El Informe sobre comercio y desarrollo de 2006 emitido por la Unctad alienta a los países del Sur a aplicar políticas más autónomas y también a fortalecer la asociación mundial para alcanzar las metas del milenio resueltas por la ONU.
Al proponer un debate de políticas activas en favor de la industria y del apoyo de los gobiernos a algunos sectores económicos, "no estamos recomendando posiciones antagónicas al comercio", aclararon funcionarios responsables de la Unctad (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo).
En la sugerencia de orientaciones más independientes, el estudio se hace eco de la aspiración largamente acariciada en las últimas décadas por lo países en desarrollo, como es recuperar "el espacio político" de decisiones que se había reducido por efectos de la liberalización de la economía mundial y por las condiciones impuestas por las entidades financieras multilaterales.
La Unctad, creada en 1964, respaldó en sus comienzos los intereses de las naciones en desarrollo en los diálogos y negociaciones Norte-Sur.
A su vez, el Grupo de los 77 (G-77), un bloque integrado en la actualidad por 131 naciones empeñadas en la promoción de las economías del mundo en desarrollo, presionó a la Unctad en los últimos meses para que asumiera la defensa del espacio político.
Supachai Panitchpakdi, secretario general de esa agencia de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), remarcó que recibió un mandato preciso de la undécima conferencia de la institución para debatir la cuestión del "espacio político".
Los ministros que participaron de esa conferencia, en junio de 2004 en la meridional ciudad brasileña de Sao Paulo, observaron que el espacio para las políticas internas, en especial de comercio, inversión y desarrollo industrial, se encuentra a menudo enmarcado en las disciplinas y compromisos internacionales y en las consideraciones del mercado mundial.
La declaración denominada Consenso de Sao Paulo señala que corresponde a cada gobierno evaluar si resulta más beneficioso aceptar las normas y compromisos internacionales a cambio de las limitaciones que suponen por la pérdida de espacio normativo.
La XI Conferencia de la Unctad recomendó que, teniendo presente las metas y objetivos de desarrollo, todos los países tomen en cuenta la necesidad de un equilibrio entre el espacio normativo nacional y las disciplinas y compromisos internacionales.
El informe 2006 de la Unctad dijo que las políticas industrialistas y de intervención gubernamental en apoyo a determinados sectores, que no representan un paso atrás en los beneficios obtenidos de las negociaciones comerciales internacionales, como se encargó de repetir Supachai, guardan relación con el desarrollo de la economía mundial.
El diagnóstico de la Unctad confirma el mantenimiento de la expansión de la producción mundial en 2005 y 2006. La situación macroeconómica global ha cambiado muy poco respecto del año pasado y el crecimiento se presenta todavía como muy positivo, resumió Supachai.
El estudio ratifica el pronóstico de que el aumento del producto interno bruto (PIB) mundial ascenderá este año a 3,6 por ciento, con tasas que oscilarán entre 2,5 y tres por ciento para las naciones industrializadas.
Los países del Sur participan del crecimiento acelerado con fuertes inversiones y una tasa media de expansión de seis por ciento. La Unctad subraya la contribución significativa de China e India a ese fenómeno.
Sin embargo, el informe resalta que en gran parte de África se han registrado altos crecimientos. Esa región protagoniza desde 2003 una expansión acelerada.
Las proyecciones de seis por ciento de crecimiento aproximado para este año en África subsahariana equivalen a unos "resultados excepcionales",dijo la Unctad.
En los países de Asia del este y del sur, el aumento de la economía continuará a tasas similares a las de 2005, cuando superaron siete por ciento, mientras que las ex naciones socialistas de Europa oriental y Asia central llegarán en conjunto a seis por ciento.
Para América Latina se pronostica un ascenso productivo de 4,6 por ciento. Esa región ha tenido éxito al transmitir los estímulos externos a la economía local sin reavivar las tendencias inflacionistas. El PIB por habitante crecerá de manera significativa por tercer año consecutivo y se consigna que el desempleo bajó de 11 por ciento en 2002 a 9,1 por ciento en 2005.
Con todo, el crecimiento positivo en el mundo viene acompañado cada vez más por graves desequilibrios, previno Supachai. El propio informe de la Unctad menciona el riesgo de una marcada dependencia económica.
El estudio utiliza la expresión "dependencia excesiva" de la economía de Estados Unidos, que es obviamente la principal locomotora mundial, puntualizó el secretario de la Unctad.
Empero, si los desequilibrios y dependencias actuales no son bien manejados, una corrección de esos fenómenos puede desencadenar en el mundo una serie de contracciones del crecimiento, con efectos muy negativos en las condiciones económicas de los países en desarrollo, advirtió Supachai.
La Unctad recomienda que esos desequilibrios se traten globalmente con una terapia coordinada.
El tratamiento requiere la reducción del déficit comercial de Estados Unidos. También, una expansión de la demanda en los países que presentan un elevado excedente comercial endémico, con es el caso de Japón y Alemania.
Estos dos países deben hacer más y, por otra parte, su crecimiento ha sido muy débil, comentó Heiner Flassbech, jefe de la división de globalización y estrategias de desarrollo de la Unctad.
En cambio, por paradoja nadie puede verdaderamente pedir a China que haga más en el aspecto de crecimiento pues llega a 10 por ciento y es imposible reclamarle que lo aumente o que absorba aún más importaciones, dijo.
El tercer recurso se debería aplicar en las economías de Asia, mediante ajustes en sus tasas de demanda y de ahorro, explicó el secretario de la Unctad.
Y en este punto es donde las políticas más autónomas de las naciones del Sur desempeñan un papel en el desarrollo de la economía mundial mediante la transformación en desarrollo sostenible de los beneficios obtenidos por ese sector de países en los últimos años, expuso Supachai.
La Unctad aludió a ganancias últimas de las economías de los países en desarrollo conseguidas principalmente por los elevados niveles de crecimiento de las exportaciones, por el alivio de la deuda externa y también a causa del aumento de las remesas de dinero enviadas por los trabajadores emigrantes a sus lugares de origen.
Supachai propuso que los países en desarrollo copien la receta de las naciones ahora industrializadas, que en su momento recurrieron a políticas internas activas en apoyo de distintos sectores nacionales, mientras al mismo tiempo encaminaban sus economías hacia una mayor competencia.
Los países del Sur deben aprender la lección acerca de la necesidad de obtener ganancias, de tratar de retenerlas y de volverlas sustentables por medio de políticas macroeconómicas que fortalezcan la inversión nacional, insistió.
La Unctad reconoce que recomienda políticas gubernamentales en apoyo de sectores determinados de las economías nacionales, pero esa intervención "no debe durar para siempre, pues debe ser para un específico período y para necesidades concretas", puntualizó Supachai.
En cuanto a la asociación mundial para el desarrollo prevista en los Objetivos de Desarrollo para el Milenio, Supachai dijo que su logro depende en buena parte de la capacidad de los países del Sur para adoptar políticas más dinámicas. Esas iniciativas deben orientarse al apoyo a la formación de capital, el cambio estructural y la industrialización de alta tecnología, dijo.
Esos objetivos fueron fijados por la ONU en 2000, para ser cumplidos en general en 2015. Uno de los principales es reducir a la mitad la cantidad de pobres e indigentes existentes en el mundo en 1990.
Pero la consecución de la asociación para el desarrollo también depende de las posibilidades que se les abran a las naciones sureñas en lo que respecta a las normas y disciplinas internacionales, referidas principalmente a las áreas de las finanzas y del comercio.