Los precios del crudo tocaron brevemente este viernes los 74 dólares por barril, pero cerraron con pocos centavos de diferencia respecto de las cotizaciones del jueves, por debajo de 73 dólares por cada unidad de 159 litros.
Los principales mercados recogieron así su atención a los progresos de Ernesto, la depresión tropical que avanza sobre el Caribe, al sur de Puerto Rico, con vientos de hasta 60 kilómetros por hora con dirección al oeste, las zonas de producción y refinación de petróleo en el Golfo de México.
El año pasado, el huracán Katrina que asoló la región llevó los precios por primera vez, el 29 de agosto de 2005, a cruzar la esquina de los 70 dólares por barril.
El Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, con sede en Miami, estima que Ernesto podría alcanzar el Golfo en unos cinco, días pero aún no tiene certeza sobre su recorrido ni sobre la intensidad que alcanzarán sus vientos y lluvias.
La posibilidad de que se afecte la producción en el Golfo "es todavía nebulosa, pero la memoria está fresca respecto de los daños del año pasado", comentó Mike Fitzpatrick, analista de la firma estadounidense Fimat.
Katrina obligó a cerrar durante días 700 plataformas que producían 1,5 millones de barriles diarios y refinerías que destilaban más de un millón de unidades. Compañías estadounidenses debieron importar crudo desde los depósitos europeos.
Sin embargo, la relativa calma del mercado esta semana recoge un mejor aprovisionamiento en Estados Unidos, que devora uno de cada cuatro barriles de los 84 millones que consume el planeta.
Según el Departamento (ministerio) de Energía estadounidense, los inventarios comerciales de crudo alcanzaron hace una semana a 330,4 millones de barriles (7,5 millones más que hace un año) y los de gasolina los 205,8 millones de unidades, 10,9 millones de barriles más que en agosto de 2005.
Este viernes, en Nueva York hubo transacciones sobre los 73 dólares por barril para el crudo marcador West Texas Intermediate (WTI, crudo dulce ligero), pero al final el producto cerró sólo 14 centavos por encima de los valores del jueves, a 72,50 dólares por barril.
En Londres, el crudo Brent del Mar del Norte, de referencia europea, subió 10 centavos y cerró a 72,66 dólares por barril.
Los promedios semanales fueron de 72,07 dólares para el barril de WTI, 72,72 dólares para el Brent y 67,47 dólares para la cesta de 11 crudos de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), informó el Ministerio de Energía en Venezuela.
La OPEP está integrada por Arabia Saudita, Argelia, Emiratos Árabes Unidos, Indonesia, Irán, Iraq, Kuwait, Libia, Nigeria, Qatar y Venezuela, y produce alrededor de 30 millones de barriales diarios, un 35 por ciento del crudo que consume el mundo.
El nigeriano Edmund Daukoru, presidente de la OPEP, dijo el jueves que el grupo "está produciendo en exceso pero está más interesado en estabilizar los precios que en cortar la producción".
"Continuaremos produciendo para mostrar al mercado que hay un exceso en la producción y que los altos precios del petróleo son más el resultado de límites en la capacidad de refinación", dijo Daukoru.
Desde Beijing, el ministro venezolano de Energía, Rafael Ramírez, dijo que su país "mantendrá su estrategia de defensa de los precios petroleros", cuando la OPEP se reúna en su próxima conferencia, el 1 de septiembre en Viena.
"El mundo tiene abundantes suministros de petróleo y no hay justificación para los precios récord" alcanzados este año, dijo Ramírez, cuyo gobierno atribuye los elevados valores a la inestabilidad política en Medio Oriente, la presión sobre los países productores y la especulación en los principales mercados.
Los precios se han animado en los últimos meses con la controversia entre las potencias nucleares e Irán —segundo productor de la OPEP después de Arabia Saudita— por el programa de enriquecimiento de uranio que desarrolla Teherán, y con el conflicto entre Israel y la milicia libanesa de Hezbolá y la resistencia palestina.
Se han agregado problemas para la producción en Nigeria, por los ataques a instalaciones y empleados petroleros por parte de rebeldes en el delta del Níger, y por el cierre parcial de un gran campo productor en Alaska (Estados Unidos) que opera la compañía británica British Petroleum.