«No podemos dejar que nuestros enemigos ataquen primero», afirma sin rodeos un documento del gobierno de Estados Unidos, en que defiende el uso preventivo de las armas contra naciones «hostiles». Irán figura primero en la lista.
Se trata de la segunda Estrategia de Seguridad Nacional (NSS, por sus siglas en inglés) presentada por el presidente George W. Bush, un texto que fija los objetivos de Washington en política exterior y defensa.
El texto de 47 páginas, divulgado el jueves, destaca una serie de "éxitos" y "extraordinarios progresos en la expansión de la libertad, la democracia y la dignidad humana" en el mundo desde 2002, pero hace pocas referencias al asunto que claramente preocupa a la administración Bush: la guerra en Iraq.
Sin embargo, la Estrategia confirma que Washington está decidido a continuar con la guerra a largo plazo "contra el terrorismo" —que cree estar ganando— y deja en claro que considera una opción legítima lanzar ataques preventivos contra países que pueden suponer una amenaza a su seguridad.
Además, alerta que Irán representa "el mayor desafío" actual de Estados Unidos.
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"Los ideales que han inspirado nuestra historia —libertad, democracia y dignidad humana— están inspirando a cada vez más personas y naciones en todo el mundo. Priorizamos el liderazgo antes que el aislacionismo, y el libre comercio y los mercados abiertos antes que el proteccionismo", indica el propio Bush en la introducción del documento.
"Elegimos afrontar los desafíos ahora, en vez de dejarlos para futuras generaciones. Luchamos contra nuestros enemigos en el exterior en lugar de esperar que lleguen a nuestro país. Queremos darle forma al mundo y no sólo ser formados por él, influenciar los acontecimientos para bien, en vez de estar su merced", afirma.
La NSS explica "cómo estamos trabajando para proteger al pueblo estadounidense, defender los intereses estadounidenses, fortalecer la seguridad global y expandir la libertad y prosperidad en el mundo sobre dos pilares", agrega Bush.
El documento aclara que "el primer pilar es promover la libertad, la justicia y la dignidad humana, trabajando para acabar con la tiranía, promoviendo democracias efectivas y extendiendo la prosperidad a través del comercio libre y justo y de políticas de desarrollo sabias.
"El segundo pilar de la estrategia es enfrentar los desafíos de nuestro tiempo liderando una creciente comunidad de democracias", añade.
La NSS subraya que la "guerra contra el terrorismo" es una lucha larga que, "en principio, demanda el uso de la fuerza militar y otros instrumentos del poder nacional para matar o capturar terroristas, impedirles tener escondites seguros, controlar una nación y acceder a armas de destrucción masiva, así como cortar sus fuentes de financiación".
"Ganar la guerra contra el terrorismo significa ganar la batalla de las ideas, ya que son las ideas las que pueden convertir a personas desilusionadas en asesinos de inocentes", añade.
En una aparente alusión a un posible ataque preventivo contra Irán, la NSS subraya que Washington está "comprometido en mantener las armas más peligrosas del mundo fuera de las manos de los pueblos más peligrosos del mundo".
Washington y otras potencias occidentales acusan a Irán de querer fabricar armas atómicas, aunque Teherán insiste en que su plan de desarrollo nuclear tiene fines pacíficos. El conflicto fue derivado al Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El documento de Bush también destaca la importancia de la Ronda de Doha de negociaciones internacionales en el marco de la Organización Mundial del Comercio para promover el libre intercambio.
Por otra parte, indica que "las luchas del siglo XX tenían enfrentadas a las grandes potencias por ideologías e intereses nacionales diferentes, pero la lucha contra el radicalismo islámico es el gran conflicto ideológico del siglo XXI, y encuentra a las grandes potencias del mismo lado, luchando contra los terroristas".
"Dados los objetivos de los estados hostiles y de los terroristas, Estados Unidos no puede sólo apostar a reaccionar cuando es atacado, como en el pasado. La incapacidad de disuadir a los potenciales atacantes, la inmediatez de las amenazas y la magnitud del daño que pueden infligir las armas que usen nuestros adversarios no nos permiten esa opción", señala el documento.
"No podemos dejar que nuestros enemigos ataquen primero", subraya.
La NSS fue presentada en momentos en que el gobierno de Bush es desbordado por una avalancha de malas noticias.
A pesar de haber lanzado una campaña para recuperar apoyo público a la ocupación de Iraq, la popularidad del presidente en las últimas encuestas sigue en picada.
El gobierno también es criticado desde el Congreso legislativo por un acuerdo que pudo haber concedido la administración de seis puertos estadounidenses a una compañía de Emiratos Árabes Unidos.
Una encuesta divulgada el miércoles por el Programa sobre Actitudes en Política Internacional de la Universidad de Maryland indicó que apenas 28 por ciento de los consultados tenían confianza en que Bush lograría sus objetivos en Iraq, 12 puntos porcentuales menos que en la encuesta realizada hace 18 meses.
Pese a todo, Bush defendió el lunes en un discurso la ocupación de Iraq, contradiciendo evaluaciones negativas hechas por otros representantes de su administración.
"Con su respuesta en las últimas dos semanas, los iraquíes le mostraron al mundo que quieren un futuro de liberad y de paz. Estamos ayudando a los iraquíes a construir una fuerte democracia para que los viejos resentimientos sean borrados y la insurgencia sea marginada", dijo el mandatario.
La NSS fue divulgada poco después de que la cadena estadounidense de periódicos Knight Ridder News Service informó que las fuerzas de ocupación "incrementaron drásticamente sus ataques aéreos en Iraq en los últimos cinco meses, un cambio de táctica que podría presagiar la forma en que Washington prevé combatir la aún fuerte insurgencia con menos soldados en el territorio".
El jueves, el Pentágono lanzó su mayor campaña área contra la insurgencia iraquí desde la invasión en 2003, dirigida contra "sospechosos de insurgencia" en la central ciudad de Samarra y en la que participaron más de 50 aviones y 1.500 soldados estadounidenses e iraquíes por tierra.
A comienzos de esta semana, el jefe del Comando Central estadounidense, John Abizaid, quien supervisa todas las operaciones militares en Iraq, dijo ante la Cámara de Representantes que no podía descartar la posibilidad de dejar un destacamento permanente en ese país.
"No hay duda de que se necesita tener cierta presencia en la región por un tiempo, sobre todo para ayudar a los pueblos a través de este período de lucha entre extremistas y moderados", afirmó.