Cada vez más escuelas para niñas son clausuradas en Afganistán debido a los constantes ataques del renaciente movimiento islamista Talibán y de otros grupos armados, señaló la organización Human Rights Watch (HRW).
En su informe "Lecciones del terror: ataques contra la educación en Afganistán", HRW detalla más de 200 atentados contra maestros, estudiantes y escuelas en los pasados 18 meses, más de la mitad de los cuales fueron perpetrados en el último semestre.
"Las escuelas son clausuradas debido a las bombas y a las amenazas, negándole así a otra generación de niñas afganas la educación y la posibilidad de una vida mejor", señaló Zama Coursen-Neff, coautora del trabajo de 142 páginas.
Los cierres de los centros de estudio no ocurren sólo en el sur dominado por la etnia pashtún (patán), donde el Talibán es más fuerte.
En cerca de un tercio de los distritos afganos no hay actualmente escuelas para niñas en funcionamiento, indica el estudio, y subraya que los señores de la guerra locales, algunos de ellos aliados del presidente Hamid Karzai, junto a traficantes de drogas y organizaciones vinculadas con el Talibán, como Hezb-e Islami, estarían también detrás de los ataques.
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El informe de HRW fue divulgado el lunes en el marco de una creciente preocupación por la situación de seguridad en Afganistán. En las últimas semanas, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) contribuyó con más soldados para expandir las Fuerzas Internacionales para la Asistencia en Seguridad (ISAF) en ese país.
El movimiento Talibán controló buena parte del territorio afgano y su capital entre 1996 y fines de 2001, cuando una invasión estadounidense lo derrocó y puso en fuga a sus integrantes.
En una columna del periódico estadounidense The Washington Post, el periodista pakistaní Ahmed Rashid, experto en Afganistán, describió la actual ofensiva talibán en el sur y la contraofensiva de la OTAN y de Estados Unidos como una "guerra a gran escala", con decenas de ataques diarios y cerca de 1.000 muertos en los últimos dos meses.
Los aviones estadounidenses lanzaron 750 bombardeos solo en mayo.
En los últimos nueve meses fueron perpetrados más de 40 ataques suicidas, muchos de ellos en o cerca de Kabul, comparados con apenas cinco en los pasados cinco años.
Mientras, las unidades talibán que operan en el sur crecieron de unos 100 hombres cada una hace un año a 400 o más en la pasada primavera boreal. Analistas estiman que el número total de miembros del movimiento superaría hoy los 6.000.
Al igual que otros analistas, Rashid atribuyó la deteriorada situación de seguridad al fracaso de Occidente en proveer el adecuado número de soldados para proteger a la población y los esfuerzos de reconstrucción, sobre todo en el sur pashtún.
"Necesitamos darnos cuenta de que podríamos fracasar aquí", señaló el comandante británico de las ISAF, David Richards, citado por el periódico londinense The Times.
Gran Bretaña anunció el lunes que enviaría cerca de 900 soldados más a Afganistán, aumentando así su contingente a 4.500 efectivos.
El ex jefe del Comando Sur estadounidense Barry McCaffrey también describió un oscuro panorama de la situación en Afganistán, y subrayó la superioridad de los equipos y las tácticas del Talibán comparadas con las del Ejército Nacional de Afganistán, entrenado por la OTAN.
McCaffrey escribió un informe al Pentágono alertando que "se necesitarán al menos cinco años de una fuerte presencia militar estadounidense".
Pero el gobierno de George W. Bush prevé reducir su contingente actual de 20.000 soldados, dedicados principalmente a combatir los "remanentes" de la red terrorista Al Qaeda y del Talibán, a unos 16.000 para fines de este año, como parte de un plan de dos años para transferir toda la responsabilidad de la seguridad a las ISAF, que pasarán a estar integradas por 7.000 efectivos.
Analistas sostienen que los últimos ataques del Talibán contra las fuerzas de las ISAF en el sur están destinados a entorpecer esta transición.
Los talibán "tratan con crueldad a la población, y llevan adelante una campaña para derrotar a la OTAN, capturar la capital provincial de Kandahar, aislar a los estadounidenses, detener el desarrollo del sistema educativo, poner freno a la liberación de las mujeres y penetrar en la nueva policía y en el ejército", escribió McCaffrey.
El informe deja en claro que el Talibán y sus aliados tienen éxito en sus esfuerzos por socavar el desarrollo del sistema educativo afgano.
HRW responsabilizó a las potencias de Occidente por la deteriorada situación y las acusó de no haber brindado adecuada asistencia al desarrollo y a la seguridad, particularmente en el sur.
"Durante cuatro años, la comunidad internacional le ha ofrecido menos a Afganistán de lo que necesita en materia de seguridad, y el Talibán y otros grupos armados están llenando ese vacío", señaló Sam Zarifi, director adjunto de la División para Asia de HRW y coautor del informe.
Por su parte, Coursen-Neff sostuvo que "una medida clave para el éxito de la comunidad internacional debe ser proteger a los afganos comunes".
"El acceso a la educación es algo fundamental. Es demasiado peligroso enviar a los niños y niñas a la escuela, pues no hay una verdadera seguridad ni un verdadero desarrollo", añadió.
Las inscripciones en las escuelas afganas se dispararon luego del desalojo del régimen Talibán, que prohibía la educación de las mujeres, pasando de unas 775.000 en 2001 a más de cinco millones el año pasado.
El informe acota que el número podría ser mucho mayor si existieran suficientes escuelas en las áreas rurales, donde viven la mayoría de los afganos.
Sin embargo, el Ministerio de Educación informó a HRW que no esperaba nuevas inscripciones para este año como consecuencia de los cierres de las escuelas y la imposibilidad del gobierno y de organizaciones de la sociedad civil para abrir nuevos centros de estudio debido a la inseguridad imperante.