El actual conflicto entre Israel y el movimiento islamista libanés Hezbolá (Partido de Dios) aumentó las posibilidades de que Estados Unidos lance una acción militar contra Irán en el mediano plazo.
Incluso hay consenso en la elite política de Estados Unidos de que las últimas hostilidades del Hezbolá son parte de una más amplia ofensiva de Teherán en Medio Oriente contra los intereses de Washington, señalaron analistas.
Fueron los neoconservadores quienes insistieron en que el ataque lanzado por el grupo islamista prosirio el 12 de este mes en la frontera libanesa con Israel, matando a ocho soldados y secuestrando a otros dos, contó con el aval de Irán —o incluso su apoyo efectivo—, y la idea fue luego reproducida por los principales medios y varios sectores políticos, incluyendo a los liberales e internacionalistas dentro del opositor Partido Demócrata.
"Según mi lectura, éste es el comienzo de un proceso muy similar al del período que hubo entre (los atentados terroristas en Nueva York y Washington) el 11 de septiembre de 2001 y la guerra en Iraq", sostuvo el analista Gregory Gause, profesor de política en Medio Oriente de la Universidad de Vermont.
"Los neoconservadores guiaron la formación de opinión entonces, pero hubo luego un consenso en la clase política estadounidense de que la guerra en Iraq era algo necesario para rehacer a Medio Oriente y prevenir así más atentados", señaló.
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"La fuerte opinión mayoritaria era bipartidista y de líneas ideológicas diferentes. Los neoconservadores apoyaron la guerra, pero también muchos prominentes intelectuales liberales. Creo que es muy probable que se forme un consenso similar en los próximos años, si no en los próximos meses, sobre la necesidad de atacar Irán", pronosticó.
De hecho, casi como para confirmar este punto, el Senado de Estados Unidos aprobó por unanimidad el martes una resolución que no sólo apoyaba las acciones militares de Israel en Gaza y en Líbano sin pedir ninguna moderación, sino que también instaba al presidente George W. Bush a adoptar sanciones diplomáticas y económicas contra Teherán y Damasco.
Se esperaba la aprobación de una resolución similar en la Cámara de Representantes esta semana.
Para Gause y otros analistas, Teherán ya se perfilaba antes de la actual crisis como el objetivo sobre el que Estados Unidos descargaría sus frustraciones en Medio Oriente.
Además de su histórico apoyo al Hezbolá, cuyo brazo político congeló el año pasado la llamada por Washington "Revolución del cedro", esto es, el movimiento popular contra la ocupación siria que el gobierno de Bush esperaba propiciara la emergencia de un gobierno pro-occidental, Teherán respaldó también al Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) en Palestina.
El ala armada de este grupo perpetró un ataque contra un puesto de vigilancia israelí, secuestrando a un soldado, lo que derivó en una ofensiva de Israel sobre Gaza.
Pero Irán también ha apoyado a las milicias chiitas que combaten contra las fuerzas de ocupación en Iraq y cuyos atentados arrastran a ese país al borde de una guerra civil.
"El mundo tiene que entender lo que está pasando aquí", escribió la semana pasada Thomas Friedman, influyente columnista del periódico The New York Times, apenas Israel había lanzado su contraofensiva en Líbano.
"Las pequeñas flores de la democracia que fueron plantadas en Líbano, en Iraq y en los territorios palestinos están siendo aplastadas por las botas de las milicias islamistas apoyadas por Siria, que quieren evitar desesperadamente que una verdadera democracia llegue a la región, y por las botas de las milicias islamistas apoyadas por Irán, que procuran impedir la modernidad", sostuvo.
Irán podría ser responsabilizado también de otros males al promover la inestabilidad política en Medio Oriente, como del aumento de los precios internacionales del petróleo.
En Estados Unidos toma fuerza la idea de que Teherán promovió el ataque del Hezbolá el 12 de este mes para distraer la atención mundial sobre su programa de desarrollo nuclear.
"Se han atado muchos cabos que llevan a Irán. Esto va mucho más allá del (semanario neoconservador) Weekly Standard. Hemos visto a muchos diarios aceptando la premisa de que lo que sucedió el 12 de julio fue orquestado de alguna manera por Irán con el objetivo de socavar los esfuerzos para impedir su programa nuclear", señaló August Richard Norton, profesor de relaciones internacionales en la Universidad de Boston.
Por su parte, Graham Fuller, ex funcionario de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y ahora miembro de la Corporación Rand, grupo de expertos de ideología derechista que asesora desde 1946 al gobierno de Estados Unidos y en especial a sus Fuerzas Armadas, señaló que hay "una acumulación de fuerzas internas que ven a Irán inexorablemente en el centro de la telaraña" de Medio Oriente.
"La mayoría busca explicaciones coherentes, y los neoconservadores y la extrema derecha ofrecen una simple visión de la causa de los problemas, y de la solución", añadió.
De forma similar a lo hecho con el ex presidente iraquí Saddam Hussein (1979-2003), Irán ahora es presentado como el nudo gordiano que impide la democratización y modernización de Medio Oriente. Por eso tiene que ser eliminado.