La ayuda que presta Estados Unidos a organizaciones civiles de Irán, con el objetivo de promover desde dentro un «cambio de régimen», sólo desatará más represión del gobierno de Mahmoud Ahmadinejad a sus actividades.
Así lo advirtieron a IPS activistas iraníes que pidieron no ser identificados.
Estados Unidos lucha contra el gobierno de Irán en dos frentes: mientras sus diplomáticos negociaban con los demás miembros del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas la adopción de sanciones contra Teherán por su plan de desarrollo nuclear, Washington anunciaba su plan de volcar 75 millones de dólares en actividades de la disidencia iraní.
Ese dinero será usado para apoyar a los grupos de la sociedad civil locales, hacer transmisiones radiales y televisivas a ese país, "promover la democracia" y ofrecer becas a estudiantes, entre otras cosas.
Pero esta campaña puso en guardia al gobierno de Irán. Hace apenas una semana, agentes de inteligencia iraníes detuvieron en el aeropuerto de Teherán a Ramin Jahanbegloo, un prominente académico. "Tenía relaciones con extranjeros", arguyó el ministro de Inteligencia, Moseni Ejeyee.
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La agencia de noticias Fars, estrechamente conectada a las fuerzas de seguridad del país, informó luego que Jahanbegloo trabajaba para el gobierno de Estados Unidos desde 2001, mientras se desempeñaba como investigador en la National Endowment for Democracy (NED), una fundación del Congreso legislativo estadounidense.
Al NED se le habría encargado trabajar de cerca con organizaciones no gubernamentales iraníes.
El arresto de Jahanbegloo parecería indicar el inicio de una campaña de intimidación de Teherán contra grupos de la sociedad civil, profesionales e intelectuales que tienen conexiones con el exterior.
El gobierno de Ahmadinejad ve a la sociedad civil como una herramienta que Washington puede usar para promover una revolución no violenta similar a las que se produjeron en Georgia, en 2003, y Ucrania, en 2004.
Por tanto, las autoridades han usado diferentes estrategias para controlar a estos grupos, redoblando los controles sobre el dinero procedente del exterior e intimidando a activistas que promueven cambios internos.
Pocas semanas después de que el Departamento de Estado (cancillería) estadounidense anunció que incrementaría sus esfuerzos para promover la democracia en Irán, el Ministerio del Interior de ese país informó que preparaba una lista de grupos no gubernamentales locales que trabajan por un "cambio de régimen".
Esos grupos "están apoyados por otros países y organizaciones internacionales", señaló un portavoz del Ministerio.
El conservador gobierno de Ahmadinejad, que asumió en agosto pasado, dejó de apoyar a las organizaciones civiles que recibían financiamiento oficial durante la administración del reformista Mohammad Jatami (1997-2005), y que ascendió a más de un millón de dólares en 2003.
El gobierno de Ahmadinejad incluso pidió a muchos grupos que devolvieran sus oficinas, donadas por municipalidades y otros organismos oficiales.
Cuando Ahmadinejad era alcalde de Teherán, rescindió muchos de los contratos asumidos con organizaciones civiles firmados en su mayoría durante el período de Jatami.
En los últimos años, varios influyentes activistas han sido citados a interrogatorios sobre sus actividades y conexiones con el exterior. Muchos fueron calificados por los conservadores de "herramientas de extranjeros", en especial Estados Unidos, llamado el "Gran Satán" por el mentor del presidente, el fallecido líder espiritual de la Revolución Islámica, el ayatolá Jomeini.
Paralelamente, los organismos gubernamentales iraníes incrementaron su apoyo a grupos religiosos ortodoxos.
Incluso durante los dos períodos de gobierno de Jatami, las legislaciones más progresistas que regulaban las actividades de las organizaciones civiles fueron transformadas en reglamentos restrictivos por algunos miembros de los servicios de inteligencia entre los ministerios.
Las leyes iraníes establecen que los grupos de la sociedad civil deben contar con la autorizaciones de los ministerios de Inteligencia, Interior y de Asuntos Exteriores para poder recibir ayuda financiera extranjera
Los grupos deben enviar toda la información a estas carteras y esperar tres meses por una respuesta. Obviamente, es imposible recibir fondos cuando los tres ministerios están bajo el control de los conservadores.
Las autoridades iraníes también temen que la ayuda estadounidense sea canalizada a través de organizaciones caritativas europeas con oficinas en Teherán. Por eso, fundaciones alemanas, holandesas, danesas y suizas son objeto de controles cada vez más estrictos.
"Gobiernos extranjeros utilizan a las organizaciones no gubernamentales como cobertura para el espionaje en la sociedad iraní", dijo el parlamentario conservador Saeed Abutalib.
En los últimos años, dos organizaciones europeas cerraron sus oficinas en Irán tras negarse a obedecer a las órdenes del gobierno.
En 2004, el director para Medio Oriente de la Fundación Friedrich Ebert, Andrea Gerber, viajó a Teherán para reunirse con líderes conservadores y solicitar permiso para abrir una oficina en esa ciudad, lo que fue rechazado.
"Hay varias tendencias (en Irán). Durante mi estadía aquí me he reunido con representantes de la ultraderecha y la ultraizquierda. El papel del Islam en este país es muy importante. La complicada estructura social nos obliga a proceder con cautela", dijo Gerber entonces.
En los últimos meses, el Ministerio del Interior y la Oficina del Fiscal General de Irán citaron a varios representantes de grupos de la sociedad civil para que dieran detalles de sus actividades, recursos financieros e incluso sus contactos con instituciones extranjeras.
Ahora están obligadas a enviar informes regulares sobre sus reuniones y conexiones con extranjeros. Algunas han cancelado sus proyectos para evitar ser afectadas por la presión gubernamental.
El periodista iraní Ahmad Zeidabadi escribió en el disidente sitio web Roozonline que "aun cuando Estados Unidos no proveía ningún tipo de ayuda financiera a los grupos disidentes y opositores, poderosos e influyentes funcionarios iraníes acusaron a los reformistas de recibir 'bolsas de dólares'" de parte de Washington.
"Activistas políticos y periodistas fueron presionados en prisión a confesar el uso que le dieron al dinero. Ahora que Estados Unidos habla abiertamente de financiar a la disidencia iraní, estos funcionarios (de Teherán) podrán hacer acusaciones contra cualquier voz crítica" al gobierno de Ahmadinejad", alertó.
*Omid Memarian, periodista y activista social iraní, es académico visitante en la Escuela de Posgrados en Periodismo de la Universidad de California.