Estados Unidos liberará a un tercio de los prisioneros de su base naval en Guantánamo, Cuba, a pesar de que, según decía en 2002 el secretario (ministro) de Defensa, Donald Rumsfeld, los que están recluidos allí son «lo peor de lo peor».
Los medios de prensa estadounidenses recordaron en las últimas horas aquellas palabras de Rumsfeld, ante el anuncio de las inminentes liberaciones. Tampoco otras declaraciones de junio de 2005: "Son todas personas capturadas en un campo de batalla."
"Son terroristas, entrenadores, fabricantes de bombas, reclutadores, financistas, guardaespaldas (del saudita Osama bin Laden, líder de la red terrorista Al Qaeda), futuros atacantes suicidas", alegaba.
"Probablemente", alguno de los detenidos fuera "el vigésimo secuestrador (de aviones) del 11 de septiembre" de 2001, agregaba entonces.
La liberación inminente de 141 prisioneros de Guantánamo no es la primera. De los alrededor de 760 prisioneros conducidos a Guantánamo desde 2002, el ejército ya dejó en libertad a 180 y transfirió a 76 a otros países.
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Altos funcionarios del Pentágono, sede del Departamento (ministerio) de Defensa, aseguraron que los prisioneros próximos a ser liberados ya no representan una amenaza para Estados Unidos y tampoco tienen valor desde el punto de vista de la inteligencia.
Pero críticos de las políticas de detención del gobierno de George W. Bush en el marco de su "guerra contra el terrorismo" afirmaron que el ejército carece de evidencia suficiente para procesar a esos detenidos, incluso ante tribunales militares, que tienen muchas menos pruebas que los de Estados Unidos.
"Si la mayoría de esos muchachos no son de Al Qaeda (à), es un mentís al mantra que repetía el gobierno cuando se defendía de sus críticos: que los 'terroristas' estaban entrenados para hacer falsas acusaciones de abusos", dijo a IPS el director legal internacional de la organización de derechos humanos Human Rights First, Gabor Rona.
El diario Los Angeles Times dijo que hay acusaciones pendientes contra dos docenas del resto de los prisioneros. Pero el fiscal a cargo de las acusaciones en Guantánamo, coronel aviador Morris Davis, no aclaró por qué los demás ni aguardan su pronta liberación ni una audiencia judicial, luego de cuatro años en custodia.
Por ahora, se presentaron cargos solamente contra 10 de los aproximadamente 490 supuestos "combatientes enemigos" hoy detenidos en la base. Ninguno de ellos fue acusado de delitos que tengan la pena capital entre las penas previstas.
Estados Unidos planea presentar cargos contra más detenidos de Guantánamo y procurará la condena a muerte de algunos, según el máximo fiscal militar de esa base.
Pero el coronel Davis se negó a revelar detalles sobre los planes para acusar a dos docenas de reclusos, además de los 10 que ya fueron acusados.
La decisión de liberar a 141 detenidos es resultado de un año de evaluaciones. Según el análisis de los interrogadores, la nueva información obtenida de esos prisioneros no sería útil para la inteligencia estadounidense.
Desde que Estados Unidos comenzó a enviar prisioneros a Guantánamo en 2002, numerosas organizaciones internacionales de derechos humanos advirtieron que pocos de los allí recluidos eran "terroristas".
Los propios archivos del Pentágono sugieren que el ejército cometió errores al enviar a personas a Guantánamo y detenerlas sin cargos o sin mediar juicios.
Muchos de los prisioneros detenidos "por error" quedaron en Guantánamo cerca de cinco años.
Algunos no fueron capturados en los campos de batalla de Afganistán, sino secuestrados en las calles de Europa y de varios enclaves de Medio Oriente. Muchos fueron "vendidos" a autoridades de Estados Unidos en Afganistán y Pakistán para obtener recompensas.
Muchos otros estaban, simplemente, en el lugar equivocado en el momento equivocado.
"No obstante la descripción de Rumsfeld, la mayoría no fueron atrapados por soldados estadounidenses en el campo de batalla", alertó la revista National Journal.
