Con escasos aviones disponibles, decenas de vuelos suspendidos a diario y 28.000 pasajeros en el exterior con pasajes de regreso, la compañía aérea brasileña Varig sigue en agonía, ya que el consorcio que pretendía adquirirla no logró cumplir los requisitos antes del plazo vencido este viernes.
El TGV, siglas de Trabajadores del Grupo Varig, compuesto de asociaciones de empleados de la propia empresa, había presentado la única propuesta en la subasta para la adquisición de la compañía, organizada por la justicia el 8 de mayo.
Pero el TGV no logró depositar antes de la hora local 17:00 (20:00 GMT) de este viernes un adelanto de 75 millones de dólares necesario para validar la adquisición, según el plazo fijado por el juez Luiz Roberto Ayoub, después de considerar aceptable la propuesta.
No hay quiebra de la Varig, porque "ningún acreedor la requirió" y tampoco lo hizo el administrador judicial de la empresa, aclaró el juez, luego de anunciar la anulación de la subasta del 8 de mayo, ante el incumplimiento de las condiciones por parte del aspirante a comprador.
Además, hay una nueva propuesta, de la VarigLog, o Varig Logística, una subsidiaria de la misma compañía aérea que el año pasado fue comprada por Volo Brasil, un consorcio del fondo estadounidense Matlin Patterson e inversionistas brasileños y de Macao. Trascendió que la oferta de compra sería de 500 millones de dólares, 10 por ciento superior al monto de TGV.
El juez anunció que emitiría una opinión sobre la viabilidad de la propuesta este lunes, pero que el pronunciamiento final corresponderá a la asamblea de acreedores. La justicia apurará los trámites ante la gravedad de la crisis y para no dañar los intereses de pasajeros y de los aspirantes a comprarla.
Una operación de emergencia moviliza a la cancillería, a la Agencia Nacional de Aviación Civil, a la Fuerza Aérea Brasileña y a líneas aéreas comerciales para evitar el agravamiento de la situación de decenas de miles de pasajeros afectados por la suspensión de los vuelos de Varig.
En los dos últimos días, más de la mitad de los vuelos de la compañía no se cumplieron, y muchos de ellos eran internacionales. Multitudes de pasajeros esperan durante días en los aeropuertos otros vuelos de Varig o de compañías que acepten sus pasajes.
La situación más dramática es la de las 28.000 personas con pasajes de Varig en el exterior del país —la mayoría de ellas en Alemania presenciando la Copa Mundial de la FIFA 2006—, y que deberían regresar en los próximos días o semanas, pues tienen grandes dificultades para lograr que otras compañías internacionales acepten transportarlas.
Esta situación crítica —aviones que son retenidos por sus arrendadores por falta de pago, y la empresa sin dinero para pagar el combustible o el mantenimiento de las naves— se prolonga ya por más de dos semanas.
Para evitar más problemas, agencias de turismo como la Special Travel, de un barrio rico de Río de Janeiro, suspendieron las ventas de pasajes de Varig por dos semanas. Otras, como la Zarpar, los vende desde abril sólo si el pasajero firma un documento asumiendo total responsabilidad ante una cancelación del vuelo.
"Por ahora no tuvimos problemas" con pasajes anteriores, "porque logramos colocar en otras compañías a los usuarios afectados", dijo a IPS Aline Maia, directora de Zarpar. Pero otras agencias de viajes están enfrentando problemas.
"La crisis de Varig será solucionada", pues la firma "emplea a mucha gente y no puede acabar", sostuvo Maia, criticando al gobierno por no haber prestado ayuda suficiente a la empresa. El Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, estatal de fomento, "presta tanto dinero a empresas peores. ¿Por qué no a Varig?", arguyó.
Pero no será fácil recuperar a la compañía, y lo mejor sería su adquisición por una empresa extranjera fuerte y con buena imagen "para tener credibilidad", concluyó.
La situación no es tan dramática para Marlene Santos, funcionaria de RMV Turismo, quien informó que seguía vendiendo pasajes domésticos de Varig. Algunos viajeros, como los empleados de una empresa de ingeniería que viajan mucho al sur del país, los prefieren por su bajo precio actual. Para mantener a algunos clientes, Varig redujo sus precios, que antes eran los más costosos.
Con la decisión del juez Ayoub, quien explicó que "no le toca a la justicia decretar la quiebra de empresas con un mínimo de viabilidad", se prolonga la agonía de la firma Viación Aerea Riograndense, fundada en 1927 y que, pese a ser privada, era un símbolo oficial de Brasil.
Muchos viajeros brasileños la consideraban un "consulado alternativo" en el exterior y buscaban sus oficinas cuando necesitaban asistencia.
Con más de 11.000 empleados antes de esta crisis, la empresa está perdiendo a sus pilotos, considerados entre los mejores por una formación muy rigurosa, y debe despedir a por lo menos 30 por ciento de su personal.
De contar con 40 por ciento de participación en el mercado nacional de transporte aéreo, Varig bajó ahora a 14 por ciento.
El Sindicato de Aeroviarios, que representa a los trabajadores en tierra, estima que en caso de quiebra más de dos tercios de los empleados de Varig no obtendrán nuevos trabajos.