MUJERES-BOSNIA: Violadas y olvidadas

Esma quedó embarazada en Sarajevo en 1992, luego de ser violada por soldados serbios en su casa de Grbavica. El suyo es apenas un caso en un largo historial de bosnias agredidas, rechazadas luego por sus familias y olvidadas por el Estado.

"Cuando la di a luz no quería verla. Pero el segundo día, cuando la acerqué a mi pecho, me di cuenta de que ella era la única belleza de este mundo, así que me la quedé", dijo Esma de su hija Sara, hoy de 13 años, en la galardonada película "Grbavica", de la cineasta Jasmila Zbanic.

Esta camarera musulmana, ex estudiante de medicina en Bosnia-Herzegovina, siempre le dijo a Sara que su padre había sido un bosnio musulmán que había fallecido como un mártir en defensa de Sarajevo.

La verdad salió a la luz cuando Sara necesitó el certificado de defunción de su padre para que se le autorizara a viajar con sus compañeros de clase. Madre e hija, devastadas, se pelearon, pero recompusieron la relación pese al oscuro secreto.

Sin embargo, este final feliz está lejos de lo que realmente ocurre en Bosnia.
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Como dijo Zbanic, nacida en Sarajevo hace 31 años, a la audiencia del Festival de Berlín tras recibir el Oso de Oro a la mejor película, hace dos semanas, "la terrible experiencia de las víctimas de violaciones en Bosnia-Herzegovina está lejos de terminar".

Las víctimas de violación masiva son rechazadas por familia y amigos. La mayoría son estigmatizadas y excluidas de la sociedad si las personas que las rodean llegan a saber la verdad.

La mayoría de los niños concebidos en violaciones son internados en orfanatos de Bosnia o de la vecina Croacia, y rara vez son dados en adopción. Crecen sin saber nada sobre sus padres.

Los funcionarios de orfanatos de Tuzla y Zenica, en Bosnia, y de Vladimir Nazor y Goljak, en Croacia, no conservan ningún rastro del origen de los niños o el paradero de sus progenitores.

"Espero que esta exhibición sea el comienzo del cierre de un círculo", dijo Zbanic a la audiencia de Belgrado en ocasión del estreno de su película el lunes en el festival de cine local. "La base de este guión prácticamente fue escrita aquí", agregó.

Las fuerzas serbias en Bosnia, respaldadas por Belgrado, fueron acusadas de una campaña de violación sistemática contra mujeres musulmanas en los tres años de guerra en que las fuerzas serbias resistieron las pujas independentistas de los bosnios, muchos de ellos musulmanes.

El tema continúa siendo tabú en Serbia, donde prevalece la negación de que hechos como esos hayan podido suceder jamás..

"El asunto sigue siendo una controversia que necesita una clarificación honesta para aprender la verdad de la guerra en Bosnia", dijo a IPS la activista de derechos humanos Natasa Kandic. "La manipulación con números no sirve a la verdad de ninguno de los dos lados."

Las cifras de las víctimas de violaciones son abismalmente diferentes. Documentos presentados por el gobierno bosnio de la época de la guerra en 1993 las sitúan en entre 20.000 y 50.000.

Las violaciones fueron descritas como "la forma más vergonzosa de degradación humana, violencia humillante y política de agresión serbia".

Un informe elaborado por una comisión liderada por la Unión Europea (UE) y otro publicado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) también arribaron a números muy distintos. En 1993, la UE lo situó en 20.000, mientras que en 1994 la ONU lo ubicó en menos de 150.

Este último número a menudo es citado por nacionalistas serbios, que niegan cualquier atrocidad cometida en la guerra bosnia.

El Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia sentenció a tres hombres —Dragoljub Kunarac, Radomir Kovac y Zoran Vukovic— a 60 años de prisión por violaciones que cometieron en el oriental pueblo bosnio de Foca en 1992, donde mantenían un campamento de reclusión para mujeres musulmanas.

Con el paso de los años, la cuestión fue dejada de lado. Cada tanto se recordaban las cifras, pero las víctimas fueron completamente olvidadas.

En un libro sobre los horrores sufridos por las mujeres violadas, "Rompiendo los muros del silencio", la autora, Seada Vranic, llegó a la conclusión de que sólo fue denunciada una de cada 10 violaciones.

Medica Zenica, una organización no gubernamental de Bosnia central, informó en un estudio de mayo de 1997 que entre uno y cuatro por ciento de las víctimas de violaciones quedaron embarazadas.

"Estas mujeres fueron víctimas dos veces: cuando las violaron y luego, cuando fueron olvidadas", dijo a la prensa local la directora de la no gubernamental Sociedad de Sarajevo para las Personas en Peligro, Fadila Memisevic.

Los medios bosnios musulmanes se ocuparon del asunto sólo después de que "Grbavica" fue premiada en el festival de cine de Berlín.

"El tema explotará" tras la película, dijo Memisevic al periódico croata Vecernji List. "Conocí a docenas de víctimas de violación y a sus hijos, pero ninguna madre le contó la verdad a su hijo. Es allí donde la sociedad debería jugar un rol. De todos modos, la sociedad bosnio-musulmana obviamente no está pronta para esto".

Memisevic dijo que no hay equipos de psicólogos que puedan aconsejar a las madres sobre cómo tratar este problema.

"El Ministerio de Trabajo Local y Atención Social no tiene idea de cuántos niños hay con ese origen, y no los considera, ni a ellos ni a sus madres, sujetos de atención social", dijo Memisevic. "El año pasado intentaron hacer una lista de esos niños,pero desistieron."

Fuentes confiables de Sarajevo dijeron a IPS que en julio del año pasado el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) encomendó un informe sobre los niños nacidos como consecuencia de violaciones durante la guerra en Bosnia.

Fue la primera vez que una organización se concentró en atender la situación de estos niños. Por razones desconocidas, sin embargo, el informe nunca fue publicado.

Al final, la mayoría de las víctimas de violencia sexual son abandonadas a su suerte, pese a la difundida publicidad sobre las atrocidades perpetradas durante la guerra. Olvidadas por el estado, muchas de estas mujeres no sólo están traumatizadas por su experiencia, sino también sumidas en la pobreza.

Expulsadas de sus comunidades, a menudo abandonadas por sus esposos, pocas de ellas pueden mantener un trabajo. Solo unas pocas recibieron compensación por su sufrimiento, que continúa en la forma de pesadillas, daños físicos y afecciones mentales.

"En la vida real no hay un final feliz, como en 'Grbavica'", dijo Memisevic.

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