Como algunos países europeos y en Estados Unidos, el norte de México sufre una ola de calor, con temperaturas de hasta 49,2 grados a la sombra, que ha ocasionado la muerte a 25 personas desde junio.
El fenómeno climático podría prolongarse entre cuatro y seis semanas más, alertó el experto Jaime Albarrán, del Servicio Meteorológico Nacional.
En la noroccidental ciudad de Mexicali se ha reportado el mayor número de decesos. La onda de calor también azota a los norteños estados de Sonora y Chihuahua, cuyas fronteras son cruzadas permanentemente por emigrantes latinoamericanos que sueñan con una vida mejor en Estados Unidos.
Hombre y mujeres, que buscan ingresar al vecino país del norte sin la documentación requerida, deben atravesar una extensa zona desértica bajo el inclemente sol. Esta semana, el consulado mexicano en Calexico, la ciudad ubicada en el sur del occidental estado estadounidense de California, reportó la muerte de seis inmigrantes.
La falta de una política pública preventiva propicia que fenómenos naturales cíclicos, y en alguna forma previsibles, causen la muerte de personas, dijo a IPS Arturo Moreno, responsable del programa Energía y Cambio Climático de la organización ambientalista Greenpeace.
Según el informe de 2004 de la independiente Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja, este fenómeno climático se puede prever con tres días de anticipación y por tanto es factible alertar a la población.
"México es un país vulnerable ante los fenómenos meteorológicos y climáticos", añade Moreno.
"A pesar de que hay estudios, con base en los cuales se podrían anticipar catástrofes, no se toman en cuenta para prevenir a la población. Una ola de calor o lluvias torrenciales no causan los mismos estragos en Calexico que en Mexicali. Nos falta preparación", aseguró.
Empero, el director del gubernamental Sistema Nacional de Protección Civil, Arturo Vilchis, señaló a IPS que se reforzaron las medidas de atención a la población, así como las recomendaciones sanitarias para evitar padecimientos gastrointestinales y respiratorios.
Vilchis informó que de junio a la fecha han fallecido 25 personas a causa del calor, además de otras 22 por razones vinculadas a las intensas lluvias registradas en el sur del territorio mexicano.
El meteorólogo Albarrán descartó que esta oleada de calor sea un fenómeno anormal, "desde luego que sí tiene algo que ver con el calentamiento global de la tierra, pero no enfrentamos una catástrofe, pues cada año en esta temporada el país siente el efecto de elevadas temperaturas".
Por su parte, el estatal Sistema de Protección Civil en Baja California reportó este año como el más caluroso del último lustro. El promedio anual de decesos, para el período comprendido entre 2001 y 2005, fue de tres personas durante toda la temporada de calor, que comprende de junio a agosto.
Protección Civil añade que las altas temperaturas podrían estar relacionadas con varios incendios forestales, registrados en territorio estadounidense y en vertederos de Mexicali, lo cual pudo haber elevado hasta en tres grados la temperatura.
En Sonora, donde se han registrado temperaturas de hasta 48 grados con un 32 por ciento de humedad, las autoridades sanitarias informaron sobre la hospitalización de 23 personas por deshidratación y dos más por el llamado "golpe de calor", la insolación que trastorna la regulación de la temperatura corporal y que puede causar la muerte si el afectado no es atendido a tiempo.
También se anunció que se están distribuyendo sueros hidratantes y orientando a la población, mediante una campaña publicitaria en medios de comunicación, sobre las medidas que deben adoptar para contrarrestar los efectos del intenso calor.
Paralelamente, la Secretaría (ministerio) de Salud de México informó que el Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica y Control de Enfermedades está atendiendo a la población por medio de 18.000 unidades médicas, las cuales asisten a pacientes con dolencias asociadas a las altas temperaturas, como insolación, deshidratación y diarrea.
Se espera que los remanentes de lluvia que genere la tormenta tropical Emilia, en aguas del océano Pacífico, ayuden a amainar la ola de calor, explicó Albarrán.
Las autoridades de la Protección Civil indicaron que reforzarán las medidas preventivas en los puntos de mayor cruce de emigrantes hacia Estados Unidos.
Reportes del Servicio Meteorológico Nacional señalaron que el último invierno en México fue el más seco de los últimos 65 años, que durante la primavera las lluvias fueron escasas, y este verano es extremadamente cálido en el norte.
Según la organización ambientalista Greenpeace, para los próximos años, las zonas urbanas sentirán más fuerza los efectos de la ola de calor, debido a la retención de la temperatura por los muros de concreto, la deforestación en esas zonas y el cambio climático.