Los sectores más antibelicistas del opositor Partido Demócrata de Estados Unidos se vieron fortalecidos luego de la derrota en unas elecciones internas del «favorito» del presidente George W. Bush: el senador Joseph Lieberman.
La elección el martes de Ned Lamont como el candidato demócrata para convertirse en el futuro senador del nororiental estado de Connecticut significó un importante traspié para las aspiraciones del gobernante Partido Republicano de mantener apoyo en el Congreso legislativo a la política exterior de Bush, en particular la referida a Medio Oriente.
Lieberman, quien fuera candidato a vicepresidente en los comicios de 2000, había recibido un fuerte respaldo de prominentes líderes neoconservadores —en especial aquellos que impulsaron la invasión de Iraq en marzo de 2003— cuando las encuestas comenzaron a indicar que Lamont se acercaba la victoria.
"Lo que molesta a muchos demócratas de Lieberman no es sólo su apoyo a la guerra de Iraq. Es que no se avergüenza de ser proestadounidense", afirmó el editor del semanario neoconservador The Weekly Standard y cofundador del centro académico Proyecto para un Nuevo Siglo Estadounidense, William Kristol.
Lieberman, quien recibió el apoyo del ex presidente Bill Clinton (1993-2001) y su esposa, la senadora Hillary Clinton, sacó un mejor resultado que el que le pronosticaban algunas encuestas, al obtener 48 por ciento de los votos.
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El estrecho margen de diferencia con su rival lo impulsó a anunciar, tras admitir la derrota, que competirá como candidato independiente contra Lamont y contra el republicano Alan Schlesinger en las elecciones de noviembre, cuando se elegirán a los senadores de cada estado y a los miembros de la Cámara de Representantes.
Dado que Connecticut es un bastión del Partido Demócrata, Lieberman confía en que puede atraer a su lado un importante número de demócratas conservadores e independientes para vencer al Lamont, un empresario que nunca antes se había presentado para un cargo público y que critica duramente la ocupación de Iraq.
Las pretensiones de Lieberman fueron motivo de muchas especulaciones esta semana.
La mayoría de los analistas atribuyeron la victoria de Lamont al creciente rechazo entre los demócratas a Bush y a la guerra en Iraq en particular, así como a la falta de atención prestada por Lieberman a las preocupaciones del electorado.
"Hay un sentimiento entre los demócratas de Connecticut de que lo que en verdad le importa a él es su propia agenda nacional, y no el estado", dijo a inicios de esta semana una fuente demócrata al diario The Washington Post.
Mientras, el triunfo de Lamont fue reconocida por críticos de Lieberman y de la política exterior de Bush como un hito para el movimiento antibelicista y para el Partido Demócrata.
"Su victoria refleja una creciente revuelta electoral contra las políticas fracasadas de la administración de Bush y contra aquellos que las facilitan en el Congreso, en particular contra la debacle en Iraq", afirmó Robert Borosage, codirector de la Campaña por el Futuro de Estados Unidos, que representa a los demócratas de izquierda.
"Tras la derrota (de Lieberman), los demócratas tendrán más fuerza para desafiar el actual curso desastroso, y más republicanos buscarán formas de distanciarse del presidente", escribió el miércoles en el sitio web TomPain.com.
Además, es posible que la derrota de Lieberman haga que varios líderes demócratas, como los senadores Joseph Biden y Hillary Clinton, se acerquen más a sus colegas que presionan para una retirada de Iraq antes de 2007.
Sesenta y uno por ciento de los votantes estadounidenses están de acuerdo con un repliegue cuanto antes, según una encuesta de la cadena CNN divulgada el miércoles.
Esta elección primara fue "un referendo sobre la guerra en Iraq, no sólo para Connecticut, sino para todo el país", sostuvo el ex senador republicano por ese estado Lowell Weicker, quien respaldó la candidatura de Lamont.
Esta es, justamente, la preocupación de neoconservadores como Kristol y otros partidarios de la guerra en Iraq, que vieron la derrota de Lieberman no sólo como el posible colapso del apoyo del público a la ocupación de ese país de Medio Oriente, sino también como la pérdida del principal defensor de la actual política exterior de Bush dentro de las filas demócratas.
Para ellos, Lieberman era el descendiente político del ex senador Henry M. "Scoop" Jackson, del noroccidental estado de Washington, en cuya oficina comenzaron su carrera muchos de los más influyentes neoconservadores actuales. Jackson fue congresista desde 1940 hasta 1983, año en que murió.
Liberal en asuntos relativos a los derechos de las mujeres y el ambiente, y vinculado con sindicatos, Jackson fue a la vez la voz cantante de lo que se convirtió en un ala neoconservadora dentro del Partido Demócrata, defensor de Israel y de los altos presupuestos en defensa, y promotor de la "paz a través de la fuerza".
"Hasta ayer (por el martes), el senador Joseph Lieberman era el representante más prominente del ala 'Scoop Jackson' en el Partido Demócrata. Hoy, a esa ala se le cayeron hasta sus últimas plumas", escribió Clifford May, presidente de la Fundación por la Defensa de la Democracia, grupo proisraelí del que Lieberman fue "distinguido consejero".