Entre las millones de personas que convergen en Alemania durante la Copa Mundial de la FIFA 2006, el máximo torneo futbolístico internacional, muchas están contra su voluntad: son mujeres víctimas del tráfico humano para explotación sexual.
Organizaciones no gubernamentales exigieron acciones más concretas sobre la trágica realidad de estas mujeres, en su mayoría procedentes de Europa oriental, engañadas con falsas promesas de trabajos temporales o directamente secuestradas de sus países.
En los primeros días del campeonato de la FIFA (Federación Internacional del Fútbol Asociado), que comenzó el viernes y se disputará hasta el 9 de julio, los grupos ya denunciaron casos de prostitución forzada.
"Ya hemos recibido llamadas de víctimas. Las clínicas también nos han puesto en contacto con mujeres sometidas a prostitución que necesitan ayuda", dijo a IPS la presidenta del grupo católico Slowodi, Lea Ackermann.
El lunes, el comisionado de Libertad, Seguridad y Justicia de la Unión Europea (UE), Franco Frattini, alertó que el tráfico de personas aumentaría en el marco del campeonato. Frattini instó a redoblar los controles en la frontera alemana con Hungría, Polonia y República Checa.
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"Es este efecto dominó al que tememos", dijo ante el Parlamento Europeo, para luego criticar "la frialdad de la FIFA" cuando la UE le solicitó que pusiera información en su página web sobre la prostitución forzada, con el objetivo de sensibilizar al público.
Informes de prensa indicaron que por lo menos 40.000 mujeres viajarían a Alemania para trabajar en el mercado sexual durante la Copa Mundial.
Las asociaciones de prostitutas y burdeles, incluyendo un gran complejo de prostíbulos en Berlín, esperan incrementar ingresos durante el campeonato.
Es difícil saber si las prostitutas recién llegadas son voluntarias o víctimas de los traficantes de personas.
Organizaciones no gubernamentales habilitaron cuatro números telefónicos directos durante el campeonato para asesorar a las víctimas de los traficantes sobre cómo escapar de sus captores, que por lo general las amedrentan con violencia o por medio del chantaje.
Slowodi administra uno de esos números, a través del cual brinda ayuda en seis idiomas.
A pocos metros de la célebre Puerta de Brandemburgo, en Berlín, cientos de miles de personas atestan la llamada "milla del fanático", un gran corredor formado por tiendas de venta de cerveza, comercios en general y pantallas gigantes, todo en medio de una bulliciosa música.
Entre la multitud, el Consejo de las Mujeres Alemanas abrió un puesto de información para concientizar al público sobre el tráfico humano para explotación sexual.
Las mujeres que logran escapar de sus captores tras recibir ayuda por las líneas de acceso directo en Berlín son por lo general enviadas a refugios, como el administrado por la organización Ban Ying ("casa de mujeres", en tailandés), fundada en 1988 con el objetivo de atender las consecuencias emocionales del tráfico humano en sus víctimas..
Sin embargo, tras haber analizado con la policía la situación en el marco de la Copa Mundial, la coordinadora del refugio, Nivedita Prasad, rechaza la idea de que el problema se agrave a causa del torneo.
"Hay rumores por ahí, pero en realidad no esperamos que muchas mujeres más lleguen al refugio en estos días. En las cuatro semanas que dura la competición, las mujeres nunca harán suficiente dinero para pagar a sus traficantes. Además Alemania está llena de policías, lo que hace más fácil que ellas y sus traficantes sean detenidos", dijo a IPS.
Unas 1.000 mujeres son traficadas a Alemania todos los años, según datos oficiales, aunque Prasad estima que la cifra es en realidad seis veces más alta.
El tráfico de personas no es un problema restringido a los torneos deportivos de gran atracción turística, señaló la activista.
Para ilustrar la problemática, contó una típica historia del refugio de Ban Ying: una mujer ucraniana, maestra de profesión, necesitaba comprar medicamentos muy caros para su hijo. Al carecer de dinero, pidió prestado efectivo a un vecino, quien a cambio le exigió trabajar unos pocos meses cuidando niños en Alemania.
Apenas cruzó la frontera, fue obligada a prostituirse. Sus captores usaron de violencia y chantaje para impedir que huyera. La amenazaron con enviar a sus familiares fotografías de ella vestida como prostituta si intentaba escapar.
"Estas mujeres están estancadas en Alemania sin dinero y sin capacidad de comunicarse (ya que no hablan alemán). Escapar de sus captores no pone fin a su calvario. Las que testifican contra ellos corren riesgo de represalias. Si no testifican, son otra vez tomadas cautivas cuando vuelven a sus hogares", contó Prasad.
En Alemania, como en todos los países europeos a excepción de Italia, a las personas traficadas sólo se les permite permanecer en el país mientras testifiquen contra sus captores.
"Pero algunas están tan traumatizadas por sus experiencias que no pueden presentarse como testigos y por lo tanto son enviadas directamente a su hogar. Una vez que llegan a sus pueblos corren serios riesgos de ser capturadas otra vez por los traficantes", indicó la activista.
La organización humanitaria Amnistía Internacional, que aprovecha la atracción turística de la Copa Mundial para difundir información sobre la prostitución forzada, exhortó a las autoridades alemanas a no repatriar a las mujeres que han sido víctimas del tráfico humano sin antes ofrecerle ayuda médica, psicológica y legal.
Además, sostiene que esta asistencia no debe ser condicional a su cooperación en los procesos contra los traficantes.
En vísperas de la Copa Mundial, Estados Unidos, Gran Bretaña y Suecia habían instado a Alemania a combatir la explotación sexual durante el campeonato, que se espera atraiga a más de tres millones de visitantes, en su mayoría hombres.
El congresista estadounidense Christopher Smith, del gobernante Partido Republicano, alertó que el país anfitrión del campeonato mundial de fútbol está creando una virtual sociedad con propietarios de burdeles, proxenetas y traficantes de personas.
Mientras, la secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Condoleezza Rice, señaló el lunes que la lucha contra el tráfico humano era "un gran llamado moral de nuestro tiempo".