ISRAEL: Olmert mide fuerzas con la derecha de EEUU

En su primera visita como primer ministro de Israel a Washington, Ehud Olmert pudo medir el poder del «lobby proisraelí» derechista de Estados Unidos, que trata de desalentarlo de evacuar los colonos judíos en Cisjordania.

Mientras Olmert se reunía el martes en la Casa Blanca con el presidente estadounidense George W. Bush, la Cámara de Representantes aprobó por 361 votos a 37 un proyecto de ley que impondría estrictas condiciones a la ayuda económica a los palestinos.

La iniciativa es patrocinada por el Comité de Asuntos Públicos Israel-Estados Unidos (AIPAC), la principal organización de presión proisraelí de Estados Unidos.

Bush se había opuesto al proyecto porque reduce la flexibilidad del gobierno para tratar con la Autoridad Nacional Palestina y presionar al partido que la encabeza, el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás), a fin de reanudar la asistencia directa y el vínculo diplomático.

Funcionarios en Washington anunciaron que la Casa Blanca apoyaría el proyecto si se suaviza en su paso por el Senado.

También se oponen a la iniciativa organizaciones sionistas como Estadounidenses por Paz Ahora (APN) y el Foro Político Israel (IPF), pues las condiciones que impone eleva la posibilidad de un desastre humanitario en Cisjordania y Gaza y del fortalecimiento de la línea dura dentro de Hamas.

"Los líderes de AIPAC tienen su propia agenda", dijo el portavoz de APN Lewis Roth, quien observó que las condiciones establecidas en el proyecto de ley van más allá de las impuestas por el propio Israel.

Olmert, cuyo centrista partido Kadima integra una coalición de gobierno que incluye al Partido Laborista y a dos movimientos derechistas, llegó esta semana a Washington con la esperanza de asegurarse el respaldo más fuerte posible para su plan de evacuación de Cisjordania.

Se trata de una promesa de la campaña electoral por la que Olmert se consagró primer ministro: desmantelar los asentamientos judíos más aislados de Cisjordania como parte de un "realineamiento" diseñado para consolidar los bloques de asentamientos ya existentes cerca de la "línea verde" que opera como límite entre Israel y Palestina.

También se establecerían, de acuerdo con ese plan, fronteras "permanentes" a lo largo de los próximos años.

Olmert reiteró el miércoles ante el Congreso legislativo estadounidense que prefiere que tal proceso se desarrolle como consecuencia de una negociación con la Autoridad Nacional Palestina, en particular con su presidente, Mahomoud Abbas, que pertenece al partido Fatah, más moderado que Hamas.

Pero insistió también en que lo implementaría unilateralmente, de ser necesario, al igual que su antecesor, Ariel Sharon, ordenó su plan de evacuación de Gaza el año pasado.

"Si nos damos cuenta de que la senda bilateral con los palestinos no tiene consecuencias, si los palestinos ignoran que les extendemos la mano en pro de la paz, buscaremos otras alternativas para promover nuestro futuro y la esperanza en Medio Oriente", afirmó Olmert ante el Congreso.

Pero su débil posición política y la preocupación por los acontecimientos en Iraq y la crisis con Irán han vuelto a Bush sensible, como muy pocas veces, a las posturas de sus aliados europeos y árabes.

Por lo tanto, se ha cuidado de adherir explícitamente a cualquier medida unilateral israelí. En cambio, llamó al renacimiento de la "hoja de ruta", plan de paz vigente con su patrocinio hace tres años y que exige negociaciones bilaterales y dentro de un marco multilateral.

El problema para seguir la "hoja de ruta" es que tanto Olmert como Bush han descartado cualquier negociación con el gobierno palestino encabezado por Hamas, que inesperadamente ganó las elecciones de enero.

Para reanudar el diálogo directo, Estados Unidos e Israel formulan tres condiciones: reconocimiento del estado judío, renuncia al terrorismo y adhesión a todos los acuerdos negociados y firmados entre israelíes y palestinos.

Dada la negativa de Hamas a aceptar estos requisitos, Bush ha presionado a Olmert para iniciar negociaciones con Mahmoud Abbas, a pesar de que el primer ministro israelí está convencido de que la debilidad del presidente palestino le impide alcanzar acuerdos con Israel en nombre su pueblo.

De todos modos, la ministra de Relaciones Exteriores de Israel, Tzipi Livni, se reunó con Abbas por primera vez en el año, y Olmert prometió a Bush que pronto habrá una cumbre.

"Esperamos poder cumplir los requisitos necesarios para una negociación con los palestinos", dijo Olmert en la Casa Blanca el martes.

Pero, al parecer, Olmert, quien este jueves ya estaba celebrando en Jerusalén el aniversario de la reunificación de la ciudad en 1967, recibió un apoyo calificado para proceder con su plan de evacuación unilateral de Cisjordania si los palestinos no ofrecen una respuesta adecuada.

Funcionarios estadounidenses consultados por el diario The New York Times, que la semana pasada calificaban el plan de apenas "interesante", eran más optimistas luego de la reunión entre el primer ministro israelí y Bush, quien lo consideró "audaz" y "creativo" en la conferencia de prensa conjunta.

"Olmert recibió una suerte de luz verde para seguir adelante con su plan de evacuación cuando regrese a Israel", dijo a IPS Lewis Roth, de APN.

Mientras, el plan era objeto de duras críticas del ala neoconservadora del gobierno estadounidense y de la Derecha Cristiana, uno de los bastiones electorales del Partido Republicano.

La organización derechista Estadounidenses por un Israel Seguro (ASI) publicó un aviso de página entera en el diario The Washington Times titulado "Los amigos no dejan que sus amigos se suiciden".

El plan de evacuación de Olmert implicaría la creación de un "estado terrorista cisjordano", parte del "eje Irán-Siria-Hezbollah-Hamas, que es bastante explícito sobre su objetivo genocida" contra los judíos, escribió el ex director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), James Woolsey, en una columna para el diario The Wall Street Journal.

Similares puntos de vista reflejaron los columnistas de The Washington Times los presidentes del Centro para Políticas de Seguridad, Frank Gaffney, y la Fundación Heritage, Ariel Cohen.

El aviso de ASI, firmado por media docena de grupos de la Derecha Cristiana, sostiene que la retirada de Cisjordania "revertiría los victoriosos milagros" de la guerra de Iom Kippur, en 1967, cuando Israel ocupó esa región, Gaza y Jerusalén oriental.

También supondría una violación de "la promesa de Dios al pueblo judío", agrega. Estados Unidos tiene "un deber moral" de "contener al Estado de Israel de destruirse a sí mismo". (

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