En el occidente de Nepal, mujeres, niños y niñas son víctimas de una pandemia silenciosa: se trata de la desnutrición, no por falta de comida, sino por defectuosos hábitos alimentarios y tradiciones, según trabajadores de la salud locales.
La situación es alarmante. Cada día, en el hospital zonal de Mahendranagar, en el distrito de Kanchanpur, el médico Subhesh Kayastha recibe a cientos de pacientes. Muchas niñas y niños son tan delgados que su sola imagen resulta aterradora.
"Los niños vienen aquí con clásicos síntomas de malnutrición de energía proteínica," dijo Kayastha. "Está muy difundida entre los menores de cinco años en esta área".
Una investigación del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en Kanchanpur halló que 21 por ciento de los niños son afectados con "desgaste", un indicador de malnutrición general aguda. La prevalencia es "casi el doble del promedio nacional hallado en la Encuesta de Salud Demográfica realizada en 2001", señala el estudio.
El informe concluye que, aunque la prevalencia del desgaste es elevada, "uno no debería relacionarla inmediatamente con la situación de algunos países africanos y concluir que se debe a la escasez de alimentos. Se debe a atención inadecuada, hábitos alimentarios malos y una higiene y servicios sanitarios que también son pobres, lo que incrementa la carga de enfermedades en los niños pequeños".
Un niño severamente desnutrido presenta un aspecto escalofriante, pero el tratamiento es simple y la prevención lo es aún más. Todo lo que requiere, según trabajadores de la salud, es un poco de conciencia de los padres.
"No es porque estas familias no puedan alimentar a sus hijos", explicó el inspector de enfermería en el hospital Indudhir Paudyal de Mahendranagar. "Hay suficiente comida y la mayoría de los padres pueden costearla. Alimentan a sus hijos con arroz y leche. La falta de una dieta balanceada está causando este problema".
Nepal es un país con una gran pobreza y donde el ingreso anual por persona ronda los 230 dólares. Muchos de sus 26 millones de habitantes sobreviven con menos de un dólar por día.
Las occidentales llanuras de Terai, donde la desnutrición es moneda corriente, también son la fuente alimentaria de Nepal. Pero la baja alfabetización, especialmente entre las madres, y una rígida tradición se interponen en el camino de una dieta sana.
En los distritos de Bardiya y Banke, la situación es similar a la de Kanchanpur. En un centro nutricional de 17 camas administrado conjuntamente por el hospital del distrito de Banke y la Fundación para las Oportunidades de la Juventud Nepalesa, más de una docena de niñas y niños severamente desnutridos son alimentados de modo intensivo.
"Las madres se sorprenden de que sus bebés se 'desgasten' aunque los alimenten con arroz y ghee (manteca aclarada)", contó la enfermera Saraswati Acharya. "Les lleva un momento aprender que los niños necesitan proteínas que pueden encontrarse en alimentos comunes tales como legumbres y carne".
Bipana Chaudhary, de la aldea de Titarihiya, en Banke, es una niña de apenas 20 meses y padece una aguda desnutrición. Fue enviada al centro nutricional por médicos del hospital distrital. Pesaba 3,6 kilogramos cuando llegó allí, hace 15 días, pero ahora pesa 4,4 kilogramos. "La alimentaba solamente con leche porque no le gustaba nada más", explicó su madre.
Un niño con malnutrición de energía proteínica habitualmente tiene menos de dos años de edad y presenta un severo desgaste, bajo peso, ojos hundidos, piel pálida y cabello descolorido. Si no es tratado, se enfrenta a una muerte casi segura. El tratamiento consiste en alimentarlo no solamente con arroz y leche, sino también con verduras y proteínas. Pero el problema es que muchas familias en las occidentales planicies de Terai carecen de este conocimiento.
Kayastha dijo estar horrorizado por los hábitos alimentarios de los ciudadanos de Kanchanpur.
"Sólo comen arroz y papas. Es lo único que cultivan aquí, a pesar de que la tierra es vasta y fértil. Inclusive vegetales comunes, como las cebollas y el ajo, son importados de India. Lo mismo ocurre con las frutas. Los habitantes de esta región raramente están acostumbrados a una dieta balanceada. Las proteínas casi no existen en su dieta. Pero ahora eso está cambiando lentamente", indicó.
El cambio es demasiado lento para afectar positivamente a las mujeres y a los niños ya enfermos. Los pobladores dicen que la dieta de Kanchanpur es un reflejo de las costumbres y los hábitos de las familias en los cercanos distritos de las colinas de Dadeldhura, Doti, Baitadi, Bajhang, Achham y otros, desde donde muchos migraron a las planicies de Kanchanpur.
"Nosotros, las personas de las colinas, no teníamos una cultura de comer balanceadamente", dijo Nar Bahadur Saud, un residente de la zona.
Las costumbres juegan un papel importante. Por ejemplo, muchas familias tradicionales prohíben a las mujeres enfermas comer otra cosa que no sea arroz y sal.
"Sé que esto está mal, pero mis padres ancianos no le permitían a mi esposa comer proteínas y frutas cuando estaba anémica", recordó Saud. Él resolvió el problema ingresándola en el hospital zonal y alimentándola constantemente con carne, frutas y verduras.
Tradiciones como éstas convierten a Kanchanpur en el distrito nepalés con más cantidad de transfusiones de sangre no relacionadas con traumas (para tratar la anemia) entre mujeres y niños.
Pero ahora existe esperanza. Igual que en Banke, la Fundación para las Oportunidades de la Juventud Nepalesa está financiando un centro nutricional en Kanchanpur también. Y se está erigiendo un nuevo edificio en el hospital zonal para tratar a los niños.
"Proporcionaremos tratamiento y programas de educación para las madres", informó Som Paneru, director para Nepal de la Fundación, que tiene su sede en Estados Unidos.
"Si podemos enseñar a las madres que los alimentos normales que consumen son suficientemente buenos para los niños y que estos deberían ingerir más que arroz y leche, entonces habremos ganado la mitad de la batalla contra la desnutrición", agregó.