La preocupación de la comunidad judía de Estados Unidos por la crisis de Irán aumentó, luego de que el presidente George W. Bush aseguró que el principal motivo de un eventual ataque militar contra el país del Golfo sería la protección de Israel.
Las instituciones judías estadounidenses están convencidas de que un Irán con capacidad bélica nuclear sería una "amenaza existencial" contra Israel, pero temen que un ataque estadounidense, especialmente si sale mal, provoque una ola de antisemitismo.
Por otra parte, tal operación pondría en riesgo en el largo plazo el apoyo de Estados Unidos al estado judío. Y mencionar a Israel en un argumento contra Irán dificultará el concurso de otros países en la campaña de Washington contra Teherán, advierten.
En la última convención del Comité Judío de Estados Unidos (AJC), una integrante de su directiva, Edith Everett, recibió una ovación de pie al pedirle al gobierno que deje de vincular las posibles acciones de Estados Unidos contra Irán a la seguridad de Israel.
"No es de ayuda ni para Israel y ni para los judíos estadounidenses aparecer como los estimuladores de una acción contra Irán", afirmó Everett, quien solicitó al presidente del Comité Nacional del gobernante Partido Republicano, Ken Mehlman, presente en la convención, que le "envíe el mensaje" a Bush.
El "mensaje" de la dirigente refleja el creciente consenso de su comunidad en que los judíos, en Israel y fuera de ese país, tienen mucho que perder si son percibidos como la vanguardia de una guerra contra Irán, en especial a la luz de la debacle en Iraq.
"Dadas las desastrosas consecuencias de esta guerra, su creciente impopularidad aun entre los republicanos y la inviabilidad de una salida decente, la ira crece", advirtió en un editorial el periódico The Forward, el de mayor circulación de la comunidad judía.
Los judíos de Israel y Estados Unidos son objeto cada vez de más acusaciones de haber persuadido al gobierno de Bush de invadir Iraq, y tal percepción es equivocada, según The Forward.
De hecho, los judíos estadounidenses se inclinaron menos a lanzar la operación iraquí que la población en general, según las encuestas. También concluyeron antes que cualquier otro grupo social estadounidense de que la invasión había sido un gran error.
Al mismo tiempo, altos funcionarios del gobierno allegados al derechista partido israelí Likud alentaron al gobierno, así como el ala neoconservadora del oficialismo, con gran preocupación por el destino de Israel y con puntos de vista similares a los del sionismo derechista.
La mayoría de los neoconservadores son judíos, pero la mayoría de los judíos estadounidenses no son neoconservadores, a pesar de que en esa comunidad predomina la simpatía hacia el estado de Israel.
"Dentro de Estados Unidos, el principal motor de la guerra contra Iraq fue una pequeña banda de neoconservadores, muchos de ellos con estrechos vínculos con el Likud", concluyeron dos expertos en política internacional, John Mearsheimer, de la Universidad de Chicago, y Stephen Walt, de la de Harvard.
El reciente estudio de Mearsheimer y Walt, titulado "El lobby israelí y la política exterior estadounidense", contribuyeron a elevar la sensación de vulnerabilidad de la comunidad judía, dadas las credenciales académicas y políticas de ambos expertos.
El "lobby", según los autores del informe, está encabezado por el Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos-Israel, y fue un factor "crítico", aunque no exclusivo, de la decisión de lanzar la guerra.
El hecho de que muchos neoconservadores que alentaron la guerra en Iraq sean los mismos que ahora baten los parches contra Irán agrava la preocupación de la comunidad judía.
En ese contexto, las reiteradas declaraciones de Bush vinculando su animadversión con Irán a la seguridad de Israel se suma a la incomodidad.
"Es algo horrible, es peligros", dijo el representante del opositor Partido Demócrata Gary Ackerman, quien es judío, a la prensa de la comunidad. "Si algo va mal, es un hecho que acusarán del fracaso a los judíos, y que habrá quienes digan que fuimos la guerra por Israel y no por Estados Unidos."
Los argumentos de Bush socavarán sus gestiones para cohesionar una coalición internacional que presione a Irán o para eventuales acciones militares, consideró la directora de proyectos del neoconservador de línea dura Instituto Judío para Asuntos de Seguridad Nacional, Shoshana Bryen.
Pero Bush reiteró su opinión entrevistado por el semanario alemán Bild am Sonntag.
Cuando el presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad "dice que quiere destruir a Israel, el mundo debe tomarlo en serio. Es una amenaza seria contra un aliado de Estados Unidos y Alemania", afirmó Bush.
Pero The Forward consideró que atacar a Irán originaría una "calamidad" en Medio Oriente y una posible oleada antisemita en todo el mundo. (