Una comisión internacional de expertos en armas de destrucción masiva urgió a la ONU a convocar una cumbre mundial sobre desarme, no proliferación y arsenales nucleares, químicos y biológicos en manos de terroristas.
En la reunión propuesta, los líderes mundiales también deberían mejorar la eficacia de la acción de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en materia de desarme, según el informe elaborado por 14 expertos presididos por el sueco Hans Blix
"Tras 50 años de Guerra Fría, vemos incluso un riesgo de carreras armamentistas que involucrarían nuevos tipos de armas nucleares, armas espaciales y misiles", dice el informe presentado el jueves al secretario general de la ONU, titulado "Las armas del terror".
Blix es una figura muy cuestionada por Estados Unidos por su desempeño como inspector de desarme de la ONU en Iraq, pues negó que el régimen de Saddam Hussein poseyera armas nucleares.
La Comisión de Armas de Destrucción Masiva que preside, fundada a iniciativa de la asesinada canciller sueca Anna Lindh, presentó 60 propuestas tendientes a que el mundo se libre de armas nucleares, biológicas y químicas.
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"Mientras cualquier estado tenga tales armas —especialmente las nucleares— otros las querrán. Mientras cualquiera de esas armas permanezca en el arsenal de cualquier estado, hay un alto riesgo de que un día sean usadas, deliberada o accidentalmente. Cualquiera de esos casos sería una catástrofe", advierte el informe.
Tampoco es probable que el gobierno del presidente George W. Bush, que ha expresado fuertes reservas en torno al desarme nuclear, apoye cualquier propuesta de hacer una cumbre mundial al respecto.
Consultado sobre la viabilidad de la propuesta, John Burroughs, director ejecutivo del Comité de Abogados sobre Política Nuclear con sede en Nueva York, dijo a IPS: "Para que eso ocurriera, se requeriría un nuevo gobierno en Estados Unidos que estuviera preparado para unirse y alistar al mundo en nuevos esfuerzos" de desarme nuclear.
Pero Burroughs destacó que la propuesta de la Comisión Blix revive de modo útil la idea de una conferencia internacional que a comienzos de esta década fue sugerida de manera diferente por el secretario general de la ONU, Kofi Annan.
Según el informe, pese al fin de la Guerra Fría (1945-1989), las existencias de armas de destrucción masiva "siguen siendo extraordinaria y alarmantemente altas": unas 27.000 en el caso de las nucleares, de las cuales alrededor de 12.000 todavía son utilizadas activamente.
"Las armas de destrucción masiva no puede ser 'desinventadas'. Pero pueden ser ilegalizadas, como ya lo fueron las armas biológicas y las químicas, y su uso puede hacerse inconcebible", indicó el estudio.
La comisión concluyó que la eventual eliminación de las armas nucleares no está más allá del alcance mundial. Pero todavía carece de la voluntad política para hacerlo.
Las cinco potencias nucleares tradicionales —los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, con la facultad de vetar sus resoluciones— son Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, Francia y China.
En un segundo nivel están los dos países que declararon poseer armas nucleares —India y Pakistán—, e Israel, que no ha admitido tenerlas a pesar de numerosos informes en ese sentido.
En el tercer nivel se ubican dos potenciales poseedores, Irán y Corea del Norte, mientras que dos supuestos programas de fabricación de armas de destrucción masiva —en Iraq y Libia— fueron declarados eliminados.
"Durante demasiado tiempo, los estadounidenses escucharon el mensaje de que las armas nucleares son inaceptables en manos de 'estados díscolos' y de terroristas", dijo Burroughs.
Estados díscolos" ("rogue states") es el término que emplea el gobierno estadounidense para referirse a los países que rechazan públicamente sus políticas.
Pero el informe de la Comisión Blix "dice acertadamente que estos artefactos catastróficos son peligrosos en manos de cualquiera, y que los problemas de los arsenales existentes, la potencial propagación y la potencial adquisición por parte de terroristas están todos vinculados", advirtió el experto.
"Esos problemas sólo pueden ser resueltos por un enfoque exhaustivo que conduzca a la eliminación de todas las armas nucleares".
Fundamentalmente, la solución abrazada por la Comisión Blix "y durante mucho tiempo defendida por mi organización, es que la proliferación debe ser revertida donde comenzó: en Estados Unidos", agregó Burroughs.
Jacqueline Cabasso, directora ejecutiva de la Fundación Legal de Estados Occidentales, declaró el jueves que el informe es "un llamado para despertarse".
"La Comisión responsabiliza clara y ampliamente de la crisis actual a Estados Unidos. Alejándose de tratados de control de armas de fórmula comprobada, y lanzando una ilegal guerra preventiva en nombre de la 'contraproliferación', Estados Unidos debilitó seriamente el derecho internacional y puso en peligro la seguridad internacional", agregó Cabasso.
Una de las principales recomendaciones de la comisión es que todos los gobiernos acepten Tratado para la Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares, acordado hace 10 años.
Este convenio establece que los poseedores de armas nucleares deben reducir sus arsenales y dejar de producir plutonio y uranio altamente enriquecido para fabricarlas.
En el plano internacional, la Comisión llamó al Consejo de Seguridad a hacer un mayor uso de su potencial para reducir y eliminar las amenazas de armas de destrucción masiva, ya sea que estén vinculadas a arsenales existentes, a proliferación o a terroristas.
"Debería considerarse cualquier retirada o incumplimiento de una obligación de no adquirir armas de destrucción masiva", señaló el reporte.
"Esto es extremadamente interesante e importante", dijo a IPS Burroughs, consultado sobre si la propuesta se concretaría, dado que el Consejo de Seguridad integra a las cinco potencias nucleares tradicionales.
Por un lado, la Comisión ve claramente el potencial del Consejo de Seguridad para implementar lo estipulado en la resolución 1.540 sobre impedir que actores no estatales adquieran y trafiquen armas de destrucción masiva.
Por otro, según Burroughs, la Comisión es consciente de que el Consejo de Seguridad carece de responsabilidad y legitimidad.
"Así que su solución es que el Consejo haga más consultas y sea más transparente, quedando pendiente una reforma del Consejo para hacerlo más representativo y reducir el dominio de los existentes miembros permanentes", continuó.
"Ciertamente apoyo esos pasos. Pero no pienso que el mundo —o Estados Unidos— deba abandonar el enfoque de negociar acuerdos multilaterales de los cuales todos los estados puedan sentirse dueños", puntualizó Burroughs.