LÍBANO-ISRAEL: Cesa el fuego, empiezan las dudas

Al entrar en vigor este lunes un cese del fuego entre Israel y el movimiento islamista libanés Hezbolá (Partido de Dios), muchos se preguntan si la tregua prosperará y qué fue lo que se ganó con 33 días de combates.

Los habitantes del norte israelí comenzaron a salir de sus refugios antibombas, en los que pasaron más de un mes, cuando todo parecía indicar que el Hezbolá había detenido sus diarios ataques con misiles.

Ahora el interés de la población israelí está en saber si efectivamente será puesta en práctica la resolución de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que llama al despliegue de una fuerza internacional y del ejército de Líbano en el sur de ese país, de donde debe retirarse el movimiento islamista.

El gabinete israelí, que aprobó la resolución de la ONU con la única abstención de uno de sus 25 miembros, elogia públicamente los términos de la tregua, pero en privado admite sus dudas de que pueda implementarse en todo su contenido.

El Consejo de Seguridad de la ONU accedió a la insistencia de Israel de que sólo dejaría el sur libanés cuando fuera desplegada una fuerza internacional para asegurar que el Hezbolá no retome el control de la zona.
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Altos mandos militares israelíes aún temen que los combatientes del Hezbolá ataquen a sus soldados. En las 12 horas posteriores a la entrada en vigencia del alto al fuego, seis combatientes islámicos murieron en enfrentamientos con uniformados israelíes.

La canciller israelí Tzipi Livni afirmó este lunes que no toleraría una situación en la que sus soldados se convirtieran en "blancos fáciles".

Pero el líder del Hezbolá, Hassan Nasrallah, dejó en claro que la organización chiita continuará atacando a los soldados israelíes mientras permanezcan en suelo libanés.

Cuanto más tiempo estén los soldados de Israel en territorio de Líbano, más enfrentamientos habrá con combatientes islámicos, y la violencia aumentará, amenazando al incipiente cese del fuego.

Los jefes militares israelíes habían recomendado a los líderes políticos que si se concretaba una tregua, los soldados debían ser retirados de Líbano lo antes posible. Pero esto dependerá de cuánto tiempo tome el despliegue de la fuerza extranjera.

Mientras, en Israel parece estar a punto de estallar una batalla política sobre el resultado del conflicto.

El domingo, el primer ministro, Ehud Olmert, aseguró ante el parlamento que el Hezbolá había recibido un "duro golpe", y que había llegado a su fin la era en que "a una organización terrorista se le permite actuar dentro de un estado como un eje del mal".

Israel cambió a su favor el "equilibrio estratégico" en Medio Oriente con esta ofensiva, sostuvo.

Pero, tras su discurso, el líder del partido derechista Likud, Benjamin Netanyahu, afirmó que los objetivos del gobierno con sus ataques "no fueron alcanzados".

Los dos soldados israelíes que habían sido secuestrados por el Hezbolá el 12 de julio —operación que dio inicio al actual conflicto— aún no fueron liberados, el grupo chiita no fue desarmado y todavía persiste la amenaza de que pueda seguir lanzando misiles contra el norte israelí, indicó Netanyahu, primer ministro entre 1996 y 1999.

Algunos ministros fueron más cautos que Olmert. Por ejemplo, Livni dijo a periodistas que la resolución de la ONU era "lo mejor que pudo extraerse del Consejo de Seguridad" y que podría "derivar en el desarme del Hezbolá".

El mayor logro para Israel, sostuvo, fue la expansión de la Fuerza Interina de las Naciones Unidas en Líbano (Unifil, por sus siglas en inglés), desplegada en 1978, que pasó de tener 2.000 efectivos a 15.000.

También destacó el hecho de que la resolución de alto al fuego haya autorizado a la Unifil el uso de la fuerza para imponer su autoridad.

Los líderes israelíes siempre se mostraron escépticos sobre la efectividad de una fuerza internacional de paz, y ese escepticismo no desapareció con el cese del fuego.

Cuando se le preguntó por qué Israel había seguido avanzado en el territorio libanés cuando la resolución de cese del fuego ya había sido adoptada por el Consejo de Seguridad, el portavoz de la cancillería, Mark Regev, contestó que se buscaba debilitar al Hezbolá antes de la llegada de la fuerza extranjera.

"La lógica indica que, aun en el marco de este resultado exitoso, al ejército libanés le sería todo más fácil si le entregas un territorio más limpio, del que el Hezbolá ha sido expulsado ", afirmó.

Conciente de los crecientes llamados a realizar una investigación sobre la forma en que llevó adelante su campaña militar en Líbano, Olmert admitió este lunes ante los parlamentarios que hubo "defectos" que deberán ser "revisados".

Incluso varios líderes políticos que apoyaron la guerra pidieron la creación de una comisión para investigar los detalles de la ofensiva.

¿Se dependió demasiado en la fuerza aérea durante los primeros días de combate? ¿Por qué el ejército esperó tanto para lanzar un asalto por tierra para detener los ataques con misiles contra el norte israelí? ¿Por qué, luego de que fue acordado el cese del fuego, Olmert ordenó una gran operación por tierra?

Estas son algunas de las preguntas que los líderes políticos y militares israelíes deberán responder en las próximas semanas.

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