Organizaciones civiles de Sudáfrica reclaman al gobierno definir metas nacionales de lucha contra el sida, un compromiso que asumió en la última Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre VIH/Sida.
La primera sesión especial dedicada a la pandemia se llevó a cabo en 2001, cuando los estados miembro de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) firmaron una declaración de compromiso que reconocía la necesidad de acciones coordinadas contra el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).
Esto fue un reconocimiento de que las iniciativas de tratamiento y prevención del VIH (virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida) no lograban llegar a muchos de los más vulnerables a la enfermedad.
La última Sesión Especial (Ungass, por sus siglas en inglés) se llevó a cabo desde el 31 de mayo al 2 de junio, con el fin de que los países presentaran un estado de situación sobre el cumplimiento de sus compromisos anteriores.
En Sudáfrica, con 47 millones de habitantes, 5,5 millones de personas viven con VIH, y la prevalencia de la infección es de 18,8 por ciento de la población de entre 15 y 49 años, según estimaciones del Programa Conjunto de las Naciones Unidas para el VIH/Sida (Onusida).
[related_articles]
Activistas sudafricanos que luchan contra el sida asistieron a la última Ungass, en Nueva York, con grandes expectativas de que la declaración final de la conferencia incluyera objetivos globales sobre VIH/sida que fueran adoptados por las naciones.
Se esperaba que esas metas presionaran a los gobiernos del mundo para que éstos definieran sus propios objetivos nacionales, un paso fundamental para medir el rendimiento de las autoridades respecto del tratamiento y prevención del VIH.
Pero la conferencia terminó sin definir objetivos claros.
Los países ricos se negaron a establecer objetivos porque no quieren comprometerse con cantidades de dinero específicas para los programas de lucha contra el sida en las naciones pobres.
Mientras, muchos gobiernos africanos fueron reacios a definir cifras exactas respecto del acceso al tratamiento.
Funcionarios sudafricanos prometieron en las Ungass que establecerían objetivos para fines de año, una promesa que las organizaciones de la sociedad civil quieren ahora asegurarse. Los reclamos sobre el enfoque actual del gobierno no están dando sus frutos.
"Por el momento (Sudáfrica) no está manejando la pandemia de manera amplia y coordinada", señaló la secretaria general de la no gubernamental Campaña de Acción por Tratamientos (TAC, por sus siglas en inglés), Sipho Mthathi.
La coalición TAC, con sede en la austral Ciudad del Cabo, trabaja desde hace casi una década por la distribución de medicamentos antirretrovirales y la reducción del contagio.
"La cantidad de infecciones está aumentando en Sudáfrica, por lo tanto, los objetivos son cruciales para planificar la acción", añadió.
La abogada de la organización no gubernamental Proyectos Legislativos sobre Sida, Fatima Hassan, señaló también la necesidad de parámetros para los antirretrovirales.
"Necesitamos saber cuántas personas van a ser tratadas, dónde y cuándo", señaló, agregando que no sólo "la cantidad sino también la calidad" de los servicios requieren atención.
Las terapias antirretrovirales reducen la carga de VIH en el organismo, retardando el avance de la enfermedad y prolongando la vida.
Pero los pacientes tratados con antirretrovirales necesitan apoyo y asesoramiento para conocer y afrontar los efectos secundarios del tratamiento y otros aspectos vinculados, como las formas más adecuadas de alimentación y hábitos de vida.
Activistas de la lucha contra el sida protestan pues los objetivos previos del gobierno en materia de antirretrovirales eran muy modestos. Se necesitan otras metas para niños y adultos, con el fin de medir el grado de acceso de los menores a los medicamentos que les pueden salvar la vida.
Empero, el gobierno ya tuvo dificultades para cumplir con objetivos anteriores.
Mientras su plan de tratamientos establecía más de 380.000 personas recibiendo antirretrovirales financiados por el Estado para fines de 2005, sólo 85.000 tenía tratamiento en septiembre de ese año.
Todavía no se han definido los objetivos para el año en curso y más allá.
El Onusida estimó que alrededor de 80 por ciento de los sudafricanos con necesidad de antirretrovirales, no los recibía a fines del año pasado.
Para presionar, la TAC se está uniendo a otras organizaciones para llevar a cabo en octubre una conferencia nacional que involucre a la sociedad civil en su conjunto.
El encuentro reunirá a organizaciones no gubernamentales de todo el país en Johannesburgo, la capital económica del país, para redactar una declaración conjunta que se entregará al gobierno.
El documento pedirá la planificación de metas para contrarrestar la epidemia, y un informe nacional más completo respecto de la propagación del sida. "Sin conocer la verdadera extensión de la pandemia no se pueden tomar decisiones presupuestales", explicó Mthathi.
Mientras avanzan los preparativos para la conferencia nacional, los activistas expresan preocupación ante los confusos mensajes del gobierno respecto de si está decidido a fijar objetivos nacionales sobre sida.
La vicepresidenta Phumzile Mlambo-Ngcuka aseguró que las autoridades respetarían el compromiso de definir objetivos.
Establecer metas de antirretrovirales va contra el derecho de los sudafricanos a decidir si quieren o no un tratamiento, habría declarado, según versiones de prensa, la ministra de Salud, Manto Tshabalala-Msimang, en la Reunión Anual de Socios del Plan de Emergencia para el Alivio del Sida del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, celebrada en junio en la ciudad costera de Durban.
IPS trató infructuosamente de conseguir comentarios del Ministerio de Salud respecto de los supuestos dichos de la ministra.
Los activistas también están decididos a que el gobierno sudafricano cumpla con el compromiso contraído ante Ungass de consultar a las organizaciones no gubernamentales en la campaña contra el sida, a pesar de que las relaciones entre autoridades y sociedad civil han sido problemáticas.
Para los activistas, la respuesta del gobierno a la epidemia es inadecuada, e incluso algunas organizaciones no gubernamentales, como la TAC, llevaron a juicio a las autoridades reclamando acceso a los antirretrovirales.
Los cuestionamientos del presidente sudafricano Thabo Mbeki sobre el vínculo entre VIH y sida también causaron gran controversia en Sudáfrica. Mientras, Tshabalala-Msimang fue criticada por difundir información confusa sobre el tratamiento contra el sida y la seguridad de los antirretrovirales.
A principios de este año, las organizaciones no gubernamentales se quejaron de que el gobierno no había considerado sus puntos de vista al redactar el informe nacional para la Ungass, a pesar de que se había estipulado que el documento debía redactarse en conjunto por autoridades y sociedad civil.
"A pesar de que tenemos que creer que el gobierno quiere actuar con buena fe y respaldar la democracia, estamos preparados para ir a juicio y lanzar campañas internacionales de presión en caso de que no esté dispuesto a integrar a la sociedad civil al proceso", señaló Mthathi.
El documento de la conferencia de octubre urgirá a los funcionarios a fortalecer el Consejo Nacional Sudafricano sobre el Sida (SANAC, por sus siglas en inglés).
Creado por el gobierno en 2000 para favorecer una mayor cooperación con la sociedad civil, el Consejo ha sido cuestionado varias veces en los últimos años, por no administrar adecuadamente los fondos, por ineficiencia y por excluir a representantes de organizaciones no gubernamentales.
Éstas también se quejan de que su estructura está dominada por el Ministerio de Salud y sus políticas.
Aun así, el Consejo sigue siendo un vínculo clave entre la sociedad civil y el gobierno.
* Kristin Palitza es editora de Agenda, una publicación sobre mujeres y género, con sede en Durban.
