– La decisión de Israel de reconsiderar el trayecto de la «muralla de seguridad», que construye para separar su territorio de Cisjordania, podría tener consecuencias en una futura delineación de la frontera definitiva con la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
El ministro de Defensa, Amir Peretz, ordenó esta revisión arguyendo que la ruta del muro debería fijarse sobre la base de consideraciones puramente de seguridad, y no políticas. Peretz, líder del Partido Laborista, dijo temer que la barrera sea aprovechada para la extensión de las colonias judías en territorio cisjordano.
Shaul Arieli, un coronel retirado que dirige visitas guiadas a la muralla y que ha dado testimonios sobre el tema ante la Suprema Corte israelí, dijo a IPS que "en todas" las etapas de planificación del muro hubo desviaciones del trazado con el objetivo de apropiarse de tierra cisjordana.
Es esto justamente lo que preocupa a los palestinos: que la barrera en última instancia se transforme en una frontera movediza y termine por dividir en partes a Cisjordania.
El periódico israelí Haaretz, que informó por primera vez la intención de Peretz de revisar el trazado del muro, citó a organizaciones defensoras de los derechos humanos señalando que por lo menos 10 lugares por los que pasa la muralla fueron elegidos en base a consideraciones políticas y no de seguridad.
Israel señala que el objetivo de la muralla, de unos 760 kilómetros de longitud y que comenzó a construir en 2001, es impedir el ingreso de atacantes suicidas palestinos a su territorio.
Si prevalecen sólo las consideraciones de seguridad, entonces la muralla debería acercarse más a la línea fronteriza existente entre Israel y Cisjordania antes de la guerra de los Seis Días, en 1967. La ANP reconoce a ese límite como frontera para un futuro estado.
Arieli explicó que las áreas adonde es probable que sea desviada la barrera, tras la decisión de Peretz, se encuentran más cerca de la gran colonia judía de Ma'aleh Adumin, al este de Jerusalén, muy próxima al bloque de colonias de Gush Etzion, al sur de esa ciudad, y cerca del asentamiento de Ariel.
Pero aún no está claro si la revisión de Peretz cambiará el trazado dentro de Jerusalén, donde el muro de concreto de ocho metros de alto divide los barrios árabes y dificulta el traslado de niños y niñas palestinos a sus escuelas.
En Jerusalén, es evidente que la muralla funciona como método para expandir el control israelí. Unos 200.000 residentes árabes de Jerusalén oriental están ahora en el lado israelí de la barrera.
No obstante, Arieli subrayó que "cambiar la ruta de la muralla no depende sólo del ministro de Defensa". "Ésta es un área en la que se debe aplicar la ley israelí, por lo que se requerirá de una decisión de todo el gobierno", explicó.
El primer ministro Ehud Olmert ha dicho que la muralla servirá de frontera temporal entre Israel y la ANP mientras avancen sus planes de un repliegue unilateral de la mayor parte de Cisjordania.
En una conferencia de prensa con el primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair, durante un viaje a Londres a inicios de este mes, Olmert sugirió que Israel podría retirarse de 90 por ciento de Cisjordania, dejando a los grandes asentamientos en el lado israelí de la muralla.
Un miembro del gabinete familiarizado con los planes de repliegue unilateral señaló que Israel podría retirarse de hasta 91,5 por ciento de Cisjordania. Arieli, por su parte, dijo que, si se revisa el derrotero del muro, se reducirá a siete por ciento el territorio cisjordano en manos israelíes tras el repliegue.
Pero los palestinos no están dispuestos a ceder ni una porción de Cisjordania, e insisten en que la muralla es un método de expropiación de tierras por parte de Israel que perjudicará el resultado de las negociaciones para una delineación de la frontera definitiva.
La barrera ha dificultado la vida diaria de los palestinos, en especial de los granjeros, quienes fueron separados de sus tierras por las vallas de alambre, las carreteras patrulladas, los puestos de observación y los sistemas de control electrónicos.
Mientras, autoridades israelíes insisten en que el muro fue fundamental para reducir los atentados palestinos. Según una estadística del propio ejército de Israel, los ataques suicidas disminuyeron 90 por ciento entre 2002 y 2005, en parte gracias a la muralla.
La construcción del muro fue condenada en 2004 por la Corte Internacional de Justicia con sede en La Haya, que la consideró "contraria a la ley internacional" e instó a detener las obras.
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