MEDIO ORIENTE: G-8 se limita a condenar la violencia

Los jefes de gobierno del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos del mundo, reunidos en la ciudad rusa de San Petersburgo, enviaron este lunes una fuerte condena colectiva a la sangría en curso en Medio Oriente. Pero no hicieron mucho más que eso.

Crédito: Eric Draper/Casa Blanca
Crédito: Eric Draper/Casa Blanca
Los líderes no incluyeron advertencias para que Israel detuviera el bombardeo contra Líbano o para que el movimiento islámico prosirio chiita Hezbolá hiciera lo propio con los cohetes que dispara contra territorio israelí.

El G-8 indicó que, para crear condiciones que pongan fin a la violencia, las milicias del palestino Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) y del libanés Hezbolá (Partido de Dios) deben liberar a los soldados israelíes —uno en Gaza, dos en Líbano— que tienen secuestrados.

Al mismo tiempo, las tropas israelíes deberán retirarse de Gaza tan pronto como sea posible y liberar a los ministros y parlamentarios palestinos prisioneros en las últimas semanas.

Los jefes de gobierno de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia expresaron su "profunda preocupación por la situación en Medio Oriente, en particular las crecientes bajas civiles en ambos lados" del conflicto "y el daño a la infraestructura".
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Frente a la magnitud de la escalada, la declaración del G-8 representa un tibio lamento.

"La causa profunda de los problemas en la región es la ausencia de una paz completa en Medio Oriente", indicaron. "La crisis inmediata es consecuencia de los esfuerzos de fuerzas extremistas por desestabilizar la región y frustrar las aspiraciones de democracia y paz de los pueblos palestino, israelí y libanés".

La declaración final fue emitida luego de que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y el de Francia, Jacques Chirac, hubieran condenado los bombardeos israelíes.

Al cabo de la reunión en San Petersburgo, Chirac dijo que los líderes del G-8 estaban exigiendo un cese del fuego.

"Es evidente que el G-8 está llamando a un cese del fuego en Líbano y en Gaza. Todos lo hemos dicho", aseguró.

Chirac presionó duramente para lograr que se pida un cese del fuego, pero más temprano el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, había esquivado el asunto.

Aunque los líderes del G-8 habían coincidido en su condena a Hezbolá en los últimos días, discreparon en su evaluación de la reacción israelí. Pero cuando llegaron a San Petersburgo hubo señales de considerable aceptación del punto de vista de Israel, según el cual se trataba de la respuesta a una provocación.

"No queremos dejar que fuerzas terroristas y quienes las apoyan tengan la oportunidad de crear el caos en Medio Oriente. Por lo tanto, apreciamos la identificación clara de causas y efectos de los acontecimientos", dijo la canciller (jefa de gobierno) alemana, Angela Merkel.

En su declaración, los líderes del G-8 llamaron a Israel "a ejercer la mayor moderación, buscando evitar víctimas entre civiles inocentes y daños a infraestructura civil, así como contenerse de incurrir en actos que desestabilicen al gobierno libanés".

"Urgimos al Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a elaborar un plan para la plena implementación de estas resoluciones. Extendemos al gobierno de Líbano nuestro total apoyo en afirmar su autoridad soberana en todo su territorio, en cumplimiento de la resolución 1.559 del Consejo de Seguridad", agrega el texto.

Antes de la cumbre, diversos dirigentes políticos rusos —igual que Chirac— habían adoptado una posición más fuerte contra Israel.

El ministro de Relaciones Exteriores, Sergey Lavrov, recordó en declaraciones a la prensa mientras transcurría la cumbre la resolución del del Consejo de Seguridad de 2004 que preveía la participación de Hezbolá en la actividad política de Líbano, resolución que Rusia había aplaudido en esa oportunidad.

"Debemos usar todos los medios disponibles para impedir que la situación se deteriore más y detener la destrucción de la infraestructura de Líbano. Hace poco discutí esto telefónicamente con el primer ministro libanés", señaló Lavrov.

La semana pasada, el portavoz de la cancillería Mijail Kamynin expresó que "la situación de Medio Oriente es extremadamente alarmantes. El ataque al aeropuerto internacional de Beirut es un paso peligroso de la escalada militar. Reafirmamos nuestro apoyo a la soberanía y la integridad territorial de Líbano".

Kamynin agregó que "uno no puede ni comprender ni justificar la continua destrucción por parte de Israel de infraestructura civil en Líbano y en territorio palestino, y el desproporcionado uso de la fuerza que los civiles padecen. Igualmente inaceptables son las manifestaciones de terrorismo".

Antes, Rusia y la mayoría de los países europeos habían condenado que Hezbolá tomara rehenes como medio de resolver problemas, y acusó a Israel del excesivo uso de la fuerza en respuesta a estas acciones.

Estados Unidos, que tradicionalmente apoya a Israel, urgió a Hezbolá a poner fin a sus ataques, y demandó que Siria presione a Hezbolá para obligarlo a detener las acciones violentas en Medio Oriente.

El presidente ruso, Vladimir Putin, dijo que los contactos establecidos con el movimiento palestino Hamas y con el libanés Hezbolá habían ayudado a trabajar sobre la resolución para el Medio Oriente en la cumbre del G-8.

Putin dijo que la ventaja de Rusia era que no había cerrado sus puertas a ninguna de las partes para el conflicto de Medio Oriente.

"Usamos todos los canales para liberar a sus soldados", le dijo Putin a un periodista israelí. "Debido a algunas circunstancias, me abstendré de revelar estos secretos. Quiero decirà que tenemos todas las razones para creer que nuestros esfuerzos no fueron en vano."

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