Ahora que se ha detenido el fuego en Líbano y los desplazados comienzan a regresar a sus hogares, la gran preocupación es cómo este pequeño país de Medio Oriente podrá reconstruir su infraestructura y su economía, devastadas por los bombardeos de Israel.
El costo de la guerra para Líbano se estima en más de 5.000 millones de dólares, cerca de un cuarto del producto interno bruto (PIB) del país.
El gobierno calculó solo el daño de la infraestructura en más de 2.500 millones de dólares.
Muchos libaneses afirman que sus negocios vieron severamente perjudicados por el conflicto, pero esperan recuperarse, como han hecho otras veces en el pasado.
Rima, una libanesa de 40 años de edad que prefirió no dar su apellido, es propietaria de un comercio de chocolates en el occidental distrito capitalino de Hamra. Los 33 días de combates entre Israel y el movimiento islamista chiita Hezbolá (Partido de Dios) causaron una caída de 80 por ciento en sus ventas. Sin embargo, no quiso cerrar el negocio.
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"Tienes que darle cierta estabilidad a las personas que están a tu alrededor. No importa lo que pase, tienes que seguir adelante con el negocio. Pero ¿a qué precio? ¿Cuántas veces tendrá que pagar Líbano? Esto rompe mi corazón", afirmó.
Líbano ha trabajado duro para recuperarse de una sangrienta guerra civil entre 1975 y 1990. Gran parte de lo construido desde entonces fue destruido por los últimos bombardeos israelíes.
"Estamos hablando de carreteras, aeropuertos, centrales marítimas, infraestructura eléctrica, escuelas y todo lo que involucra al sector público", señaló Dunia Kabbani, del Consejo de Reconstrucción y Desarrollo de Líbano.
"Quizás en los próximos tres o seis meses tendremos que afrontar un mayor desempleo, y quizás el cierre de algunas compañías. Deberemos trabajar duro, no sólo para reconstruir edificios, sino también para recuperar credibilidad y dar un mensaje positivo al mundo de que vale la pena invertir en Líbano", afirmó.
Economistas señalan que por lo menos otros 2.500 millones de dólares se perdieron a causa de la caída en la producción, en las recaudaciones fiscales y de aduanas, en los ingresos del sector privado y en el turismo.
El sector turístico aporta alrededor de 20 por ciento del PIB. Líbano esperaba recibir este año a más de 1,5 millones de turistas, pero el conflicto echó por tierra esas expectativas.
Nizar Alouf, uno de los propietarios del Hotel Riviera y del Riviera Yacht Club de Beirut, aseguró haber perdido al menos tres millones de dólares. El hotel estuvo completamente vacío durante la guerra, y el club recibió a unos pocos visitantes libaneses.
"Perdimos la temporada. Tenemos que comenzar de nuevo a construir una clientela, a convencer a las personas a que visiten Líbano y lo disfruten. Sinceramente estamos hartos, completamente hartos", afirmó.
Los costos de esta guerra se añadirán a la deuda nacional, de cerca de 40.000 millones de dólares, acumulada con los esfuerzos de reconstrucción de la última guerra civil.
Países como Arabia Saudita y Kuwait ya anunciaron paquetes de ayuda para Líbano. Túnez llamó a una reunión de emergencia de líderes árabes, mientras que Suecia convocó a una conferencia de donantes para el 31 de este mes, a la que se espera asistan unos 60 países y agencias humanitarias.
La resolución de la Organización de las Naciones Unidas, que llamó a un cese del fuego entre Israel y el Hezbolá, también instó a la comunidad mundial a "considerar una mayor asistencia" a la reconstrucción de Líbano.
Pero el parlamentario cristiano libanés Ibrahim Kanan sostuvo que Israel debería hacerse responsable de la destrucción.
"¿Quién debe pagar por esto? Si hablamos de sentido común y de derecho internacional, creemos que el agresor, cualquiera sea, debe ser el responsable. Israel es el responsable", afirmó.
Kanan sostuvo que el gobierno, la sociedad civil y la infraestructura fueron devastados por los ataques. "Creemos que la comunidad internacional, que no actuó de inmediato, es también responsable", añadió.