en las dirigidas a América Latina y el Caribe, pero no será en grandes cantidades, pues se pronostica una desaceleración de la economía mundial, especialmente de la de Estados Unidos, y reajustes en las paridades cambiarias, advirtió Moreno, de la Cepal.