"Quedaron bajo custodia estadounidense a través de terceros (países), mayormente de Pakistán, algunos luego de redadas efectuadas allí, en especial tras un operativo" contra los árabes luego del 11 de septiembre de 2001, fecha en que fueron perpetrados los atentados contra Nueva York y Washington.
Sin embargo, todos fueron calificados de "combatientes enemigos" vinculados con el movimiento fundamentalista islámico Talibán —que gobernó Afganistán entre 1996 y 2001—, Al Qaeda u otras organizaciones que apoyan el terrorismo.
Observadores creen que el Pentágono puede tener evidencia de que algunos de los prisioneros en Guantánamo eran miembros de Al Qaeda cuyo objetivo era matar a la mayor cantidad posible de ciudadanos estadounidenses.
Pero en muchos otros casos, agregan, la "evidencia" se basa sobre rumores de segunda, tercera y cuarta mano. Y en otros más, resulta claro que la admisión de culpabilidad fue obtenida a través de interrogatorios crueles e inhumanos, equivalentes a tortura.
Los errores del Pentágono no son difíciles de hallar. Por ejemplo:
Un saudita llamado Saddiq estuvo recluido durante más de cuatro años, aunque en 2005 los militares admitieron que no era un combatiente enemigo. Su notoria oposición a Osama bin Laden torna difícil garantizarle la seguridad en su país natal, afirmó su abogado.
Varios musulmanes uighur que huían de la persecución en el occidente de China, de donde son originarios, todavía están presos en Guantánamo. El ejército dice que no estarían a salvo si regresaran a su país de origen.
Los llamados "Seis Bosnios" son en realidad seis argelinos capturados en Bosnia-Herzegovina en 2002 y enviados a Guantánamo luego que la Suprema Corte de ese país desestimara cargos contra ellos por conspirar para detonar explosivos en la embajada de Estados Unidos en Sarajevo.
"He estado allí tres años y simplemente me dijeron estas acusaciones. Ningún interrogador siquiera mencionó ninguna de estas acusaciones. Ni uno mencionó el asunto de la embajada, la organización terrorista, la organización islámica argelina. Es extraño cómo esto simplemente apareció ahora", comentó uno de ellos.
También hay por al menos tres niños, de entre 13 y 15 años, según la organización Human Rights Watch.
Según archivos del Departamento de Defensa, un reloj utilizado por un prisionero era similar a otro modelo de la marca Casio con una esfera como la usada por Al Qaeda para fabricar bombas de tiempo.
Estados Unidos está empleando ese reloj de muñeca como prueba contra al menos nueve detenidos. Pero ese modelo es vendido en puestos callejeros de todo el mundo. Y hace años que no se fabrica.
Murat Kurnaz es un turco que el gobierno envió en autobús a Pakistán y al que luego acusó de ser amigo de un atacante suicida. El gobierno no dijo al tribunal que el amigo de Kurnaz está vivo y, por lo tanto, no podría ser el referido atacante suicida.
En enero de 2005, un juez federal clasificó el caso de Kurnaz como evidencia de la falta de respeto al debido proceso en los tribunales de Guantánamo.
El magistrado dijo que su tribunal había ignorado pruebas exculpatorias y que en vez de eso confiaba en un único memorándum anónimo que no era creíble.
Una organización de británicos detenidos durante casi tres años ahora demanda al gobierno de Estados Unidos por torturas y otras violaciones de derechos humanos.
En un informe de 115 páginas, los hombres alegan haber sido golpeados, desnudados, encadenados y privados de sueño durante su detención.
Los guardias arrojaron libros del Corán pertenecientes a los prisioneros dentro de inodoros e intentaron forzarlos a abandonar su fe religiosa, aseguraron.
También argumentan que a los detenidos se les inyectó por la fuerza sustancias no identificadas, y que fueron intimidados con perros militares, así como que fueron sujetos a abusos y golpizas durante el tiempo que estuvieron presos.
Cada uno dijo haber terminado haciendo confesiones falsas sobre su aparición en un video con el líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, y Mohammed Atta, uno de los secuestradores del 11 de septiembre de 2001. Pero demostraron que estaban en Gran Bretaña cuando se hizo el vídeo.
Tras ser liberados, en marzo, los hombres fueron interrogados por la policía británica, que rápidamente los dejó ir sin cargos.