Los 53 países africanos, que constituyen el segundo mayor grupo regional de la ONU después del de Asia, anunciaron su apoyo para que un asiático sea el próximo secretario general del foro mundial.
El embajador de Sierra Leona en la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y presidente del grupo africano, Joe Robert Pemagbi, envió una carta al grupo de los 54 países asiáticos para formalizar su posición.
La decisión de los africanos "es consistente con el histórico principio de reciprocidad y entendimiento que existe entre los dos grupos", señala la misiva.
Hasta ahora, los tres candidatos asiáticos oficialmente presentados son el srilankés Jayantha Dhanapala, ex subsecretario general para asuntos de desarme de la ONU, el viceprimer ministro tailandés Surakiart Sathirathai, y el ministro de Relaciones Exteriores de Corea del Sur, Ban Ki-Moon.
Un cuarto candidato posible es el canciller de Timor Oriental y premio Nobel de la Paz José Ramos-Horta, quien ha admitido que evalúa la posibilidad de postularse a ese cargo, que quedará vacante a fines de este año.
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Tanto China como Rusia, miembros permanentes del Consejo de Seguridad con derecho a veto sobre sus resoluciones, manifestaron su apoyo para que un asiático suceda al actual secretario general, Kofi Annan.
"Los asiáticos no ocuparon ese importante puesto durante 35 años, y Asia es el continente más populoso", dijo Liu Jianchao, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino. "Pensamos que el próximo secretario general debería ser elegido entre naciones asiáticas."
El canciller ruso Sergey Lavrov afirmó que su país está de acuerdo.
Richard Holbrooke, ex embajador de Estados Unidos ante la ONU, señaló el mes pasado: "En el mundo real, el hecho de que los asiáticos no hayan tenido un secretario general desde U. Thant (de Birmania) es de una importancia tremenda para China, que se asegurará de que esto ocurra".
En una reunión a puertas cerradas sobre las reformas de la ONU celebrada el mes pasado, un alto diplomático chino subrayó que su gobierno suscribe plenamente el principio de rotación geográfica, y que es el turno de Asia de presentar un candidato.
Además, advirtió que Asia, con más de 2.000 millones de habitantes, no debería tener ningún problema en conseguir un candidato fuerte —hombre o mujer— para liderar el foro mundial.
En tercer lugar, preguntó si no sería una buena idea que el Consejo de Seguridad tuviera "una lista de candidatos asiáticos" en vez de sólo uno, para que la Asamblea General pueda votar por el que considere más adecuado, haciendo más democrático el proceso.
Pero esa medida podría ser vetada por otros miembros del Consejo de Seguridad —particularmente Estados Unidos—, dispuestos a recomendar un único candidato para su aprobación final por parte de la Asamblea General.
Desde que se creó la ONU, hace casi 60 años, el puesto de secretario general fue ocupado por tres europeos, un asiático, un latinoamericano y dos africanos, siguiendo a grandes rasgos el criterio de rotación geográfica.
Ellos fueron Trygve Lie, de Noruega (1946-1953); Dag Hammarskjöld, de Suecia (1953-1961); U.Thant, de Birmania (1961-1971); Kurt Waldheim, de Austria (1972-1981); Javier Pérez de Cuellar, de Perú (1982-1991); y Boutros Boutros-Ghali, de Egipto (1992-1996).
Kofi Annan, de Ghana, se desempeña en el cargo desde enero de 1997 y completará dos periodos —10 años— en diciembre.
Cuando el grupo africano decidió apoyar a Annan para un segundo periodo de cinco años, en junio de 2001, el grupo asiático respaldó esa decisión, aunque era el turno de Asia para presentar un candidato.
En esa oportunidad, "nosotros retiramos a nuestros candidatos, asegurando así el segundo mandato de Annan", dijo a IPS un diplomático sudasiático. "Apreciamos la reciprocidad".
Ambos grupos cuentan 107 votos —más de la mitad— en la Asamblea General de 191 miembros.
Aunque la Asamblea tradicionalmente ha apoyado al candidato recomendado por el Consejo de Seguridad, de 15 miembros, también puede negarse a actuar como un cuerpo dedicado a la mera ratificación de las decisiones del órgano ejecutivo.
Según un texto no oficial elaborado por la Misión Permanente de Canadá ante la ONU, la designación de un secretario general por parte de la Asamblea General "no debería ser considerada un acontecimiento automático o meramente mecánico".
"La Asamblea General debe ejercer de modo seguro su juicio al concluir que la persona recomendada por el Consejo de Seguridad amerita la designación", afirmó.
Pero la práctica actual "no brinda ningún medio —formal o informal— por el cual la Asamblea General pueda desarrollar un conocimiento suficiente sobre el candidato (o los candidatos) para permitirle ejercer ese juicio de modo informado y responsable".
Cuando en 1950 el Consejo de Seguridad quedó en un punto muerto en torno a un periodo adicional de cinco años para el entonces secretario general Trygve Lie, la Asamblea General intervino para extender su mandato, sin recomendación del Consejo.
Este caso fue considerado excepcional, pero adquirió relevancia en el actual juego de "tira y afloja" entre el Consejo de Seguridad y la Asamblea General, estimulada mayormente por las acciones del embajador de Estados Unidos, John Bolton, quien se desempeñó en la presidencia rotativa del Consejo en febrero.
Pese a las fuertes protestas del Grupo de los 77, que con 132 miembros representa al Sur en desarrollo, y del Movimiento de No Alineados, Bolton convocó dos reuniones del Consejo, una sobre una auditoría de la ONU a propósito de compras y administración, y la otra sobre explotación sexual en misiones de paz.
Se consideró que ambos temas estaban dentro del campo de acción de la Asamblea General y no del Consejo de Seguridad. El Grupo de los 77 y los No Alineados acusaron al Consejo de intentar "invadir" territorio de la Asamblea General.
Con cinco miembros permanentes con derecho a veto —Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, China y Rusia—, el Consejo de Seguridad siempre llevó la delantera en el proceso de selección del secretario general.
En 1996, Estados Unidos desplegó su poder de veto emitiendo el único voto en contra de un segundo periodo para Boutros Boutros-Ghali, pese a que los 14 miembros restantes del Consejo de Seguridad votaron a favor.
Ni siquiera una abrumadora mayoría salvó a Boutros-Ghali. Y todo por un solo veto.