La música de Mozart transformó a la pequeña y pobre ciudad de Sao Caetano, olvidada en el interior del estado de Pernambuco, en el Nordeste brasileño, cuando 13 años atrás su orquesta de niños empezó a ganar fama nacional e internacional.
La Banda Sinfónica del Agreste, más conocida como los "Niños de Sao Caetano" aunque ellos ya son adultos, se ha presentado en los mejores teatros de Brasil y en varios países europeos desde mediados de los años 90. Constituye la parte más visible de un proyecto que comprende también a la Fundación Música y Vida, en la que 200 niños reciben enseñanza musical y refuerzo escolar.
El autor de la hazaña, Mozart Vieira, tiene como nombre el apellido del prodigioso compositor austríaco Wolfgang Amadeus, en evidente indicación de la pasión heredada de su familia.
"Él cambió mi vida y la mentalidad de mi familia", dijo a IPS Maria Lauciete da Silva, atraída al coro formado por el "maestro" Mozart 22 años atrás. Hoy, a los 30, ella enseña oboe en la Fundación, como recién graduada en la universidad, e imparte desde hace seis, clases de canto a un grupo creado por una empresa.
Hija de una familia pobre de campesinos, Lauciete tuvo que trabajar para financiar sus estudios, que incluyeron también una graduación en lengua portuguesa. "Siempre quise ser profesora", explicó, pero ahora realiza su vocación en la música.
Tuvo que vencer la resistencia de los padres que "rechazaban la música como profesión". En la cultura local, le toca a las mujeres "el trabajo doméstico o la enseñanza" como únicas alternativas. Y la formación clásica "agravó el choque", pero poco a poco la familia la aceptó, y hoy uno de sus hermanos estudia clarinete.
Lauciete es una de los 17 miembros de la banda actual, los primeros niños que ahora ya mayores de 25 años, son músicos reconocidos, tocan o enseñan también en instituciones de otras ciudades y estudian en universidades, pero los fines de semana se juntan en la Fundación para impartir clases como voluntarios y ensayar en conjunto.
Otro ejemplo es Iris Vieira do Nascimento, única mujer que toca la trompa en una orquesta sinfónica brasileña. Obtuvo el primer lugar en un concurso para la Orquesta de Recife, capital de Pernambuco, a 150 kilómetros de Sao Caetano, informó con orgullo Mozart a IPS.
Son estos músicos de la primera generación formada por él los que aseguran la mayor parte de los recursos para la Fundación, aportando ingresos obtenidos por la orquesta o por sus actividades individuales remuneradas. Son discípulos fieles y garantes de la iniciativa. "Puedo salir para una maestría en el exterior, pero volvería a Sao Caetano", asegura Lauciete.
La banda inicial de 35 componentes se redujo a la mitad para facilitar las presentaciones en escenarios lejanos, al abaratar los costos de pasajes y hoteles, explicó el maestro.
Su sueño es que algún patrocinio u otra fuente de recursos le permita asegurar la supervivencia y ampliación de la Fundación. La sede solo permite acoger a 200 alumnos, pero cada año se presentan entre 400 y 500 candidatos, señaló.
Lauciete también anhela un aporte financiero permanente. "No puedo seguir de voluntaria la vida entera" y además la Fundación podría ofrecer comida a sus alumnos, casi todos muy pobres, arguyó.
La Fundación, existente hace 13 años, estructuró la acción social y musical iniciada por Mozart Vieira en 1978, cuando tenía 15 años. Su primer impulso, inspirado por un abuelo músico y filántropo, fue ayudar a niños pobres de la ciudad, al ver que casi diariamente se sepultaban "ataúdes de ángeles" en el cementerio vecino. "A veces donaba a los pobres alimentos que escaseaban en mi casa", relató.
La idea de emplear la música surgió al observar el interés que él despertaba en los niños más rebeldes cuando tocaba la guitarra. Formó un coro, tocaba en los barrios pobres, y desde entonces trabaja "de domingo a domingo" en su proyecto.
Luego, percibió la necesidad de estudiar más para seguir enseñando, y frecuentó por 10 años el Conservatorio Musical de Recife y una universidad lejana en la que se graduó en flauta transversa. Actualmente cursa una maestría en dirección orquestal.
La Fundación Música y Vida está integrada al gubernamental Programa de Erradicación del Trabajo Infantil, y acoge a decenas de niños cuyas familias reciben una ayuda financiera para sacar a sus hijos del trabajo y asegurarles educación. "Se reconoce su importancia social", afirmó a IPS la secretaria municipal de Asistencia Social de Sao Caetano, Lucia Marquim.
Esta enseñanza musical creó nuevas oportunidades laborales para la población más pobre de la ciudad, además de "formar verdaderos ciudadanos", destacó. Muchos de sus ex alumnos son hoy músicos de bandas militares y otras instituciones.
Está en marcha también un proceso para su reconocimiento oficial como una escuela profesional de nivel secundario por el gobierno estadual de Pernambuco, hecho que abre nuevas posibilidades de financiar sus actividades. Por ahora su enseñanza es complementaria, y se exige a sus alumnos que sean buenos estudiantes en escuelas regulares.
La música mejora el desempeño escolar, sostuvo Maria José dos Santos, de 17 años, que estudia oboe con Lauciete y asegura "conocer a niños endiablados que ganaron disciplina e interés" en las clases.
Es "un trabajo impresionante, humanista", en el que la música promueve la "redención de las personas", definió el cineasta Paulo Thiago, que decidió hacer un filme sobre la obra del maestro Mozart. Será una obra de ficción, pero "basada en hechos reales", con el guión casi listo y el rodaje previsto para el último trimestre de este año.
Una parte tratará de la acción "agresiva, violenta" que sufrió Mozart hace 11 años, acusado de haber promovido el secuestro de uno de sus alumnos, que apareció con señales de violencia e inconsciente por efecto de alguna droga.
Aquella fue una reacción de los "coroneles" de la política local, celosos y temerosos de la popularidad del maestro al que veían como posible adversario, según el cineasta que investigó extensamente el episodio. Thiago es autor de "Cosa más linda", sobre el movimiento musical de la bossa nova.
Mozart enfrentó la resistencia a su trabajo desde el inicio. "Lo calificaban de loco" y nadie creía que pudiera tener éxito, recordó José Fernandes da Silva, comerciante local, para quien "vivir en el Nordeste (de Brasil) es un arte", a causa de la pobreza y la falta de empleos.
Pero los alumnos "rescatados del fango" tienen hoy capacitación para enfrentar la vida y una casa donde vivir, al contrario del maestro que habita una vivienda cedida por su padre, señaló.
Silva, como miembro de la dirección de la Fundación, acompañó a la banda en una reciente gira por Francia. "Sin la música de Mozart, jamás habría viajado al exterior", admitió.
La música hizo conocer a Sao Caetano en Brasil y en el mundo, atrayendo a turistas, observó Caetano Vieira, secretario de Cultura, Turismo y Deportes del municipio, anunciando que recibiría en los próximos días a 60 franceses interesados en visitar la "ciudad de la música".