La creciente indiferencia de la población árabe en Israel hacia las elecciones generales previstas para el 28 de este mes revela el profundo sentimiento de marginación de esa comunidad.
En un intento de resolver el problema, el gobierno del primer ministro interino Ehud Olmert anunció un plan de acción afirmativa.
La iniciativa consiste en reservar 37,5 puestos públicos durante los próximos tres años para esa comunidad y otras minorías en Israel. Además, cualquier oficina gubernamental que contrate a un árabe recibirá fondos adicionales para emplear a otra persona siempre y cuando pertenezca a alguna minoría.
El resentimiento de los 550.000 árabes en una población de seis millones tiene larga data, y ha sido exacerbada tanto por los partidos árabes como por los tradicionales israelíes, coincidieron analistas.
"Muchos árabes en Israel ven al Knesset (parlamento unicameral) como una suerte de patio de recreo que pertenece sólo a judíos y donde el único idioma es el hebreo", indicó a IPS el analista Mordechai Kedar, del Departamento de Árabe de la Universidad Bar Ilan, en la occidental ciudad israelí de Ramat Gan.
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Por su parte, Adman Sa'adi, profesor en la Universidad Ben Gurion, en la meridional ciudad de Beersheba, subrayó que, a lo largo de los años, los principales partidos israelíes hicieron "grandes promesas a la población árabe, pero luego de las elecciones las olvidaron".
"No puedes esperar que voten ahora a esos partidos", que no sólo incumplieron, sino que además estimularon políticas nefastas para la comunidad árabe, como la demolición de casas en territorios palestinos o la construcción de la "muralla de seguridad", que separa al territorio israelí de Cisjordania y perjudica a muchos árabes, dijo Sa'adi a IPS.
"Estos líderes políticos israelíes no hablan de paz, sino de repliegues unilaterales", añadió este analista israelí descendiente de palestinos.
Sa'adi indicó que los árabes han sido relegados siempre como ciudadanos de segunda o tercera clase.
Por ejemplo, en los controles de pasaportes de los aeropuertos, son obligados a esperar en la fila de extranjeros. "No eres apreciado en el país. A veces te sientes como un enemigo", señaló.
Sa'adi dijo también a IPS que la policía con frecuencia acosa a los árabes en aeropuertos, estaciones de autobús y otros lugares públicos.
La discriminación también se manifiesta en la distribución de los beneficios de la economía, señalo Sa'adi. La Suprema Corte bloqueó semanas atrás un plan educativo que priorizaba a las ciudades y localidades de mayoría judía.
Pero la marginación se puede constatar también en cosas tan pequeñas como las señales de tránsito. A pesar de que la ley israelí establece que éstas deben estar en hebreo, inglés y árabe, la traducción a esta última lengua por lo general es incomprensible. "Esto es verdaderamente humillante", dijo Sa'adi.
Kedar atribuyó esta discriminación al temor de los judíos al hecho de estar rodeados de cerca de 300 millones de árabes.
Algunos ven a los palestinos que viven en Israel como un factor de riesgo, pues son "potenciales colaboradores con los árabes de afuera", indicó.
Los partidos árabes también son responsabilizados de gran parte de la indiferencia de su electorado. Muchos árabes israelíes los critican de concentrarse en debates políticos y olvidar las necesidades de los pueblos y ciudades donde esa comunidad es mayoría.
Como resultado, muchos palestinos en Israel están dispuestos a votar a los partidos tradicionales en castigo a los miembros árabes del Knesset, de quienes se sienten desamparados. "Lo escuché de muchos estudiantes", aseguró Kedar.
Los grupos islámicos también juegan un papel importante en el desinterés árabe hacia las elecciones de este mes. Estas organizaciones llaman a los palestinos a boicotear los comicios, señalando que la participación significa legitimar la existencia de Israel sobre tierra palestina.