POBLACIÓN-IRAQ: Huir de la violencia

Al menos 30.000 iraquíes abandonaron sus hogares a causa de la violencia desatada por el atentado del 23 de febrero contra la Mezquita Dorada, santuario del Islam chiita en la septentrional ciudad de Samarra.

El cálculo fue realizado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), institución intergubernamental que trabaja en estrecho contacto con agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

La cantidad de refugiados y desplazados aumenta a medida que persiste la violencia entre comunidades religiosas. La estimación de la OIM coincide con los del Ministerio de Desplazados y Migraciones de Iraq.

Pero se trata apenas de una evaluación oficial. Muchos en Iraq creen que la cifra real debería ser mucho mayor.

El fenómeno no es nuevo, aunque sí las causas. Más de un millón de personas dejaron Iraq, por razones políticas y económicas, durante el régimen de Saddam Hussein (1979-2003).

Ahora, mientras está en pie la ocupación por parte de una coalición militar internacional encabezada por Estados Unidos, la emigración parece responder al colapso de la seguridad ciudadana y a la violencia entre musulmanes de la mayoría chiita y musulmanes de la minoría sunita.

Los iraquíes tienen muchas cosas por las que preocuparse, desde la ineficiencia de servicios públicos como la provisión de electricidad y agua potable hasta la irrefrenable criminalidad que se abate sobre Iraq, especialmente en la capital, Bagdad.

Hasta febrero, las familias adineradas habían procurado abandonar sus hogares o el país más que el resto. Pero desde el atentado con explosivos en Samarra, muchos iraquíes pobres comenzaron a mudarse.

Los sunnitas y los chiitas tratan de radicarse en barrios donde predomine su comunidad religiosa.

La mayoría de los iraquíes que abandonan el país se dirigen a Amman, capital de Jordania, donde, según cálculos oficiales, viven más de medio millón de iraquíes. Estimaciones extraoficiales elevan esa cifra a entre uno y dos millones.

"Durante la guerra, nos fuimos a Amman por el fuerte bombardeo contra Bagdad", dijo a IPS Sundus al-Mashdani, de 35 años, madre de tres niños. "Regresamos cuando terminó la guerra, pero soldados estadounidenses habían ocupado nuestra casa y se negaban a irse."

Al-Mashdani y su familia regresaron a Amman.

Osama Bahnam, también residente en Bagdad, planea emigrar. "He cavilado sobre eso los últimos dos años, pero ahora lo pienso más en serio por la matanza entre sunitas y chiitas", dijo.

"No podemos dormir de noche. Estamos todos preocupados. Hay matanzas todos los días, sólo por ser sunnita o chiita", agregó Bahnam

"He vivido en Adhamiya en paz", dijo a IPS el chiita Uday Dakhil, quien reside en ese barrio sunnita de Bagdad con su esposa sunnita.

"Tengo muchos amigos aquí, y nunca nos preguntábamos si éramos chiitas o sunitas. Hace una semana, un amigo sunita me pidió que me fuera por algunos días, porque temía por mi vida."

Dakhil se refirió a peligros misteriosos. "Hay muchos grupos extraños matando a chiitas residentes en Adhamiya, pero también matan a sunitas residentes en áreas chiitas", aseguró.

Ammar Hussein, cuyo tío sunita fue muerto a tiros en el área chiita bagdadí de Shula, aseguró que la ciudad está en poder de las milicias.

"Muchos fueron asesinados en mi barrio solo por ser sunitas. Las milicias controlan el área y trabajan para azuzar el conflicto", afirmó.

Dakhil cree que Irán ejerce una influencia nefasta sobre algunas milicias y políticos iraquíes. Pero no es el único que lo piensa: muchos en este país lo creen. Bahnam cree que se trata de un juego entre Irán y Estados Unidos, pero en territorio iraquí..

"El gobierno de Iraq permite a algunos partidos crear milicias, y algunas de ellas ayudan a Irán a crear tensiones entre sunitas y chiitas", dijo Bahnam. "Quieren que las tropas estadounidenses estén atareadas en Iraq, porque cuando este país se tranquilice, invadirán Irán."

En medio de tales tensiones y de la violencia, muchos iraquíes esperan que retorne la calma y los compatriotas que abandonaron el país.

Sundus al-Mashdani dijo que Jordania es segura, pero que su corazón está en Bagdad. "Espero que mi país sea seguro pronto, y que todos podamos regresar", sostuvo desde Amman.

Desde el otro lado de la frontera, Bahman admite sentirse incómodo con su convicción de abandonar el país.

"Me da vergüenza decir que dejaré Iraq en este estado, pero ¿qué puedo hacer? Todos los días veo asesinatos, arrestos arbitrarios, desapariciones, secuestros, y no hay esperanza de una solución en el futuro cercano", manifestó.

Los iraquíes se sienten indefensos. "Los soldados estadounidenses permiten que las milicias anden armadas, pero a nosotros no", dijo Ammar Hussein. "La ocupación es responsable. Primero, de la violencia religiosa. Segundo, de la acción de las milicias." (

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