El opositor Partido Popular (PP) de España inició este viernes una convención nacional que finalizará este domingo con un giro político desde la derecha hacia el centro, con la vista puesta en las elecciones que dentro de un año se celebrarán en 8.200 municipios y una docena de comunidades autónomas.
La mirada del PP está puesta asimismo en los comicios generales, que deberán convocarse a más tardar a principios de 2008 y que renovarán el parlamento, el que a su vez designará al jefe del gobierno, para lo cual el candidato del PP es su presidente, Mariano Rajoy.
Aunque en la inauguración habló el conservador ex presidente del PP y del gobierno (1996-2004), José María Aznar, todo indica que no se seguirán sus lineamientos sino que se dará una imagen de centro progresista, atendiendo a que todas las encuestas electorales dan un virtual empate a esa formación con el gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
Aznar criticó al gobierno acusándolo de "mendigar una tregua a los terroristas (de la ETA)", "hasta el punto de que es la banda la que los está humillando", pues "el gobierno nunca habla de derrotar a los terroristas. De lo que habla es de que se acabe la violencia. Y no es lo mismo. Una cosa es luchar y otra claudicar".
Sin embargo, las fuerzas de seguridad siguen reprimiendo a ETA. En lo que va del gobierno de Zapatero fueron detenidos dos centenares de militantes de ese grupo separatista vasco, y tanto el presidente como sus ministros suelen repetir que "a ETA solo le queda un camino: dejar las armas, abandonar la violencia".
El PP y el PSOE no se diferencian mucho en sus ubicaciones dentro del arco político, proclamándose uno centroderechista y el otro centroizquierdista, conscientes de que el triunfo depende de cómo se incline el electorado de centro.
No obstante, Rajoy dijo este viernes en rueda de prensa que la convención no estaría mirando hacia las elecciones sino que impulsaría "un esfuerzo de todos los españoles para ganar al futuro".
"Hay futuro" es el lema del cónclave. Rajoy señaló que su partido trabajaría "para que España se convierta en la séptima potencia económica del mundo".
Los 3.100 cargos del PP y el millar de invitados asistentes han sido informados de que 40.000 personas se han afiliado en los últimos doce meses a ese partido, en el que "caben españoles de muchas tendencias, pero nunca opciones radicales", señaló Rajoy.
Según el documento elaborado por el secretario general Ángel Acebes y aprobado por el Comité Ejecutivo del PP para la convención, éste es "un partido europeísta comprometido con lo que representan los valores de la democracia, la libertad, la tolerancia y el humanismo cristiano de tradición occidental".
Asimismo reivindica "el protagonismo de la sociedad civil", "la igualdad de oportunidades", y "la convivencia pluralista en libertad basada en la democracia y el Estado de derecho".
Esa definición lo aparta de lo que fue el camino recorrido por Aznar en su gobierno, en especial de su apoyo incondicional a la política internacional del presidente estadounidense George W. Bush, que quedó en evidencia clara con la guerra contra Iraq, en marzo de 2003.
Con el PP ya en la oposición, Aznar afirmó en una conferencia en Jerusalén el 1 de noviembre de 2004 que "aún estamos en guerra" y si bien se refería al terrorismo, en su partido saben que esa expresión la aplica a escala global, apoyando el belicismo de Bush.
Mientras el presidente del gobierno y líder socialista José Luis Rodríguez Zapatero defiende en el escenario internacional una "alianza de civilizaciones", Aznar propugna la defensa y el triunfo de la llamada civilización occidental, a la que considera encabezada por Estados Unidos.
Quizás por eso, al ofrecerle que hablase en el acto inaugural junto al fundador del PP, Manuel Fraga, la dirigencia partidaria le indicó también que debía centrarse en los logros de sus ocho años de gobierno, y en especial en la buena marcha de la economía, y no en los temas de actualidad, que quedaron a cargo de Rajoy.
Uno de esos asuntos urgentes ha sido en los últimos meses la manera en que el PP propone enfrentar a ETA, opuesta frontalmente a la resolución del parlamento que autorizó al gobierno a negociar con ese grupo, siempre y cuando renunciase definitivamente a la violencia.
Ante esa resolución, propuesta e impulsada por el PSOE, el PP consideró roto el Pacto Antiterrorista y por las Libertades suscripto por el gobierno de Aznar con los socialistas, entonces en la oposición.
Fuentes del PP anticiparon que desde la convención saldrá una oferta al gobierno para recuperar el consenso antiterrorista, fortaleciendo los mecanismos de prevención y represión.
Ante ello, el gobierno también adelantó su respuesta por boca de su vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega.
En rueda de prensa al concluir este viernes la reunión semanal del consejo de ministros, Fernández de la Vega señaló que si el PP quería sumarse nuevamente al Pacto, con "una vuelta al consenso", sería bienvenido. Y dijo esperar que de la convención "salga un PP menos crispado y más dialogante".
El cónclave partidario, que se desarrollará en 14 mesas de debate, abordará otros asuntos, apostando por la defensa de la unidad de España y el rechazo de que algunas comunidades, como Cataluña y el País Vasco, sean definidas como naciones.
En este aspecto, aunque los populares últimamente se negaban a discutir siquiera la posibilidad de una reforma constitucional, para evitar el fortalecimiento de los nacionalistas, ahora propugnarán modificaciones, pero con el objetivo de debilitar las tendencias secesionistas.
Con relación a los problemas de la inmigración, Acebes puntualizó que su partido no propugnaría controlarla en las fronteras, sino "desde la convivencia en los barrios y las repercusiones en el mundo laboral".
Según fuentes cercanas a Rajoy, este domingo le tocará cerrar la convención con un panorama general de la campaña para fortalecer al PP y prepararse para las aún lejanas contiendas electorales.