VIVIENDA-CUBA: El solar más allá del folclore

Motivo recurrente en el arte cubano pero de incómoda cotidianidad para quienes viven hacinados en sus gastadas habitaciones, las llamadas ciudadelas, solares o cuarterías exponen con crudeza el déficit habitacional que aún agobia a este país.

Estas casas de vecindad ubicadas especialmente en La Habana Vieja surgieron de la disección en muchos cuartos de antiguas mansiones o de la construcción de múltiples cubículos en torno a un patio central, usualmente con escasos baños sanitarios y lavaderos de uso colectivo.

La familia Pérez Ramos ha pasado casi toda su vida en uno de estos inmuebles en el añejo barrio de Jesús María, uno de los primeros que se asentaron fuera del otrora perímetro amurallado del actual centro histórico habanero.

"No veo el día de salir de aquí", aseguró María Caridad Ramos, de 70 años y cabeza de la familia, mientras ingresa en la pequeña habitación que sirve de sala de estar, comedor y dormitorio a la vez.

La cuartería de paredes con olor a humedad aloja a siete familias en igual cantidad de habitaciones, una a continuación de la otra. "Figúrate que aquí, aunque no quieras, oyes hasta la respiración de la gente", comentó la mujer a IPS.

El gobierno cubano implementó durante décadas diferentes programas de construcción de viviendas, que decayeron hasta 50 por ciento en los años 90 con la crisis económica que sobrevino tras la desaparición de la Unión Soviética y el campo socialista europeo, principales socios comerciales de esta isla caribeña.

Datos oficiales indican que desde 1959, tras el triunfo de la revolución liderada por Fidel Castro, el Estado ha edificado 75,4 por ciento de las viviendas existentes hoy en el país, pese a lo cual el déficit habitacional alcanza a más de medio millón de unidades.

En este contexto, las autoridades lidian adicionalmente en La Habana con más de 7.000 casas de vecindad, herencia de mediados del siglo XIX, aunque en la actualidad es un problema urbano establecido en diferentes partes del país.

Cuarenta años después de escribir la comedia musical "El Solar", el novelista cubano Lisandro Otero comentó a IPS que ese ámbito "es un vivero de costumbres", crisol de "muchas formas interesantes de folclore, desde las religiones de origen africano hasta formas musicales" autóctonas como la famosa rumba.

"Es un centro de estudios sociales importante", añadió Otero, en cuya opinión "allí hay contradicciones fuertes, pues en cierto sentido es también como un avispero".

Según medios de prensa oficiales, a partir de 2004 fueron reparadas un millar de ciudadelas en la capital de la isla, empeño que con el concurso de diversas entidades, incluso extranjeras, comenzó a mediados de los años noventa.

El Proyecto Cayo Hueso, por ejemplo, surgió en 1995 con el auspicio del Ministerio de la Industria Básica, a fin de beneficiar a un barrio reconocido como el segundo edificado fuera de las hoy inexistentes murallas de La Habana, y que en sus 0,81 kilómetros cuadrados acoge a poco más de 200 ciudadelas.

Una de ellas, ubicada en la calle Espada, por ese entonces estaba casi a punto de desaparecer. "Había problemas en los techos, que estaban malos, era un susto vivir así", aseguró Eladio Reyes, artista plástico y dramaturgo residente en el inmueble.

La remodelación duró dos años y comenzó justo cuando el solar cumplía 100 años de existencia. Fue un "tiempo traumático, porque tuvimos que dejar nuestros cuartos e irnos a vivir a albergues del Estado, a casa de familiares, donde se pudiera", rememoró Reyes.

"Aunque era necesario para la mejora, mucha gente no quería moverse porque este solar es histórico, aquí nació el son habanero", argumentó tras recordar que se mantuvo la unidad "con una fiesta que hacíamos cada viernes".

El financiamiento de la obra provino de las organizaciones no gubernamentales Oxfam, capítulo canadiense, y la cubana Centro Martin Luther King, mientras que la mano de obra fue de una brigada estatal de construcción, más varios de los propios vecinos que encontraron un autoempleo remunerado.

Finalmente, el solar que alojaba unas 50 personas devino en un inmueble de dos plantas de apartamentos. "Ahora hay una nueva armonía, tenemos baño, ducha y cocina dentro, nos ampliamos, la gente ya cierra sus puertas pues hay privacidad en las 15 habitaciones", dijo Reyes.

Sin embargo, todavía la existencia exhibe el signo de la rigurosidad en muchas de estas edificaciones. En el mismo Cayo Hueso se calcula que aún viven en promedio siete personas por habitación, y en barrios adyacentes se mantienen varias de estas viviendas con diversos niveles de insalubridad.

Alrededor de 43 por ciento de las viviendas de la isla presentan un estado constructivo entre regular y malo, según estudios oficiales publicados el año pasado en ocasión del quinto encuentro mundial de los programas de ciudades sostenibles, realizado en La Habana.

Un cuarto de las edificaciones del municipio de La Habana Vieja son ciudadelas, donde vive 41,5 por ciento de la población total de esa zona histórica, declarada Patrimonio de la Humanidad en 1982 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.

Natalia Pérez, hija mayor de María Caridad Ramos, logró ampliar su vivienda en la azotea de la cuartería con los materiales que le vendió el Estado.

"Pero el roce diario de gente que no son familia provoca a veces hasta broncas (peleas)", señaló, al tiempo que muestra el reducido espacio compartido por cerca de 30 personas.

"Y eso que todo el mundo fabricó baños dentro, imagínate cuando todos usábamos uno sólo", ejemplificó.

Estadísticas provenientes del último censo de población y viviendas, de 2002, reflejan que el promedio de personas por total de piezas de la vivienda es de 0,8, y por piezas para dormir de 1,3, "lo cual revela que no hay hacinamiento".

La vivienda está reconocida como uno de los problemas sociales no resueltos en Cuba. El propio presidente Fidel Castro anunció hace justo un año la existencia de nuevos planes de edificación y reparación de viviendas.

En el plazo de 12 meses con finalización en septiembre, el gobierno prevé culminar la construcción de 150.000 edificaciones. Las estadísticas indican que en 2004 se levantaron 15.352 unidades habitacionales y en 2005 otras 39.261.

Diversos estudios coinciden en que el mayor déficit de vivienda se concentra en Ciudad de La Habana, que alberga a 2,2 millones de habitantes y donde 46 por ciento de los 556.000 inmuebles residenciales precisan reparaciones de diversos grados.

La Comisión Económica para América Latina informó que la carencia habitacional en esta región alcanzaba a principios de los años 90 a unas 20 millones de viviendas y debían construirse entre 2,3 y 3,2 millones de unidades anuales para evitar el crecimiento de ese déficit.

Casi un tercio de la población urbana del planeta vive en barrios precarios, y en correspondencia con lo establecido en los objetivos de desarrollo para el milenio, aprobados en 2000 por la Organización de las Naciones Unidas, para 2020 debería lograrse "una mejora significativa en las vidas de por lo menos 1.000 millones de habitantes" bajo esas condiciones.

El escritor Otero confía en que "el solar llegue a desaparecer algún día", si los planes de construcción de viviendas avanzan, aunque le concede "unos cuantos años más" de vida porque "esa es una meta difícil y costosa".

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