«Debemos estar alerta ante cualquier intento de provocar el colapso del gobierno de Hamas» en Palestina, advirtió Shlomo Ben Ami, canciller de Israel y negociador de paz del gobierno laborista de Ehud Barak (1997-2001).
Ben-Ami, nacido en Marruecos, tiene una dilatada trayectoria diplomática. Fue el primer embajador de Israel en España, al establecerse en 1987 relaciones diplomáticas entre ambos países, y participó en Madrid en la primera ronda de paz entre israelíes y palestinos en 1991.
En el gobierno de Barak encabezó primero la cartera de Seguridad Pública y luego la de Relaciones Exteriores, desde donde jugó un rol clave en las negociaciones entre Barak y el hoy fallecido presidente palestino Yasser Arafat que culminaron con la fallida cumbre de Camp David en julio de 2000.
Ben-Ami se retiró de la actividad política y hoy es independiente. Tampoco se incorporó, como muchos dirigentes del Partido Laborista y del derechista Likud, al hoy gobernante movimiento centrista Kadima.
"Hemos aprendido que cuando descartas una opción extremista, lo que logras es una opción más moderada. Pero para eso debes tener una opción más extremista", dijo Ben-Ami a IPS luego de una conferencia sobre la paz en Medio Oriente celebrada en Madrid.
"También puede haber una guerra civil. Vea el ejemplo argelino: en 1991, el Frente de Salvación Islámica fue elegido en las urnas y el ejército dio un golpe. Eso condujo a una guerra civil que aún persiste", agregó el diplomático e historiador.
Ben-Ami manifestó su preocupación por el "colapso de la diplomacia internacional" en los últimos años, y sostuvo que es necesario restaurarla.
"El problema iraní, por ejemplo, debe ser resuelto internacionalmente, no sólo por Estados Unidos y Europa. De otro modo, podría no haber solución. Lo mismo se aplica al conflicto entre Israel y Palestina", añadió.
En las conversaciones de Camp David en 2001, recordó, el entonces presidente estadounidense y anfitrión Bill Clinton "no tenía suficiente tiempo calificado destinado a construir una alianza internacional para la paz" con la inclusión de "estados árabes clave".
Ben-Ami sugirió que ese fue uno de los factores que impidió el éxito de la cumbre, en la cual Israel llegó tan lejos como nunca antes en sus ofertas a Palestina, incluida la división de Jerusalén para establecer allí la capital de los dos estados.
El ex canciller rechazó lo que consideró acusaciones excesivas contra Hamas (Movimiento de Resistencia Islámica), el partido que se encaramó al poder al triunfar en las elecciones palestinas de enero.
Hamas desconoce el estado de Israel y es considerado organización terrorista por Estados Unidos y países europeos.
"Es injusto decir que la victoria de Hamas trajo el fin del proceso de paz, que ya había muerto", afirmó.
En este contexto gana importancia la "iniciativa saudita" para la paz en Medio Oriente, según Ben-Ami.
El heredero y regente de la corona y primer ministro de Arabia Saudita, Abdullah Al-Saud, propuso en la cumbre de la Liga Árabe celebrada en Beirut en 2002 un camino hacia la paz que incluía la retirada total de todos los territorios ocupados por Israel en la guerra de los Seis Días de 1967.
En esa ocasión, Israel ocupó Gaza a Egipto y Cisjordania y Jerusalén oriental —a la cual anexó— a Jordania.
El plan del príncipe Abdullah exhorta a Israel a ofrecer a los palestinos una solución justa para el retorno de los refugiados y a aceptar la creación de un estado palestino soberano en Cisjordania y Gaza con Jerusalén oriental como capital.
A cambio, todos los países árabes deberían normalizar sus relaciones diplomáticas con Israel, firmar como parte el acuerdo de paz y declarar concluido el conflicto.
El director del proyecto de medios de comunicación árabes de la británica Universidad de Cambridge, Khaled Hroub, también alertó contra "las consecuencias de intentar la caída de Hamas".
Hroub dijo a IPS que "los esfuerzos coordinados de Israel, Estados Unidos y algunos países árabes y europeos" para provocar el fracaso de Hamas podrían derivar en una guerra civil, la violencia y la fragmentación de Palestina.
Si el bloqueo de la ayuda financiera a Palestina persiste, la población de los territorios se radicalizará, sostuvo el experto. Numerosos donantes occidentales suspendieron la asistencia a la Autoridad Nacional Palestina desde que la encabeza Hamas.
"Si Hamas cae, el movimiento se verá empujado a una posición más radical. Otra consecuencia será su fragmentación interna", explicó.
"Hasta ahora, Hamas es un movimiento unificado, lo cual es bueno para todos. Con Hamas en el poder, hay una sola contraparte con la que hablar. Si ellos alcanzan un acuerdo, todos lo atenderán", según Hroub.
El experto aseguró que "el ala militar de Hamas aún escucha a su liderazgo político", y esa conexión podría perderse si el movimiento fracasa al frente del gobierno, lo cual podría suceder como consecuencia de la falta de ayuda exterior.
Hroub enfatizó en la necesidad de desvelar el "nuevo rostro" de Hamas. Las exhortaciones del partido islamista a la "destrucción de Israel" son retóricas y deberían ser ignoradas, afirmó.
En cambio, Israel, Estados Unidos y Europa deberían concentrarse en lo que realmente sucede en el área de conflicto.
Una mirada atenta a las nuevas declaraciones de Hamas demuestra que el movimiento no habla ahora de la destrucción de Israel ni de la liberación de todo el territorio palestino, sino del desmantelamiento de los asentamientos judíos y del derecho de los exiliados y refugiados al retorno.
Todas estas exigencias puede encontrarse en resoluciones de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), recordó Hroub.
"Lo que Hamas necesita más es tiempo. Si le dan la oportunidad y el tiempo, veremos su nuevo rostro", aseguró.