Miles de fans esperan recibir a Madonna, la reina del pop, cuando llegue la segunda semana de septiembre a la capital de Rusia, pero la Iglesia Ortodoxa local quiere que la alcaldía prohíba el concierto y pide al público que lo boicotee.
Cuando canta la canción "Live to Tell" (Vivir para Contarlo), uno de los éxitos de su gira "Confessions" (Confesiones) iniciada el 12 de mayo en Estados Unidos, Madonna aparece sujeta a una cruz espejada. La representación desató las críticas de cristianos, judíos y musulmanes en América del Norte y Europa.
"La idea de organizar ese tipo de encuentro cultural es lamentable", dijo a IPS el portavoz del parlamento Michael Savin, un ruso de origen judío. "No debe permitirse un espectáculo que insulte los sentimientos religiosos de los creyentes", añadió.
Savin sostuvo que Madonna utiliza símbolos judíos sin el debido cuidado. "Desde ese punto de vista provocativo, difícilmente el concierto de Madonna contribuya a reforzar la tolerancia en nuestro país", señaló.
Muchos jóvenes ortodoxos comenzaron a distribuir panfletos repudiando el concierto.
"Este espectáculo insulta los sentimientos religiosos", se puede leer en un comunicado de prensa de los organizadores de la campaña contra Madonna. "El momento más desagradable es cuando la cantante se extiende en un crucifijo con una corona de espinas, parodiando al Salvador, seguramente hiere a los cristianos además de atropellar los símbolos sagrados", agrega el texto.
Pero también hay otros grupos que se oponen al concierto de Madonna.
"Humildemente pedimos a su Santidad que considere anatematizar a los organizadores y participantes de la blasfemia y los alerte de la naturaleza terrible del delito que se está planificando", dice la carta de la organización denominada "Para un renacimiento espiritual de la patria" dirigida al patriarca de Moscú, Alexis II.
La simple advertencia de un posible anatema "hará que muchos participantes de la blasfemia paren y piensen" y será "una manifestación de misericordia para aquellos que vacilan o no entiendan mucho los límites entre cristiandad y anticristiandad", sostuvo esa organización.
La carta menciona que el concierto coincidirá con el día de la decapitación de San Juan El Precursor, un "predicador de la pureza y la castidad" y con un "día de ayuno y oración".
Casualmente, también será el quinto aniversario del atentado del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas de Nueva York y el edificio del Pentágono (sede del Departamento de Defensa), en Washington.
"Este no es el primer año que esa señora mezcla en sus canciones pasiones terrenales con símbolos cristianos, cruces, imágenes de la Virgen, rosarios y ahora es su autocrucificación. Esto quiere decir que la cantante necesita ayuda espiritual", declaró el arcipreste Vsevolod Chaplin, subdirector del Departamento de Relaciones Exteriores del Patriarcado de Moscú.
"Parece que detrás de este interés por el simbolismo cristiano, un interés más que extraño, la cantante trata de justificar sus propias pasiones y resolver sus problemas internos", aseveró Chaplin.
Antes, el padre Michael Ryan, de la parroquia de la Señora de la Esperanza, acusó a Madonna de blasfemia. "Supimos de sus actuaciones en las que lleva una corona de espinas y cuelga de una cruz espejada. Creo que está su espíritu está confundido y debe ser rechazada por la sociedad", dijo a IPS.
Muchos cristianos quieren escuchar su música, "no van a ver a una mujer semidesnuda en una cruz", declaró la semana pasada Anton Samoilenkov del Ministerio de Justicia ruso. "Teóricamente", es posible responsabilizar a los organizadores de no advertir al público de los símbolos blasfemos, sostiene este experto en asuntos legales.
Pero ya se vendieron todos los boletos para entrar al concierto de Madonna en Moscú, pese a que su costó iba de un piso de unos 60 dólares a casi 1.000 y no se entregaban más de seis por persona.
La gira de Madonna comenzó en mayo en Estados Unidos y a fines de julio en Europa, con el concierto en Cardiff, Gales, Gran Bretaña. La Reina del Pop, de 47 años, señaló antes del inicio de la gira que pretendía "convertir al mundo en una gran pista de baile".
Madonna, quien vive en Gran Bretaña, llevará Confessions a Londres, Paris, Roma, Ámsterdam, Hanóver y Praga, antes de llegar a Moscú.
Por supuesto, los defensores del concierto aluden al derecho a la libertad de expresión.
"Desde un punto de vista teórico, la libertad de expresión debe corresponder a la libertad de recibir información", dijo a IPS la activista del Comité de Defensa Civil Olga Shepeleva. "Así que el tema no es sólo la libertad de Madonna sino la de aquellos que por cualquier motivo quieren ver su espectáculo", apuntó.
También reconoció que la libertad de expresión y la de recibir información pueden quedar restringidas para proteger la moral y la seguridad pública. Pero añadió que cualquier medida de ese tenor debe ser proporcionada y debe equilibrar los intereses de los grupos religiosos así como los de las personas que quieren ver el concierto.
"Aquellas personas que consideren que el concierto puede herir sus sentimientos, sencillamente no deben comprar boletos. Cualquier restricción adicional será excesiva. Para nosotros Madonna es una celebridad y tiene legítimo derecho a tener su propia vida", indicó.
En el ambiente de la música, muchos concuerdan con ella.
"De verdad creo que las críticas de algunos hechos culturales son provincianas. Los amantes de la música están deseosos de apropiarse de la filosofía de Madonna que la hace una de las estrellas populares más destacadas del mundo", dijo a IPS José Schochy, director de Marakaty Musical Group's.