ENERGÍA-AMÉRICA LATINA: La era del dulce biocombustible

Los países latinoamericanos echan mano cada vez más a los planes de uso y desarrollo de la producción de alcohol carburante a partir de la caña de azúcar, acuciados por la necesidad de diversificar su canasta energética por razones económicas y ambientales.

Colombia, uno de los más avanzados después de Brasil, que es líder indiscutible en la materia en la región, produce actualmente entre 900.000 y un millón de litros diarios de etanol, para un consumo obligatorio en mezcla de 10 por ciento con gasolina que se extiende a 60 por ciento de todo el país.

"La idea es llevarlo a todo el territorio. Ya comenzamos los estudios para elevar a 20 por ciento la proporción de alcohol en el combustible automotor (de origen fósil) en un plazo de cinco a 10 años", dijo a IPS Julio César Vera, director de Hidrocarburos del Ministerio de Minas y Energía de Colombia.

Para satisfacer la demanda interna, los ingenios azucareros colombianos deberán fabricar un millón y medio de litros diarios del biocombustible, aunque la aspiración es sobrepasar esa producción para exportar a Estados Unidos y a países centroamericanos, entre otros mercados.

En Colombia se producen hoy 520.000 barriles diarios de crudo, se refinan unos 300.000 y se exportan algo más de 220.000 barriles. "Pero en cinco años, en caso de no descubrirse yacimientos, el país perdería no sólo su condición de exportador, sino que no podría satisfacer sus necesidades internas", aseguró Vera.

En su opinión, consumir aquellos productos en los cuales hay mayor disponibilidad, como el gas natural y los biocombustibles, en lugar del crudo y sus derivados, contribuirá a "prolongar la autosuficiencia petrolera" colombiana.

El programa trazado incluye dos proyectos adicionales de fabricación de etanol carburante. Uno a partir de la yuca (tubérculo), cuya cosecha está prevista para febrero próximo, y otro de la remolacha, para lo cual hay varios inversionistas interesados, anunció el funcionario.

Vera, quien participó hasta este jueves en La Habana del Congreso Internacional sobre Azúcar y Derivados, consideró que su país "está a la vanguardia" con su programa para el desarrollo de los biocombustibles, pero "en un futuro cercano, todos los estados necesariamente estarán también entrando en este tema".

Al respecto, adujo como principal motivación los precios del petróleo, que ya rondan los 70 dólares el barril. "Los países de escasos recursos no pueden seguir gastando gran parte de su producto bruto interno (PBI) en cubrir la factura petrolera. Se hace necesario el desarrollo de esquemas adicionales", apuntó.

Un ejemplo evidente de tal situación fue expuesto en el encuentro de la capital cubana por un experto de Costa Rica, cuyas importaciones de hidrocarburos se elevaron en 2005 a 998 millones de dólares, una cifra casi similar a lo que obtuvo ese mismo año por sus ventas externas sumadas de piña, café, banano, azúcar y palmito.

"El país requiere contrarrestar el fuerte impacto provocado por los altos precios del petróleo y la alternativa es procurar fuentes alternas de energía", afirmó en la cita Marco Cháves, directivo de la liga agrícola industrial de la caña de azúcar de esa nación centroamericana.

Según un estudio preparado para la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) por el consultor Luiz Augusto Horta Nogueira, en América Central, particularmente en Guatemala, El Salvador y Costa Rica, ya existe en operación una capacidad instalada relativamente importante para la producción de alcohol.

"En todos los países centroamericanos se desarrollan esfuerzos para promover la producción local y la utilización de etanol combustible, involucrando intereses gubernamentales, de la agroindustria cañera y de la sociedad. En este sentido, se proponen y se discute normas específicas para indicar la adopción de los biocombustibles", agregó el informe.

Cuba, que en 2002 sometió a su otrora poderosa industria azucarera a una drástica reestructuración por los bajos precios del producto en ese momento en el mercado internacional, tiene ahora ambiciosos proyectos para aprovechar el auge del biocombustible.

Luis Gálvez, director del gubernamental Instituto Cubano de Investigaciones de los Derivados de la Caña de Azúcar, organizador del encuentro sobre derivados azucareros, informó que los planes incluyen la modernización de 11 de las 17 destilerías del país.

La capacidad actual de la industria alcoholera cubana se sitúa entre 100 y 150 millones de litros anuales de alcohol.

Además está prevista la instalación de otras siete nuevas destilerías, fundamentalmente para la producción de etanol deshidratado, que es el usado como combustible, pues se le ha eliminado el cuatro por ciento de agua que posee el alcohol normal.

En declaraciones a IPS, Gálvez estimó entre 100 y 150 millones de dólares la inversión requerida para este proyecto, que podría estar a punto dentro de unos tres años. El programa elevaría la producción de etanol a unos 500 millones de litros al año.

El biocombustible se dedicaría básicamente para exportaciones, aunque también podría usarse para algunas mezclas nacionales con la intención de "liberar" gasolina y "beneficiarnos de las ventas externas de este combustible, que tendría un precio más alto", comentó

Gálvez consideró que la producción de alcohol carburante es "inevitable" para todos los productores del sector, tanto para los cultivadores de caña, como los fabricantes de azúcar.

"No pueden renunciar a eso, de lo contrario se quedan atrás en la economía de producción de azúcar", señaló.

A nivel mundial, Brasil y Estados Unidos acaparan más de 75 por ciento de la producción mundial de etanol, que este año podría situarse en 38.700 millones de litros, según estimados de Peter Barón, presidente de la Organización Internacional del Azúcar.

El directivo, quien inauguró el encuentro azucarero el pasado martes, previó que la producción mundial de alcohol podría duplicarse hacia 2010.

También Venezuela tiene planes para comenzar a producir su propio etanol, que hasta ahora importa fundamentalmente desde Brasil, mediante la construcción de 15 destilerías y la siembra de unas 300.000 hectáreas de caña de azúcar, a fin de asegurar la biomasa necesaria para el biocombustible.

El proyecto cuenta con asesoría técnica de Cuba, que además suministrará partes de algunos de los ingenios azucareros que desactivó a raíz de la reestructuración de su industria. Caracas, que asegura a La Habana casi 100.000 barriles diarios de crudo, también importará componentes desde Alemania, Brasil, Gran Bretaña e India.

Venezuela mezcla 10 por ciento de etanol a la gasolina distribuida en la porción oriental del país en reemplazo del Metil Ter-Butil Eter (MTBE), un producto contaminante usado para oxigenar el combustible.

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