Kurdos sobrevivientes de una serie de bombardeos ordenados por el ex presidente iraquí Saddam Hussein (1979-2003), ahora sometido a juicio, exigen su ejecución y piden una compensación por haber perdido a sus familiares.
Acompañada de su nieto, Bahiya, de 74 años, recuerda con dolor "los momentos más difíciles" de su vida.
Ella habitó durante años en la aldea de Binaka, al sureste de Kirkuk, con su familia de 15 miembros. La vida pacífica que llevaba terminó en abril de 1988, cuando unidades del ejército iraquí se instalaron en áreas cercanas para combatir a las guerrillas kurdas "peshmerga" (en kurdo, dispuestos a morir).
"Fue pocas semanas después del ataque contra Halabja. Teníamos miedo de que también nos lanzaran bombas químicas", señaló Bahiya, ahora radicada en el distrito de Rizgari, 175 kilómetros al sur de la septentrional ciudad de Suleimaniya.
Halabja fue regada con bombas químicas y de racimo en varias ocasiones en marzo de 1988. Se calcula que murieron cerca de 5.000 personas.
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Además, más de 100 familias radicadas en Binaka fueron trasladadas a la prisión de Nugra Salman, cerca de la frontera con Arabia Saudita. Bahiya pasó cinco meses sobreviviendo con agua sucia y pan seco.
Tras su liberación, Bahiya regresó a su hogar, sólo para encontrar a la aldea reducida al polvo y enterarse que 12 familiares habían desaparecido. "Más tarde supe que todos habían muerto" durante operaciones contra los kurdos, contó.
Pero ahora está satisfecha de que "haya llegado el día en que Saddam Hussein y sus hombres serán responsabilizados" por lo ocurrido.
Según datos kurdos, unas 182.000 personas fueron masacradas entre febrero y septiembre de 1988, en la campaña llamada Anfal (botín de guerra). Organizaciones defensoras de los derechos humanos estiman el número de víctimas entre 50.000 y 100.000.
La operación Anfal fue lanzada en represalia por la cooperación de los kurdos con soldados iraníes durante la guerra entre Iraq e Irán (1980-1988).
Saddam Hussein y otros seis miembros de su gobierno están siendo juzgados por estas muertes, acusados de crímenes de genocidio y contra la humanidad. Los kurdos quieren que las masacres de la operación Anfal sean incluidas en el proceso.
"El régimen de Saddam Hussein intentó robarle el derecho a la vida a una parte del pueblo kurdo", dijo a IPS Abdurrahman Haji Zebari, consejero legal de la Organización de las Víctimas de Anfal en el Kurdistán.
"El reconocimiento del genocidio de la campaña de Anfal despertará una compasión internacional hacia los kurdos. Tenemos suficiente evidencia para demostrarlo en el tribunal", dijo Zebari.
Si el tribunal considera culpables a Saddam Hussein y a sus hombres por las muertes de Anfal, los sobrevivientes y las familias de las víctimas podrían exigir una compensación al Estado.
El ex presidente iraquí declara ante un tribunal presidido por el juez árabe chiita Abdullah al-Amiri. Las víctimas son representadas por un equipo de 32 abogados.
En las sesiones de esta semana, varios testigos kurdos presentaron evidencia contra el régimen de Saddam Hussein. Uno de los principales acusados es el sobrino del ex presidente iraquí, Ali Hassan al-Majid, conocido con el apodo el "Químico Alí", por su papel en el bombardeo contra Halabja.
En el primer día de las sesiones, el lunes, los kurdos observaron cinco minutos de silencio en honor a las víctimas de las masacres. También se colocaron pancartas negras en los edificios del gobierno regional kurdo.
Algunos exigen que el proceso, que continuará el 11 de septiembre, se lleve a cabo en la propia región del Kurdistán.
Además de las acusaciones contra Saddam Hussein, las víctimas presentaron también cargos contra otras partes involucradas en la campaña de Anfal.
Documentos sugieren que 18 mujeres de entre 14 y 29 años detenidas durante la campaña fueron vendidas por autoridades de gobierno a clubes nocturnos de Egipto. Ahora, los abogados kurdos exigen que se investigue el paradero de esas víctimas.
Estos documentos fueron hallados en oficinas del otrora partido gobernante Baath.
"El reconocimiento de las atrocidades de Anfal permitirá que se presenten demandas contra los países que colaboraron de alguna forma u otra", señaló Nadir Rosti, del recientemente formado Ministerio para Anfal de Kurdistán.
En respuesta a las declaraciones de los testigos, Saddam Hussein y su equipo de defensores afirmaron que los operativos en el norte estaban solo dirigidos contra las guerrillas aliadas con Teherán.
Muchos sobrevivientes de Anfal piden que Saddam Hussein sea ejecutado. "Debe morir, aunque eso no nos devolverá a nuestros hijos, que murieron por su culpa", afirmó Nazanin Haidar, de 30 años, de la localidad de Rizgari.