IRAQ: Sunitas presionan por la paz

Mientras la violencia continúa causando muerte y dolor en buena parte del territorio de Iraq, líderes políticos y religiosos sunitas continúan urgiendo a sus seguidores a desistir de represalias a los ataques de la mayoría chiita.

Decenas de iraquíes, tanto sunitas como chiitas, mueren cada día en actos de violencia política y religiosa. El veterano líder sunita Adnan Al-Dulaimi, presidente del mayor bloque parlamentario sunita, sobrevivió hace poco a un ataque en que murió uno de sus guardias.

Según el jeque Ahmed Abdul Ghafour Al-Samaraie, conductor de la agencia gubernamental Legado Sunita —organismo del gobierno a cargo de proteger las mezquitas de esa comunidad religiosa—, 45 predicadores y funcionarios de esos templos fallecieron en los recientes hechos de violencia.

El viernes, el día más sagrado de la semana para la fe musulmana, se vivió otro día de toque de queda en la capital. El tráfico de vehículos fue prohibido. No obstante, cientos de fieles sortearon a las fuerzas de seguridad iraquíes para ir a rezar a la mezquita sunita Abu Hanifa.

"No podemos aceptar el tribalismo, los clanes, las guerrillas o el fanatismo", dijo a los feligreses el líder religioso de la mezquita, el jeque Muayad Al-Adhami. "El profeta Mahoma nos ordena sacar todo esto de las almas. Deberíamos ser un solo pueblo".
[related_articles]
Dentro de la mezquita, cuya principal puerta de madera fue dañada en un ataque reciente, el jeque Al-Adhami dijo a los fieles que condenaba los actos de violencia, tanto contra sunitas como contra chiitas.

El clérigo culpó a los "extranjeros" de la inestabilidad y al atentado con explosivos, el 22 de febrero, contra la Mezquita Dorada o Al-Askariya, principal templo chiita de la central ciudad iraquí de Samarra.

El mismo día, más de 100 mezquitas sunitas sufrieron ataques en represalia. Y en los siguientes hubo, a su vez, una respuesta violenta contra mezquitas chiitas.

Como "extranjeros" se denomina a musulmanes de otros países del mundo islámico, la mayoría de ellos sunitas, que acudieron a Iraq para repeler la invasión estadounidense, iniciada el 20 de marzo de 2003. Muchos de ellos permanecen en el país y son vinculados con la red terrorista Al Qaeda.

"Llamamos a todos vosotros, musulmanes, a adherir a vuestras doctrinas y creencias", urgió el imán. "Mantengan sus ojos en la religión que todos nosotros profesamos."

Luego que el imán concluyó las plegarias, muchos feligreses, hartos de la violencia, la tensión y los toques de queda, manifestaron que la solidaridad y la calma eran la respuesta a la crisis.

"El jeque expresó nuestros sentimientos. Debemos llamar a la unidad y no dar ninguna razón para que los invasores sientan que nos han dividido", dijo a IPS Akram Hamaidan, de 45 años. "Deberíamos mantener nuestras almas despejadas de odio, venganza y ofensas."

Con poca esperanza en vista para una solución al caos sangriento en Iraq, muchos, como el comerciante jubilado Salam Al-Sultan, de 66 años, sienten que la única solución es unirse contra las influencias extranjeras y mantener la fe.

"En esta época estamos enfrentando peligros siempre, día y noche", dijo Al Sultan. "El miedo es nuestro desayuno, debido a los disparos por las noches, las explosiones en las carreteras en mitad del día y las detenciones y matanzas alrededor de nosotros."

Pero también agregó que "no deberíamos pedir venganza, le pedimos a Dios que los perdone".

No obstante, la situación política en Iraq se hunde cada vez más en el caos.

Dirigentes de los tres grandes partidos políticos, incluidos los representativos de las comunidades sunita y kurda, acordaron pedir al principal bloque chiita que retire la nominación de Ibrahim Al-Jaafari para primer ministro.

Pero Haider al-Ibadi, asistente de Jaafari, adelantó la chiita Alianza Iraquí Unida (AIU) dijo que no cambiará a su candidato.

Esta medida por parte de organizaciones políticas seculares kurdas y sunitas fue percibida por la Alianza Iraquí Unida como resultado de la interferencia estadounidense en asuntos del nuevo gobierno iraquí.

Esto también complica más la tarea de alcanzar un gobierno que reúna a representantes de las diversas comunidades religiosas y étnicas de Iraq.

Las conversaciones sobre esto se desmoronaron la semana pasada, luego que los partidos sunitas se retiraron, en protesta, cuando las mezquitas sunitas fueron atacadas en represalia por el bombardeo de la Mezquita Dorada.

Los sunitas constituyen 35 por ciento de la población iraquí, de 26 millones, y son el segundo sector religioso mayoritario, luego de los chiitas, que constituyen 62 por ciento.

El sunita Alí Samir, un estudiante universitario de 19 años, dijo que su comunidad religiosa era atacada por las fuerzas ocupantes. "Deberíamos pararnos firmes frente a las aspiraciones de esos criminales", dijo mientras sostenía un cartel que rezaba: "Ningún Dios sino Dios, Mahoma mensajero de Dios".

"Esos invasores no están simplemente aplastando nuestras mezquitas", dijo. "Deberíamos defender nuestras creencias, porque no acepto ver que mis hermanos son humillados".

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe