DESARME-IRÁN: Desafiante, pero dispuesto a negociar

Irán se mantiene desafiante, pero aún no cerró la estrecha puerta para resolver por la vía diplomática la crisis con Occidente por su plan de desarrollo nuclear, pocas horas antes de que expire el plazo establecido por el Consejo de Seguridad de la ONU.

Crédito: UN/DPI Photo
Crédito: UN/DPI Photo
El organismo había fijado para este viernes la fecha límite para que Teherán suspenda su programa de enriquecimiento de uranio. En tanto, la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) debe presentar un informe indicando si el gobierno iraní se sometió a la demanda.

Si las potencias occidentales, lideradas por Estados Unidos, adoptan una postura severa y piden sanciones contra Teherán, o peor aun, lanzan un ataque militar contra sus instalaciones nucleares, fortalecerán la línea más dura en el régimen islámico iraní.

Una ofensiva militar contra Irán tendría consecuencias catastróficas para todo Medio Oriente, la región más volátil del mundo. Los efectos serían aun más desastrosos si Estados Unidos usa armas nucleares tácticas, algo que, según trascendió, está considerando.

Si Occidente apela a la ruta de la diplomacia y la negociación, podría ser recompensado con ricos dividendos, incluyendo una efectiva supervisión de las actividades nucleares iraníes y una mejora en las relaciones con su gobierno, deseoso de ser aceptado como "normal" y "responsable".
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En este delicado momento, Irán adoptó un enfoque "a tres puntas" ante la crisis, que se agravó desde que la junta de gobernadores de la AIEA aprobó dos resoluciones, en septiembre y febrero, en las que decidió derivar el caso al Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).

En primer lugar, Teherán mantiene una postura desafiante en la que advierte que no sacrificará sus derechos bajo el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), de 1970, que lo habilita a desarrollar actividades pacíficas, como el enriquecimiento de uranio para la generación de energía.

El TNP está construido sobre tres pilares: prohíbe a los estados que no poseen armas atómicas adquirir o fabricar ese tipo de material bélico, compromete a cinco estados con armamento nuclear (China, Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos y Rusia, que integran el Consejo de Seguridad de la ONU) a adoptar una política de desarme, y permite a todas las naciones acceder a tecnología nuclear sólo con objetivos pacíficos.

India, Israel y Pakistán también son potencias atómicas, pero no firmaron el TNP. Corea del Norte asegura tener armas nucleares, aunque eso no ha sido verificado por organismos independientes.

Teherán amenazó con "esconder" su programa atómico y la transferencia de tecnología nuclear a otros países, además de cesar la cooperación con la AIEA si Occidente toma "medidas severas".

Estas amenazas fueron esgrimidas no sólo por el gabinete y el presidente Mahmoud Ahmadinejad, ya famoso por sus declaraciones polémicas, sino también por el líder espiritual supremo de la Revolución Islámica, el ayatolá Alí Jamenei, quien rara vez se pronuncia sobre asuntos como estos.

En segundo lugar, el gobierno iraní envía señales de estar dispuesto a lograr un acuerdo o compromiso. Hasan Rowhani, representante de Jamenei en el Consejo Supremo de Seguridad Nacional, aseguró que Irán está preparado para suspender su plan de enriquecimiento de uranio por un breve tiempo.

Los funcionarios iraníes también trabajan en los canales diplomáticos para dejar en claro que Teherán quiere una resolución pacífica del diferendo.

En tercer y último lugar, Irán busca acercarse a sus vecinos, incluyendo algunos aliados de Washington en el Golfo, para persuadirlos de no apoyar una eventual operación militar estadounidense.

A tales efectos, el influyente ex presidente iraní Akbar Hashemi Rafsanjani (1989-1997) y el jefe negociador de Teherán en la crisis nuclear, Ali Larijani, visitaron días atrás Kuwait y Bahrein respectivamente.

"La actual posición de Irán está basada en un fuerte consenso interno a favor de un programa nuclear civil y en la adquisición de un grado de maestría en el desarrollo de tecnología nuclear, y no a favor de fabricar armas atómicas", dijo a IPS el analista Nasser Hadian Jazy, experto en relaciones internacionales y en asuntos de seguridad de la Universidad de Teherán.

"La mayoría de los políticos iraníes creen que la brecha entre lo que Teherán quiere y lo que los pragmáticos de Occidente están dispuestos a conceder en la crisis nuclear no es muy amplia y para nada inalcanzable. Sin duda prefieren evitar la confrontación. Ambas partes saben que el costo de un enfrentamiento sería muy alto", indicó.

"Por tanto, se puede esperar que intenten negociar un compromiso. Uno sólo puede esperar que esas negociaciones triunfen", añadió.

Un posible acuerdo, según personas con acceso a información privilegiada que prefirieron no dar su nombre, podría incluir la suspensión temporal del enriquecimiento de uranio y una posible inversión de riesgo compartido con Rusia (y alguna otra nación como Sudáfrica) para llevar el gas hexafluoruro de uranio iraní fuera del país para ser enriquecido en otro lugar.

Los científicos iraníes tendrían acceso a importantes instalaciones y tecnologías en el esfuerzo conjunto. Teherán mantendría sus compromisos en el TNP y ratificaría el Protocolo Adicional que firmó con la AIEA para permitir inspecciones más rigurosas a sus instalaciones.

A cambio, Occidente reconocería a Irán como un estado "normal", le daría garantías de seguridad y un "paquete de incentivos económicos", incluyendo el acceso a avanzadas tecnologías para la producción de gas y de petróleo.

Varios expertos gubernamentales y de la sociedad civil dijeron a IPS que existe consenso en que ese acuerdo amplio será negociado, aunque es difícil verificarlo a través de las declaraciones oficiales. El debate periodístico sobre la crisis nuclear ha sido prohibido en Irán.

Mientras, parece haber muy poco apoyo popular a la idea de que Irán se convierta en un estado con armas nucleares como India o Pakistán.

Una publicitada fotografía de jóvenes iraníes danzando alegres tras el anuncio oficial del 11 de este mes de que Teherán había enriquecido uranio con éxito es "muy engañosa", dijo un miembro de la mesa de editores de una publicación disidente.

"Ese sentimiento no es ampliamente compartido. No hubo festejos significativos cuando Irán se atribuyó su destreza nuclear", afirmó.

Muchos iraníes también son escépticos sobre las afirmaciones del gobierno de que ha alcanzado tal sofisticación tecnológica, y creen que las instalaciones en las centrales localidades de Isfahan y Natanz son rudimentarias, pero no saben mucho más a causa de la prohibición de informar a la prensa.

En las calles de Teherán no se percibe tensión ni temores en la víspera del vencimiento del plazo del Consejo de Seguridad. Los iraníes cumplen su rutina ignorando la crisis nuclear.

Si Washington opta por la acción militar, desatará otros problemas en Afganistán, Iraq, Líbano, Siria y todo el mundo musulmán. Ante tal crítica situación, la templanza y la sabiduría son las virtudes más valiosas

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