El FMI afronta renovadas acusaciones en cuanto a que sus recetas económicas exacerbaron la crisis sanitaria, especialmente la expansión del VIH/sida, y condujeron a la escasez de trabajadores de esa área en los países pobres.
En el marco de las reuniones bianuales del FMI (Fondo Monetario Internacional) y el Banco Mundial, que se celebra este sábado y el domingo en Washington, docenas de activistas contra la globalización en curso se concentran en el exterior de las sedes de esos organismos multilaterales.
La protesta apunta al impacto negativo sobre la atención a la salud de las medidas de austeridad impulsadas por el FMI en las naciones a las que concede préstamos, dictados originalmente diseñados para reducir la inflación y controlar el gasto.
El FMI fue objeto de acusaciones similares antes, pero esta vez arrecian en un momento en que la posición del organismo es desafiada. En la reunión de la primavera boreal de las dos entidades participan delegados de los ministerios de Economía y Hacienda y de los bancos centrales de todo el mundo.
Los países en desarrollo lo ven cada vez más como una institución que sólo satisfizo al Grupo de los Siete países más industrializados (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón) a expensas de la salud humana en el mundo en desarrollo.
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Varios países, especialmente de Asia, ya acumularon enormes reservas de divisas, mientras que otros se proponen seguir los pasos de Argentina y Brasil, que a fines de 2005 saldaron sus deudas por adelantado con el FMI para eludir la imposición de las recetas económicas que vienen junto a la firma de acuerdos financieros.
Los activistas, que en la última década jugaron un rol importante en sacar a relucir las deficiencias de las políticas del FMI, ahora manifiestan que se mantendrán en campaña para pujar por una reforma drástica o directamente para que sea abolido.
Por eso ahora pusieron la mira en el registro del FMI en materia de salud.
Como ocurrió en años anteriores y para atraer la atención sobre los motivos de sus reclamos, los manifestantes montaron una protesta teatral y repartieron un "informe de salud defectuosa" y una orden para cerrar las dos instituciones.
También instalaron un aviso clasificado tridimensional, de más 3,5 metros de altura y casi dos de ancho, con figuras recortadas de maestros, médicos y enfermeras en tamaño natural, en el exterior de las sedes del Banco Mundial y el FMI.
El mensaje tuvo por objetivo ilustrar sobre la escasez de dos millones de maestros y cuatro millones de trabajadores de la salud en países en desarrollo que, según las organizaciones no gubernamentales, no pueden gastar el dinero que necesitan para contratarlos a causa de los severos objetivos económicos que les impuso el FMI.
También dicen que la institución hermana del FMI, el Banco Mundial, no es menos culpable en lo relativo a temas de salud, porque constantemente fracasa en presionar a los donantes para comprometerse con asistencia a largo plazo que podría cubrir gastos sanitarios.
En la protesta participaron organizaciones de la sociedad civil como Oxfam, Jubilee USA Network (Red de Estados Unidos para el Jubileo), y Stop HIV/AIDS in India (Detener el VIH/sida en India).
Africa Action, una organización con sede en Washington, afirma que los gobiernos africanos tuvieron que limitar su gasto en atención a la salud y privatizar los servicios en esa área para poder cumplir con objetivos macroeconómicos establecidos en Washington.
"Las políticas de estos organismos multilaterales agregaron leña al fuego del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) en África, y se demostraron a sí mismos que son extremadamente peligrosos para la salud de los habitantes del continente", dijo el director ejecutivo África Action, Salih Booker.
Alrededor de 600.000 profesionales de la salud trabajan actualmente en África subsahariana. Para lograr avances en los Objetivos de Desarrollo de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) para el Milenio relativos a la salud, por lo menos un millón más tendrán que ser entrenados y contratados.
Entre los ocho Objetivos, aprobados en la Cumbre del Milenio celebrada en Nueva York en 2000, figuran reducir a la mitad (respecto de 1990) la proporción de personas que viven en la indigencia y padecen hambre, así como lograr la educación primaria universal, promover la igualdad de género, reducir la mortalidad materna en tres cuartos y la infantil en dos tercios.
También se proponen combatir la propagación del sida, la malaria y otras enfermedades, asegurar la sustentabilidad ambiental y crear una sociedad global para el desarrollo entre el Norte y el Sur.
Otra organización que participó en las manifestaciones, 50 Years is Enough Network (Red 50 Años es Suficiente), informa que bajo el mandato del FMI el gasto en salud pública en América Latina y el Caribe cayó de 131 dólares anuales por persona en 1997 a 122 dólares en 2001.
Entre 1997 y 2001, el presupuesto destinado a la salud en los países de África subsahariana cayó de los ya escasos 17 dólares anuales por persona a apenas 12 dólares.
El principal reclamo de los activistas contra la pobreza es que el FMI permita a los países que recurren a sus préstamos priorizar el gasto de asistencia, en servicios clave tales como la educación y la salud, cuando se encuentran con problemas en la balanza de pagos o en casos de emergencia.
Un informe de la organización ActionAid difundido en vísperas de las reuniones del FMI y el Banco Mundial también halló que el primero predicaba políticas contradictorias, especialmente algunas referidas a problemas sanitarios.
Agrega que los postulados en el programa de préstamos continúan basándose en objetivos que caracterizaron un modelo de bajo gasto y bajo crecimiento económico en las últimas dos décadas.
El informe sostiene que, en el debate sobre la reforma del FMI, los países en desarrollo no deberían centrarse meramente en las demandas de una mayor representación y una mejor gobernanza, sino que también deben exigir una reforma de los consejos en materia de política económica en el FMI.
De ese modo podrán asegurarse que los "futuros programas de préstamos del FMI incluyan políticas macroeconómicas que verdaderamente habiliten a los países deudores a invertir en los niveles de ampliación necesarios para combatir el VIH/sida y cumplir con los Objetivos de Desarrollo de la ONU para el Milenio para 2015".
"Los actuales niveles de gasto en salud deben aumentarse si estos países van a construir y mantener sistemas viables de salud pública, de los cuales dependerán programas de VIH/sida", puntualizó el texto de ActionAid.
El FMI argumenta que sus consejos están diseñados para estimular el crecimiento económico y equipar mejor a los gobiernos para que se integren internacionalmente.