La ambiciosa reestructura de la ONU propuesta por su secretario general, Kofi Annan, sufrió un revés político con el retiro de iniciativas que habrían reducido el ámbito de toma de decisiones presupuestarias y administrativas.
Cediendo a la fuerte presión del Grupo de los 77 (G-77), bloque representativo del Sur en desarrollo, Annan declaró el jueves que su único objetivo fue proponer una metodología de trabajo más eficiente para la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
"Soy consciente que estas dos propuestas generaron preocupación y resistencia", admitió.
El G-77 es, con 132 miembros, la mayor coalición de naciones en desarrollo y representa a más de dos tercios de los 191 países que integran la ONU
El secretario general pidió a los delegados que "hicieran a un lado" las dos propuestas para evitar el voto dividido.
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Annan había pedido en el marco de sus planes de reestructura, que las decisiones financieras fueran adoptadas por "grupos de trabajo representativos más pequeños y con un límite de miembros", en sustitución de la Comisión de Asuntos Administrativos y Presupuestarios, integrada por los 191 países de la ONU.
Esta Comisión, que decide sobre los asuntos financieros, fue considerada ineficiente debido a que está integrada por los 191 miembros.
La iniciativa de Annan contaba con el respaldo de Estados Unidos y de los 25 países que integran la Unión Europea (UE).
Su intención, dijo, era "explorar formas para que la discusión estratégica se dé en reuniones más pequeñas y manejables, posiblemente dividiendo el volumen de trabajo".
Pero el G-77, junto con China, argumentaron que reducir la cantidad de países con poder de decisión diluiría la efectividad de la Comisión y fortalecería la posición de un puñado de naciones, entre ellas Estados Unidos y otras de Occidente.
Este debate saltó a la luz pública el jueves, cuando la Comisión discutió la propuesta del G-77, la cual implicaba el rechazo de parte de la propuesta de reestructura de Annan.
El embajador de Sudáfrica en la ONU, Dumisani Kumalo, se dirigió a las naciones occidentales al mencionar el apartheid (régimen de segregación racial en perjuicio de la mayoría negra vigente en ese país hasta 1994) como ejemplo de lo que un pequeño grupo puede hacer determinando el destino de la mayoría.
El G-77 se congratuló por la decisión de Annan de retirar sus dos propuestas, de modo que "no serán retomadas más adelante" en el marco del actual proceso de reformas de la ONU ni "en ningún otro".
Empero, tanto Estados Unidos como la UE rechazaron el lenguaje utilizado en la propuesta por el G-77. "Esto no es aceptable", dijo durante la discusión el embajador de ese país, John Bolton.
"No podemos eliminar las dos propuestas. Estamos listos para continuar con la discusión", añadió.
Algunos países del G-77 ya se quejaron de que los cambios radicales propuestos a lo largo del proceso de discusión de la reforma han sido diseñados principalmente por un solo país, es decir Estados Unidos.
Washington ha insistido que dado que es mayor contribuyente financiero de la ONU —con aportes que representan 22 por ciento del presupuesto regular del foro mundial— debía permitírsele una mayor incidencia en el proceso de reforma.
El embajador de Gran Bretaña, Emyr Jones Parry, expresó el miércoles que las opiniones de los principales contribuyentes —Alemania, Estados Unidos, Japón y su propio país— debían tener mayor peso en la discusión de estos asuntos.
"Deben darse cuenta de que pagamos 82 por ciento del presupuesto y no vamos a aceptar este tipo de imposiciones procedentes de las tácticas draconianas del G-77", recalcó.
"Si quieren jugar con fuego, se van a quemar", advirtió.
El sudafricano Kumalo declaró a la prensa que el monto de la cuota que aporta cada país se establece de acuerdo con su capacidad de pago y no en función de su riqueza y opulencia.
"Les agradecemos que se hagan cargo de 82 por ciento del presupuesto, pero lo que decimos es que eso no les da derecho a decidir por los demás miembros, porque va en contra de la Carta" de la ONU, señaló.
El -G77 está "totalmente en desacuerdo" con la propuesta de dar a un pequeño grupo de países representativos el poder de decisión sobre los asuntos clave del presupuesto. No queda claro quién decidió qué países son representativos y cuáles no, añadió.
"El G-77 y China consideran que se debe preservar el derecho de los miembros a participar de forma igualitaria en la toma de decisiones. Este derecho no depende de su contribución financiera a la organización", argumentó Kumalo.
También denunció que los países con mayores posibilidades de financiación presionaban al resto para que renuncien a derechos reconocidos por la Carta de la ONU.
"Creemos que eso no está bien. Lo que decimos es que la Carta, en la cual todos creemos, nos otorga a todos el derecho a pronunciarnos sobre la organización. ¿Qué hay de malo en que queramos hacerlo?", preguntó.
Estados Unidos, Japón y la Unión Europea advirtieron que le pondrían un tope a los gastos de la organización, pues pretendían imponer su voluntad en materia de reformas, según Kumalo.
De suceder eso, la ONU se quedaría sin fondos a partir del 30 de junio.
"Es una amenaza a la organización. El Grupo de los 77 peleará contra este tope impuesto al presupuesto", alertó.