TIMOR ORIENTAL: Nuevo primer ministro recibe hierro candente

El nuevo primer ministro de Timor Oriental, José Ramos-Horta, es visto por el gobierno de Australia como un líder capaz de solucionar la crisis política que atraviesa su país. Pero analistas advierten que tendrá grandes desafíos.

Se cree que Australia pudo haber jugado un papel clave en la salida de su antecesor, Mari Alkatiri, quien fue presionado a renunciar a fines de junio luego de que medios australianos informaron sobre sus supuestos planes para armar una milicia que eliminara a sus oponentes.

Ramos-Horta, estrecho aliado de Sydney, fue investido como primer ministro sin ser siquiera miembro del Frente Timorense de Liberación Nacional (Fretilin) de Alkatiri, que cuenta con 55 de los 88 escaños parlamentarios. La oposición timorense está dividida en 12 partidos menores.

Entrevistado por la radio australiana ABC tras su asunción el 10 de este mes, Ramos-Horta señaló que el objetivo inmediato de su gobierno era consolidar la seguridad del país, y anunció que las fuerzas australianas desplegadas en Dili continuarán allí hasta fines de este año.

Más de 2.200 militares extranjeros, principalmente de Australia, fueron enviados a la capital timorense para restablecer la ley y el orden luego de disturbios entre facciones militares rivales que dejaron 21 muertos, y que aceleraron la caída de Alkatiri.
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Ramos-Horta quiere mantener la presencia extranjera. El primer ministro señaló que gracias a un acuerdo del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, las fuerzas australianas remanentes serán incluidas a fines de este año en las enviadas por el foro mundial para el mantenimiento de la paz.

Sin embargo, uno de sus dos viceprimeros ministros, Estanislau da Silva, parlamentario del Fretilin y aliado cercano de Alkatiri, pronosticó que el nuevo líder tendrá un duro camino por delante.

Cuando la radio ABC le pidió una declaración de respaldo al nuevo primer ministro, respondió: "Yo no apoyo a ninguna persona".

Alkatiri no renunció. "Su destitución tuvo lugar en circunstancias muy especiales, así que las heridas no fueron sanadas adecuadamente", afirmó Da Silva.

Hablando con IPS desde Dili, el activista por los derechos humanos Francisco da Silva Gari sostuvo que Ramos-Horta podría ayudar a restablecer el orden en lo inmediato, pero tendrá enormes desafíos a largo plazo.

Existe la percepción de que la destitución de Alkatiri fue planificada por Canberra porque "él estaba en negociaciones con Australia por tratados sobre petróleo y gas, y procuraba defender los derechos de los timorenses" sobre sus recursos naturales, indicó Da Silva Gari.

Sin citar nombres, el activista dijo que algunos dirigentes políticos utilizaron el conflicto entre los timorenses del este y del oeste para alcanzar sus propios objetivos políticos, y "recibieron apoyo de un país extranjero que tiene interés en el petróleo de Timor".

Durante la ocupación indonesia "no hicimos distinción entre el este y el oeste, sino que estuvimos juntos en la lucha por la independencia", señaló.

Por su parte, Damian Grenfell, investigador del Instituto de Tecnología de Melbourne, dedicado a asuntos de seguridad en Timor Oriental, coincidió en que no existe una verdadera brecha entre el este y el oeste de ese país.

"En realidad, éste es un conflicto por el acceso a los recursos del Estado y el control político. Esta es una causa potencial de futura inestabilidad", dijo a IPS.

Mientras, el director del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad de Indonesia, Haryadi Wiryawan, dijo al periódico Jakarta Post que "la perspectiva socialista de Alkatiri era vista como contraria a lo que Australia quería que fuera Timor Oriental", y que su cercanía a China tampoco agradaba a Canberra.

Antes de que la crisis estallara en Dili, la administración de Alkatiri había otorgado un importante contrato de exploración a Petro China, y también se informó que estaba cerca de firmar un acuerdo con Beijing para construir una refinería de petróleo en la capital.

Eso habría afectado los planes de Australia para construir otra en la septentrional ciudad australiana de Darwin, a fin de procesar recursos petroleros y de gas de la disputada Brecha de Timor (en el mar de Timor, entre Australia e Indonesia), con recursos de un valor estimado en 30.000 millones de dólares.

"No hay duda de que al gobierno australiano nunca le gustó Alkatiri, y difunde información desfavorable sobre él, acusándolo de imponer a los portugueses y de ser un marxista", dijo a IPS la analista australiana Helen Hill.

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