AMBIENTE-CARIBE: Lucha contra la sequía empieza por los jóvenes

Detrás de los hoteles y los bikinis, el Caribe presenta otro paisaje: la sequía. Para combatir la degradación de los suelos y la desertificación, jóvenes de 16 naciones de la región serán capacitados en técnicas de reforestación y desarrollo sostenible, en el marco de un programa de rehabilitación ambiental.

"Este es el proyecto de iniciativa subregional más grande" en su género que se desarrollará en el 2006, año internacional de los desiertos y la desertificación mundial, afirmó a IPS Sergio Zelaya, coordinador para América Latina y el Caribe de la Convención de Lucha contra la Desertificación.

Los 13 Estados insulares del Caribe más Belice, Surinam y Guayana, participantes del proyecto, apuestan a desarrollar en un plazo de dos años "actividades netamente ambientales, como las agroforestales, de organización comunitaria, de capacitación y de energía renovable", añadió Zelaya, quien actúa como coordinador de la iniciativa caribeña.

Para tal efecto, se creará en Cuba el Centro de Entrenamiento para el Manejo Sostenible de Tierras, según se acordó en el taller realizado del 8 al 10 de este mes, en La Habana. El centro se construirá en Las Tunas, en el este de la isla, unos 650 kilómetros de la capital, una de las provincias cubanas que padece con más intensidad los rigores de la sequía.

Zelaya, quien también actúa como coordinador del programa, subrayó que "este proyecto es altamente novedoso y atractivo, e incluye a las comunidades de jóvenes que no tienen empleo y viven en las zonas rurales degradadas".

En entrevista con IPS, Mario Abó, funcionario del Ministerio Cubano de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, consideró que el centro de capacitación constituirá el "aporte fundamental" de la isla al proyecto y aseguró que trabajarían en la "transferencia de tecnologías" orientadas esencialmente a "la extensión de prácticas sostenibles que contribuyan a detener la desertificación".

Abó agregó que los cubanos podían también aportar sus conocimientos prácticos y compartir con los estudiantes de la región "la propia práctica tradicional existente en el país en función de aliviar o rehabilitar los ecosistemas con diferentes niveles de degradación".

Cuba sufre en la actualidad la mayor sequía de los últimos cien años. El año pasado el promedio nacional de precipitaciones fue de 952 milímetros, 69 por ciento de la media histórica. En 2005, la falta de lluvias ocasionó pérdidas económicas estimadas en 1.350 millones de dólares y 2,6 millones de personas tuvieron que recibir agua potable mediante vehículos cisternas.

Aunque prácticamente toda la isla padece de sequía, las provincias orientales de Holguín, Las Tunas y Camagüey son las más azotadas por este fenómeno.

El principal directivo del Ministerio Cubano de la Ciencia y la Tecnología en la provincia de Tunas, Elver Torres, afirmó a IPS que la sequía ha obligado a los pobladores "a cambiar hábitos y costumbres en el uso y la economía del agua".

Torres explicó que la comunidad ha aprendido a "consumir el agua estrictamente necesaria" y ha puesto en marcha un programa de economía del líquido, que incluye "reciclar toda el agua posible y sustituir los sistemas de riego por gravedad por el de goteo".

El secretario ejecutivo de la Convención de lucha contra la Desertificación, Hama Arba Diallo, afirmó durante el taller que "el proyecto les posibilita (a los Estados del Caribe insular) enfrentar el problema a su modo, empleando sus propias experiencias y conocimientos".

Arba Diallo puntualizó que la degradación de los suelos y la sequía en el área han incidido negativamente en las industrias azucarera y bananera, al tiempo que generan una cuenta alimentaria de miles de millones de dólares.

De ahí la importancia de la capacitación dentro del programa de rehabilitación ambiental que acomete el Caribe insular. "Es más barato (combatir la sequía) con prevención que con rehabilitación", sentenció Zelaya.

No obstante, apuntó que aún en el presente existen diferencias en la ejecución de los planes de acción para luchar contra el fenómeno en el Caribe, que van desde países que tienen planes en funcionamiento hasta aquellos que no acaban de concretarlos.

El programa tiene un costo estimado de 4,2 millones de dólares, de los cuales un millón ya ha sido donado por Venezuela, dos por China, y la cantidad restante será aportada por entidades civiles de Italia y España..

Los Estados insulares allegarán otro millón de dólares "en especie" con la incorporación de su comunidad juvenil "como mano de obra" capacitada. "Es una iniciativa de mucho perfil pero con gastos modestos", agregó Zelaya.

La Convención de Lucha contra la Desertificación fue adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas reunida en París el 17 de junio de 1994 y entró en vigor dos años después.

La Convención establece que se aplicarán "estrategias de largo plazo" para "la rehabilitación, conservación y aprovechamiento sostenible de los recursos de tierras" e hídricos que mejoren "las condiciones de vida, especialmente a nivel comunitario".

Enfático, el coordinador del programa llamó a la acción. "Las oportunidades están enfrente, ya pasó el tiempo de estar elaborando borradores, es hora de poner manos a la obra", concluyó Zelaya.

El programa acordado en La Habana será presentado oficialmente en julio próximo en la Ciudad de Panamá, cuando se reunirán todos los países latinoamericanos y caribeños en la XI reunión regional de lucha contra la desertificación y la sequía.

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