Pese a las rivalidades circunstanciales entre colombianos y venezolanos, el conflicto armado de Colombia ha despertado los viejos lazos de hermandad y solidaridad entre estas dos naciones bolivarianas.
Por los caminos ilegales o por las vías oficiales, todos los años ingresan a Venezuela cientos de colombianos que huyen de la guerra en su país. Según estadísticas de la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Acnur, en 2003 se recibieron en este país cerca de 31.000 solicitudes de refugio de colombianos, de las cuales fueron reconocidas casi 10.000.
"Se estima que a la fecha hay unas 18.000 personas con estatus de refugiado", dijo a IPS el presidente de la gubernamental Comisión Nacional para los Refugiados, Ricardo Rincón, organismo competente para conceder o rechazar las solicitudes en Venezuela.
Sin embargo, dicha Comisión calcula que podrían haber ingresado entre 180.000 y 200.000 colombianos que no se han registrado oficialmente, condición indispensable para acceder a los beneficios de la calidad de refugiado.
Pedro, nombre ficticio de un refugiado que conversó con IPS, almuerza diariamente en uno de los comedores de las 5.000 Casas de la Alimentación, un programa estatal de lucha contra el hambre que provee dos comidas diarias gratuitas a los más pobres de la población y que, según sus portavoces, atiende en la actualidad a unas 750.000 personas.
Pese a recibir directamente apoyo de los programas del gobierno, Pedro critica a Venezuela, de la cual dice "no tiene una política de Estado que asuma la crisis de los refugiados".
Las "misiones", como el gobierno venezolano denomina a sus planes sociales, se han convertido para Pedro, como para muchos otros colombianos refugiados, en la forma de "entrar en el sistema" de apoyo social.
En la actualidad, en Venezuela hay 16 misiones en las áreas de educación, salud, alimentación, empleo, vivienda y ambiente.
El uso que hacen los refugiados de los planes sociales de Venezuela es considerado muy positivo por el representante regional de Acnur, John Fredriksson, porque es expresión de la solidaridad venezolana.
La representación en Venezuela de Acnur, tomando en cuenta la acogida de los refugiados, ha orientado su labor a incentivar el apoyo comunitario, con el fin de mejorar los servicios públicos que los venezolanos comparten con los colombianos, de manera que al tiempo que se apoya el reasentamiento se mejora las condiciones generales de vida en zonas poco atendidas por el Estado.
Junior, otro refugiado colombiano, considera que Caracas sí tiene planes de atención al refugiado. Sin embargo, él no participa activamente en las misiones porque, según dijo a IPS, "aún tengo mucho miedo de caminar por la calle".
Junior salió del departamento de Cundinamarca, en el centro de Colombia, bajo amenaza de muerte de milicias paramilitares ultraderechistas, que lo acusaban de ser informante de la guerrilla izquierdista, por trabajar en un medio de comunicación proclive a la izquierda.
Hoy tiene estatus de refugiado y recibe una mesada de Acnur de 290.000 bolívares, unos 160 dólares, que no le alcanza para mantener a su familia de seis miembros.
A diferencia de otros países que son grandes receptores de víctimas de conflictos armados, en Venezuela no existen campamentos para los refugiados, lo cual, según la opinión de Fredriksson, permite una mejor integración de estas personas a la sociedad que las acoge.
La mayoría de colombianos que buscan refugio ingresan a Venezuela en una situación económica precaria, y por tanto se convierten en potenciales beneficiarios de los programas sociales.
De acuerdo con la legislación venezolana, "se considera refugiada a toda persona cuyo ingreso al territorio nacional obedezca a fundados temores de persecución por motivos de raza, género, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, o cuando su vida, seguridad o libertad se encuentren amenazadas".
Colombia vive una guerra civil que se inició más de 40 años atrás con el alzamiento de guerrillas rurales izquierdistas. En los años 80 se sumaron al conflicto milicias paramilitares de ultraderecha. Según el último informe de Acnur, la violencia colombiana ha producido 2,5 millones de refugiados.
Desde que Venezuela se convirtió en país receptor de colombianos que huyen de la violencia, en los últimos años, cada vez más organizaciones no gubernamentales (ONG) se ocupan de los refugiados.
ONG como la Red de Apoyo por la Justicia y la Paz —que nació en los años 80 como organización para la defensa de los derechos humanos de venezolanos— hoy también trabajan por la población de refugiados colombianos.
"Estamos haciendo un trabajo de acompañamiento médico y psicológico a los refugiados", dijo Diana González, psicóloga de la Red de Apoyo.
El número de refugiados atendidos parece ir en crecimiento. "El año pasado atendimos a 10 y este año, hasta la fecha, hemos atendido a la misma cantidad de personas", comentó González.
Otras ONG, como el católico e internacional Servicio Jesuita a Refugiados, capítulo Venezuela (SJR), atiende a los colombianos inmediatamente que llegan a territorio venezolano.
Venezuela y Colombia comparten 2.219 kilómetros de frontera, pero existen tres puntos principales de ingreso de los refugiados, todos en el noroccidente: Machiques, en el estado de Zulia, San Antonio, en el estado de Táchira, y Guasdualito, en el estado de Apure. En cada una de estas localidades hay oficinas de Acnur.
El SJR tiene representaciones en las fronterizas poblaciones de El Nula y Guasdualito. La mayor demanda de atención a la organización se registró en 2003 y 2004, con 652 y 577 personas atendidas, respectivamente. El año pasado hubo un descenso a 317.
Para Humberto Rodríguez, abogado del SJR, este comportamiento estadístico se explica porque mucha gente no acude a las organizaciones de apoyo por temor a ser denunciada y por desconocimiento.
A diferencia de otras migraciones, la de los refugiados colombianos no se produce masivamente ni de manera constante, sino en lo que los expertos denominan "goteo", una modalidad que los hace "invisibles ante los ojos de la sociedad y el Estado".
"El desafío que tenemos en Venezuela es visibilizar las necesidades de estas personas que ingresan como consecuencia del conflicto armado en Colombia y que buscan apoyo", puntualizó Fredriksson.
La comunidad colombiana es entre las extrajeras la más numerosa de Venezuela. Cifras extraoficiales hablan de unos cuatro millones de colombianos en el país.
La inmigración colombiana en Venezuela es histórica. En la década de los años 70 se produjo una gran oleada como consecuencia de la bonanza petrolera venezolana, luego cesó, y en los últimos años creció nuevamente como efecto de la agudización del conflicto armado colombiano.