NACIONES UNIDAS: Ricos contra pobres por el poder

El control del presupuesto y las reformas administrativas de la ONU se han tornado en un nuevo factor de discordia entre los países del Norte industrial y los del Sur en desarrollo.

"Se trata de la fuerza de las mayorías contra la fuerza de las billeteras", sostuvo el vicesecretario de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), el británico Mark Malloch Brown, quien espera el fin de la controversia.

Interrogado sobre la posibilidad de que la falta de acuerdo en materia presupuestaria entre países en desarrollo e industrializados acabe con la ONU, respondió: "Definitivamente, espero que no. Espero que la paz y la confianza se abran camino. De lo contrario será una derrota para ambos lados."

Estados Unidos, Japón y los 25 miembros de la Unión Europea (UE), que en conjunto aportan 82 por ciento del presupuesto regular de la ONU —que asciende a 3.800 millones de dólares para el periodo 2006-2007—, advierten que continuarán imponiendo restricciones de gastos a menos que haya una reestructura radical.

El bloqueo en las deliberaciones de la ONU ya repercutió en su presupuesto bienal, que se redujo a un monto menor para un periodo de seis meses, lo cual dificultó los compromisos financieros de largo plazo.
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Al influjo de las naciones ricas, la Asamblea General de 191 miembros se vio obligada a aprobar gastos solo por 950 millones de dólares para el primer semestre de este año, dejando al foro mundial sólo con lo justo.

El límite de gastos impuesto principalmente por Estados Unidos —el mayor contribuyente, con 22 por ciento del presupuesto—, pero también por Japón y por la Unión Europea, termina el 30 de junio, y posiblemente se renueve por tres meses u otros seis meses más.

Consultado si se justificaba que los países ricos reclamaran más peso de decisión sobre la base de su poder económico, Malloch Brown dijo inclinarse por la postura de los 132 miembros del Grupo de los 77 (G-77), que representa al Sur en desarrollo.

"Estoy totalmente de acuerdo con que la universalidad de la ONU es su única ventaja comparativa, y esto quiere decir que todo el mundo tiene que opinar sobre el proceso de toma de decisiones", argumentó.

Malloch Brown señaló que el voto consensuado ha sido un camino para equilibrar el conflicto entre las mayorías y las billeteras. "Pero si fracasa, se termina en una confrontación mucho más cruda, lo que daña la institución", añadió.

Pero entonces otra vez sostuvo, "en cierto modo hay una crisis de gobernanza legítima en la organización". "Existe la sensación de que los países en desarrollo han quedado al margen de los procesos de toma de decisiones, lo que nos ha llevado a donde estamos ahora", afirmó.

"Entonces, el argumento de que 'controlamos 82 por ciento del presupuesto' no hace más que exacerbar el sentimiento de exclusión ya existente", añadió.

"En esto coincido con el G-77. Creo que los países donantes tienen una táctica muy imprudente al amenazar con ese crudo poder financiero", sostuvo.

El G-77, la mayor coalición de países en desarrollo dentro de la ONU, sostiene que las naciones más ricas utilizan la crisis presupuestaria para forzar una reforma administrativa que asigne más poder al secretario general, recortes drásticos en los programas políticos y la subcontratación de servicios realizados por dependencias de la organización.

Todas o la mayoría de estas reformas fueron propuestas por el secretario general de la ONU, Kofi Annan en un informe publicado el mes pasado.

En la reunión ministerial del G-77 en Malasia del lunes, el actual presidente del grupo, Sudáfrica, se mantuvo firme.

En representación de todo el grupo y de China, el viceministro de Relaciones Exteriores de Sudáfrica, Aziz Pahad, sostuvo que los países en desarrollo estaban preocupados por el límite de gastos que se impuso a Annan para el desempeño de sus tareas.

"Es inaceptable que persista esta medida sin precedentes, que restringe los gastos de la organización autorizando al secretario general a gastar sólo 50 por ciento de lo presupuestado para 2006", agregó.

"Para evitar una crisis innecesaria, el G-77 y China esperan que el límite de gastos sea automáticamente levantado a fines de junio. La ONU merece recibir de forma adecuada, predecible y constante los recursos que permitan al secretario general emprender de forma efectiva el trabajo de la organización", sostuvo Pahad.

Las naciones en desarrollo, que conforman más de dos tercios de los miembros del foro mundial, se aferra a su poder de voto en contra de los países ricos, los cuales, mientras tanto, recurren a su pode económico para amenazar con el cierre de la ONU a partir del 1 de julio.

Malloch Brown advirtió que de no haber un acuerdo sobre el presupuesto, esto implicará un duro revés para la organización. Esto "puede llegar a polarizar más a ambos bandos", añadió.

"No entendemos por qué llegamos a esta situación. Esto no se trata sólo de un asunto de administración. Esto se trata de poder y del futuro control de la organización", indicó.

El funcionario atribuyó la división "al fracaso de la reforma del Consejo de Seguridad y la guerra en Iraq", entre otras razones, "en el marco de una gran redistribución del poder en el mundo y en la economía política", indicó.

También señaló que la ONU no se ajustó a esta "redistribución", especialmente ante el surgimiento de nuevas potencias como Brasil, India y Sudáfrica, y es menos representativa hoy de lo que era hace años..

"Hasta que no se afronte ese problema, gran parte del debate sobre la reforma de la administración queda enganchado con eso. Todo el mundo, el Norte y el Sur por igual, deberá encontrar un camino para resolver estos asuntos de gobernanza, y no es sólo el Consejo de Seguridad sino también el nuevo Consejo de Derechos Humanos y la Comisión de Consolidación de la Paz", sostuvo.

Malloch Brown sostuvo que generalmente fue una forma de administrar la organización desde el punto de vista de la gobernanza que hizo que todo el mundo sienta que tiene una participación.

"Y hemos perdido eso. Por un lado, tenemos que atender eso. Y después, para evitar un corte presupuestal en junio, tenemos que emprender un segundo camino: reformar la administración. Porque si se la separa de la política, y se la considera simplemente como una reforma de la administración por sí misma, hay muy poco para debatir".

El paquete de reformas propuestas por Annan el mes pasado está "muy volcado hacia los países en desarrollo", aseguró.

"Y su única gran recomendación es gastar más en el personal de campo y así realizar un mejor trabajo para el mantenimiento de la paz y las operaciones humanitarias en todo el mundo", concluyó Malloch Brown.

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