María Angélica es una chilena que no pudo ejercer su profesión de chef por casi dos años, pues debió cuidar a su madre enferma. Precisamente, incluir este tipo de trabajo femenino no remunerado en los presupuestos nacionales es uno de los grandes desafíos de América Latina para avanzar en la equidad de género.
Expertos convocados por la Comisión Económica de América Latina y el Caribe (Cepal) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) trabajan en la elaboración de una metodología con esos fines. Para ello organizaron el Taller Internacional sobre Cuentas Satélites de los Hogares: Género y Salud, que finalizó este martes en la capital chilena.
Es la cuarta vez que expertos en los llamados Sistemas de Cuentas Nacionales (SCN) de la región se reúnen con la intención de diseñar una manera de determinar el valor del trabajo no remunerado dentro de las Cuentas Satélites, lo cual permitiría generar estándares aplicables en cada país.
"El SCN es el sistema estadístico que utilizan todos los países del mundo para el cálculo de los principales indicadores macroeconómicos, como producto interno bruto, ingreso por persona, balanza de pagos y déficit fiscal, entre otros", explicó a IPS Rubén Suárez, de la OPS.
María Angélica, de 24 años, recuerda que las sucesivas quimioterapias a las que fue sometida su madre, para atacar el cáncer de ovarios que padecía, la postraban por semanas en la cama y eso le impedía a ella comprometerse en un trabajo remunerado fuera del hogar, el cual le habría servido, entre otras cosas, para ayudar a pagar los onerosos costos de esta enfermedad.
La joven era la encargada, además, de suministrar los medicamentos y acompañar a los controles médicos a su madre, además de preparar la comida familiar y limpiar la casa, mientras su padre y hermanos trabajaban.
Como María Angélica, muchas otras mujeres asumen diariamente la obligación de cuidar a sus parientes enfermos, afectados de dolencias temporales o crónicas, una labor que no es valorada socialmente ni es acreedora de retribución monetaria por parte del Estado.
La tendencia regional muestra que los sistemas de salud promueven que la convalecencia y recuperación de los pacientes se lleve a cabo en los propios hogares, con el propósito de minimizar los costos de hotelería en los centros hospitalarios.
En este contexto, la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, anunció el viernes de la semana pasada la entrega de un subsidio mensual de 40 dólares, además de cursos de capacitación, a las personas que estén a cargo del cuidado de un familiar postrado y que pertenezcan a las familias más pobres del país.
El programa, que también comprende atención domiciliaria, se iniciará este mes en 10 municipios y a fines de este año se extenderá a todos los centros de atención primaria del país. Se estima que la medida beneficiará a 115.000 personas.
Pero para ampliar este tipo de beneficios es necesario conocer la real dimensión del trabajo no remunerado de las mujeres en el sector salud. Una alternativa es incluirlo en los Sistemas de Cuentas Nacionales, específicamente en las llamadas cuentas satélites, de manera de disponer de indicadores más finos para elaborar políticas públicas equitativas.
"Aparte del SCN, los países también necesitan desarrollar métodos estadísticos para sectores en particular (como turismo, ambiente o salud), los cuales permiten evaluar distintos tipos de políticas públicas. Estos instrumentos se denominan cuentas satélites", indicó Suárez.
Pero visibilizar, valorizar y reconocer el trabajo no remunerado de la mujer en materia de salud también implica realizar encuestas sobre uso del tiempo, advirtió el chileno Ernesto Ottone, secretario ejecutivo adjunto de la Cepal y ex asesor del presidente chileno Ricardo Lagos durante su mandato de 2000 a marzo de este año.
Hasta ahora sólo nueve países de América Latina han efectuado alguna medición de este tipo, entre ellos, México, Nicaragua, Cuba y Bolivia.
Según un informe que acaba de publicar el Observatorio de Equidad de Género en Salud, liderado por la OPS, la regional de la Organización Mundial de la Salud, las mujeres que cuidan enfermos crónicos tienen jornadas de trabajo que en ocasiones superan las ocho horas diarias.
"La mirada tradicional de la economía ha dejado de lado muchos sectores y, para avanzar en políticas públicas que terminen con las inequidades, especialmente de género. Se necesitan instrumentos que midan esos indicadores", señaló la ministra de Salud de Chile, María Soledad Barría, quien reconoció que se ha tendido a traspasar el cuidado de los enfermos a los hogares.
Esto acarrea importantes consecuencias para las mujeres, principales encargadas de esta tarea, ya que, además de no poder ingresar al mercado laboral, ven afectada su salud mental, dijo.
Por eso, el plan de apoyo que acaba de lanzar el gobierno chileno "es una importante señal, pues va en la dirección (correcta), pero no resuelve el problema", añadió Barría.
En 1995, durante la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer realizada en Beijing, surgió la necesidad de medir la contribución del trabajo no remunerado según género.
En esa oportunidad se hizo un llamado a las instituciones nacionales e internacionales a desarrollar propuestas metodológicas e instrumentos que permitieran hacer visibles las desigualdades de género.
"Estamos hablando de un trabajo significativo, que no sólo es importante desde el punto de vista económico sino también para la producción de bienestar y la formación de capital humano dentro del hogar, que a veces es más relevante que lo que te entrega la escuela", manifestó el experto de la OPS.
"Los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, en la que están todos los industrializados) ofrecen subsidios a las familias para que tengan a los enfermos en el hogar", recordó Suárez.
"La única experiencia de ese tipo en América Latina es la de Brasil, que tiene una iniciativa llamada 'Vuelta a Casa', que implica un subsidio a las familias para que cuiden a sus adultos mayores", comentó.
A su juicio, los Estados podrían reconocer el trabajo gratuito que realizan estas personas a través de distintas vías, por ejemplo, beneficiándolos con programas de protección social o exoneración de impuestos.
En coincidencia con esta postura, Lourdes Ferran, experta de la Universidad Central de Venezuela, dijo a IPS que también se podría evaluar la entrega de una especie de jubilación para las mujeres amas de casa al cumplir cierta edad.
De todas maneras, Ferran precisó que "un reajuste presupuestario (nacional, regional o municipal) debe considerar las actividades no remuneradas en el hogar que sustituyen o pueden sustituir actividades del mercado, de instituciones sin fines de lucro o del gobierno".
No obstante, cree que estas transformaciones se irán realizando lentamente en los países de la región, considerando que las prioridades a la hora de calcular el presupuesto son muchas.