En vísperas de la Copa Mundial, el fútbol invade las artes en Brasil, revelando una producción abundante en casi todas las manifestaciones culturales, pero sin la calidad correspondiente a lo que representa este deporte para los brasileños y el mundo.
La Cinemateca de Sao Paulo, por ejemplo, inició el miércoles la exhibición de 105 filmes cortos y largos, de ficción o documentales, en la muestra "Planeta Fútbol" que se prolongará por 12 días. En la pantalla grande de distintas ciudades brasileñas cumplen sus discretas carreras comerciales dos largometrajes, la ficción "Boleiros 2" y el documental "Ginga".
Ginga, en portugués y sobre todo en Brasil, significa el balanceo del cuerpo que el filme y muchos comentaristas apuntan como el alma del fútbol brasileño, buscando definir en ello una identidad nacional que lo diferencia del resto, en una suerte de revancha contra el mundo desarrollado.
Pero es un filme de calidad apenas regular o baja, según los críticos, y que exagera en recursos publicitarios. No por coincidencia es patrocinado por Nike, la corporación transnacional de calzado deportivo. Sus tres directores cuentan aspectos de la vida futbolística de 10 personajes de varias partes de Brasil, incluidos dos célebres, Robinho, quien juega en el Real Madrid, y Falcao, hoy considerado el mejor jugador de fútbol de salón.
"Boleiros 2" es el segundo intento del director Ugo Georgetti de capturar la magia de este deporte a través de recuerdos de viejos jugadores o de quienes ejercieron alguna función en el fútbol profesional, reunidos para una larga conversación en la mesa de un bar.
Esta vez los testimonios evidencian la amarga distancia entre las vocaciones exitosas y las fallidas, entre la vieja generación de los que jugaban por amor al club hasta los años 80, y la nueva que emigra a Europa o a otros continentes en busca de altos sueldos y fama internacional.
Pero la brecha entre la pasión popular del fútbol y la calidad cinematográfica se refleja en la opinión de muchos críticos que aún destacan como la mejor obra a "Garrincha, alegría del pueblo", un filme de 1962 dirigido por Joaquim Pedro de Andrade que documentó la reacción popular a las fintas de Manoel Francisco dos Santos, campeón del mundo en 1958 y en 1962 que murió alcohólico y pobre en 1983.
Hay otras figuras trágicas del fútbol que parecen hechas para el cine de ficción, pero hasta ahora no se produjo ningún filme que lograra arrastrar aficionados a las salas de cine. La mayor afluencia, que no alcanzó a un millón de espectadores, fue para "Pelé eterno", un documental casi completo sobre el que se considera el mayor futbolista de la historia, mostrando un tercio de sus 1.091 goles.
La literatura invadida por el fútbol también aparece en estas semanas que anteceden al campeonato mundial que tendrá lugar en Alemania del 9 de junio al 9 de julio. Las editoriales intensificaron la promoción de libros ya clásicos, rescataron antiguas crónicas del dramaturgo Nelson Rodrigues y publicaron numerosas obras nuevas.
Pero también en literatura sobran las biografías, los ensayos históricos, sociológicos o psicológicos, recuentos de las copas, de los clubes o de aspectos del fútbol brasileño, y faltan ficciones a la altura de lo que los hinchas llaman orgullosamente "fútbol-arte", naturalmente practicado en Brasil.
Es que al intelectual brasileño no le gusta el fútbol, considerado "opio del pueblo", según el antropólogo Roberto da Matta, que se dedicó a estudiar las manifestaciones más populares del país, como el carnaval y la música, y que ahora reúne sus artículos en el libro "A bola corre mais que os homens" (La pelota corre más que los hombres), título indicativo de que el deporte es más interesante que su sociología.
Pero André Sant'Anna, un joven escritor, se aventuró en su tercera novela a escribir una ficción de aliento sobre dramas vinculados al fútbol, con ambición de profundidad. "O paraíso é bem bacana" (algo como "El paraíso es muy agradable") cuenta en 456 páginas la vida de Mané, futbolista brasileño que es contratado por un equipo alemán.
Solitario y sin poder comunicarse con la sociedad local, se convierte al islamismo y luego en terrorista suicida. Un atentado frustrado lo lleva al hospital donde sueña con sexo y las 72 mujeres prometidas en el paraíso a los mártires musulmanes. Sus sueños y muchos testimonios reflejan una visión de la historia y la realidad brasileñas.
Artes plásticas, música popular, danza y otras expresiones artísticas se movilizan en torno del fútbol en esta época de intenso fervor y esperanza de un nuevo triunfo en la actividad en la que el brasileño se siente más vencedor. (