El principal bloque de países en desarrollo rechazó la propuesta de sumar nuevas facultades administrativas al secretario general de la ONU, incluida la capacidad de asumir compromisos financieros y presupuestales sin aval de la Asamblea General.
El Grupo de los 77 (G-77) es, con 132 miembros, la mayor coalición de naciones en desarrollo y representa a más de dos tercios de los 191 países que integran la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
El secretario general del foro mundial. Kofi Annan, propuso el mes pasado, en el marco de un proceso de reestructura radical de la organización, la asignación de nuevas potestades para su cargo.
Annan lamentó que su capacidad para cambiar sin aval de la Asamblea General la asignación de dinero a un programa diferente al previsto por el presupuesto, así como para cambiar de puesto a los funcionarios, "es más débil ahora que antes de 1974, cuando esa flexibilidad era mucho menos necesaria".
Pero el G-77, junto con China, dice que no está dispuesto a conceder a la Secretaría General estos poderes, hoy exclusivamente a cargo de la Asamblea General, órgano integrado por representantes de todos los 191 países de la ONU, y de su comité presupuestal y administrativo.
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Estados Unidos y la Unión Europea, que apoyan la mayoría de las propuestas de Annan, se oponen a un proyecto patrocinado por el G-77 —con aportes de países como Rusia y Noruega— que exige a Annan un desglose detallado de los del plan de reestructura.
La resolución también critica otras propuestas de Annan, incluida su aspiración de delegar algunas de sus facultades administrativas al subsecretario general.
El debate y votación de la propuesta —originalmente programada para el lunes— fueron postergados hasta más avanzada esta semana.
El embajador de Estados Unidos en la ONU, John Bolton, admitió públicamente que, si la resolución fuera sometida a consulta, las naciones occidentales perderían.
"El embajador Bolton se entristecería" si la propuesta del G-77 se aprobara, pues "sería una derrota para las recomendaciones administrativas del secretario general", dijo el portavoz del diplomático estadounidense, Richard Grenfell.
El embajador de Sudáfrica en la ONU y presidente de turno del G-77, Dumisani Kumalo, dijo el lunes a otros representantes del bloque que el asunto no tiene que ver con condiciones y medidas necesarias para que el secretario general se desempeñe con eficacia.
"Todos apoyamos al secretario general y su rol definido como jefe administrativo en la Carta" de San Francisco, principal norma de la ONU, dijo.
"Sin embargo, no comprendemos ni aceptamos que para que el secretario general cumpla con sus responsabilidades se deba negar el derecho de todos los estados miembro a pronunciarse sobre la administración de la ONU, incluidas sus decisiones presupuestales", añadió.
Algunos miembros del G-77 ya se quejaron de que los cambios radicales propuestos en el proceso de reforma de la ONU, tal como fueron formulados por Annan, han sido pensados principalmente por un país: Estados Unidos.
Dado que Estados Unidos es el mayor contribuyente individual del foro mundial, pues aporta 22 por ciento de su presupuesto regular, insiste en que debería ser capaz de dictar buena parte de la agenda de reformas.
"El G-77 y China creen fuertemente que el derecho de cada estado miembro a tener una voz igual en la toma de decisiones de la ONU debe ser respetado. Este derecho no depende de las contribuciones financieras de los estados miembro al presupuesto", dijo Kumalo.
Sugerir que la Asamblea General, principal órgano político de la ONU, puede permanecer callada o incluso postergar un pronunciamiento sobre las propuestas de reforma es evitar la responsabilidad consagrada en su Carta, declaró.
Evitar cumplir con la responsabilidad de decidir sobre este asunto fundamental sólo puede garantizar que una nube de dudas se cierna sobre el futuro de la organización, añadió.
En un informe de 43 páginas titulado "Invertir en las Naciones Unidas", difundido el mes pasado, Annan especificó los detalles de su plan de reforma.
Entre los "desafíos" que enumeró figura "un inflexible proceso de implementación presupuestal que limita la capacidad de la ONU para asignar fondos estratégicamente para necesidades operativas".
También dijo que las actuales reglas y regulaciones financieras involucraban "prácticas engorrosas" que debían eliminarse.
"Bueno, espero que los estados miembro se den cuenta de que estamos en una etapa crítica", dijo luego, consultado por la prensa sobre la posibilidad de divisiones.
"Ellos tienen propuestas serias sobre la mesa y yo los urgiría a hacer sus diferencias a un lado y a concentrarse en los intereses de la Organización y llegar a un acuerdo sobre cómo avanzar", agregó.
Annan opinó que la Secretaría General y el G-77 "deberían comprometerse el uno con el otro" ante los desacuerdos. "Pienso que los países deben sentarse y hablar entre sí y, en el espíritu de concesiones, hallar una solución, y pienso que ese es el camino a seguir".
Kumalo desacreditó las versiones según las cuales el G-77 intenta desbaratar las propuestas de reforma de Annan.
"No debería haber dudas de que el G-77 y China apoyan fuertemente los esfuerzos de reforma en curso. Estamos comprometidos con una ONU más eficiente, efectiva y responsable ante los estados miembro, como está consagrado en la Carta de las Naciones Unidas", dijo el lunes.
Pero la reforma de la ONU debería ser "una agenda colectiva y debería servir al interés de todos los estados miembro", no a un puñado de países que piensan que pueden influir en la agenda a causa de sus contribuciones financieras con el organismo mundial, consideró.
"Cualquier intento de excluir a miembros de la ONU de decisiones que contribuyan al fortalecimiento y operación de esta organización contradice el espíritu y la letra de la Carta", agregó.
En su paquete de reformas, Annan también propuso ceder algunas de sus responsabilidades administrativas al nuevo subsecretario general Mark Malloch Brown.
"El rol del subsecretario general debería ser redefinido por el secretario general, para delegar en él o ella su autoridad formal y responsabilidad por la administración y la dirección general de las funciones de la Secretaría" de la ONU, según una propuesta contenida en el informe de Annan.
El G-77 también rechazó la posibilidad de que Annan delegue algunas de sus potestades en el subsecretario. En un proyecto de resolución, el bloque dijo que las funciones del subsecretario estaban definidas por una resolución de la Asamblea General de hace aproximadamente ocho años.
"No debería reducirse el rol o las responsabilidades del secretario general como jefe administrativo de la Organización, incluyendo políticas administrativas y asuntos operativos generales", advirtió.