La visita prevista para la semana próxima a Estados Unidos del ex presidente iraní Mohammad Jatami (1997-2005) causa malestar entre los «halcones», el ala más belicista dentro de la administración de George W. Bush.
Los participantes de un simposio organizado el miércoles por el semanario derechista The National Review coincidieron en que la presencia de Jatami podría dificultar los esfuerzos para conseguir apoyo del público estadounidense en los diferendos con Irán y debilitar las iniciativas de las fuerzas democráticas dentro Teherán para propiciar un "cambio de régimen".
"Darle a Jatami plataformas prestigiosas en todo Estados Unidos es algo torpe, y desilusionaría al pueblo iraní", sostuvo el analista neoconservador Michael Ledeen, del American Enterprise Institute (AEI).
"Para los que creen que Bush habla en serio sobre un cambio de régimen, esto significó un golpe muy fuerte. Esto confirma mis peores temores sobre el gobierno. Habla, habla y habla, pero cuando tiene que actuar, sigue hablando", añadió
Identificado con el ala reformista del gobierno clerical iraní, Jatami espera pasar por lo menos dos semanas en Estados Unidos, invitado por la Iglesia Episcopal y el Centro Carter, cuyo fundador, el ex presidente Jimmy Carter (1977-1981), premio Nobel de la Paz, ya expresó interés en reunirse con él.
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El ex mandatario iraní asistirá a una conferencia el 5 y 6 de septiembre en Nueva York sobre el "diálogo entre civilizaciones". Su viaje también incluirá visitas a la Catedral Nacional, reuniones con líderes musulmanes en Chicago y discursos ante universitarios en diversas ciudades.
Su visita se produce en uno de los momentos de mayor tensión entre Washington y Teherán, y cuando muchos consideran muy probable que Estados Unidos lance un ataque contra Irán antes de que termine el período de gobierno de Bush.
Washington acusa a Teherán de querer fabricar armas atómicas, violando el Tratado de No Proliferación Nuclear, de suministrar misiles de largo alcance al movimiento chiita Hezbolá (Partido de Dios) y de equipar y entrenar a milicias chiitas en Iraq para oponerse a las fuerzas de ocupación estadounidenses.
Los que lideran estas acusaciones contra Irán son los neoconservadores, quienes consideran a ese país una amenaza para Israel y para las ambiciones de poder de Estados Unidos en Medio Oriente.
Estos analistas y funcionarios de gobierno, con una gran influencia en la oficina del vicepresidente Dick Cheney, insisten en que la administración debe prepararse para lanzar ataques preventivos contra instalaciones nucleares iraníes.
También se han opuesto enfáticamente a los esfuerzos de la secretaria de Estado (canciller), Condoleezza Rice, para trabajar junto al grupo de países de la Unión Europea (UE) que negocian con Irán sobre su plan nuclear, integrado por Alemania, Francia y Gran Bretaña y conocido como UE-3.
En especial, repudiaron la oferta hecha por Rice a Teherán para iniciar negociaciones directas, las primeras desde 1979, si congelaba su programa de enriquecimiento de uranio. De todas formas, la propuesta fue rechazada por el actual presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad.
Para ellos, la decisión de concederle a Jatami una visa para poder viajar más allá del área de Nueva York es la última de una serie de acciones destinadas a aliviar las tensiones bilaterales y estimular un acercamiento, algo que condenan.
"No es un acontecimiento aislado", escribió la analista neoconservadora Anne Bayefsky, del Hudson Institute.
La invitación a Jatami "socavará cualquier eventual demanda de Estados Unidos a la comunidad internacional para adoptar sanciones contra Irán. Si nosotros no estamos preparados para aislar a ese país, ¿quién lo hará?", añadió.
Por su parte, Ledeen, quien siempre ha sostenido que la red terrorista Al Qaeda y otros grupos islamistas sunitas están controlados por los "amos del terrorismo" en Teherán, sostuvo que el otorgamiento de la visa a Jatami era una "flagrante contemporización".
James Phillips, analista de Medio Oriente para la derechista Fundación Heritage, calificó la decisión de "grave error en momentos que Irán desafía a Estados Unidos y al Consejo de Seguridad de la ONU" (Organización de las Naciones Unidas).
Los neoconservadores temen que Jatami, quien propuso por primera vez el "diálogo entre civilizaciones" en 2000, le dé una "cara más amigable" a Irán, y así alivie la tensión creada por las duras declaraciones de Ahmadinejad, quien entre otras cosas cuestionó la veracidad histórica del Holocausto judío y señaló que Israel debía ser "borrado del mapa".
"Al darle la visa (a Jatami), la administración de Bush le concede propaganda a la república islámica. Los periodistas van a adular y los diplomáticos van a celebrar los discursos de Jatami sobre la tolerancia. Ellos serán cómplices de la difusión de una falsa imagen del régimen que Jatami representa", dijo Michael Rubin, también del AEI.
Esta preocupación es compartida por el senador Rick Santorum, del gobernante Partido Republicano, quien señaló que el ex mandatario iraní es "uno de los principales propagandistas del régimen fascista islámico".
"Estoy en contra de otorgarle una visa a un hombre para que pueda viajar por todo Estados Unidos y engañe a la población", añadió.
El Departamento de Estado insistió el miércoles en que, como ciudadano particular invitado por la ONU y por grupos privados estadounidenses, el ex presidente iraní estaba habilitado para recibir una visa que le permita viajar a ciudades específicas.
Observadores que apoyan el acercamiento con Teherán sostienen que la entrega de una visa a Jatami indica que "hay una luz de esperanza en alguna parte de la administración", encendida "luego de que Ahmadinejad envió una carta a Bush en la primavera (boreal) pasada y propusiera esta semana un debate televisado" entre ambos mandatarios.