DESARROLLO: Donantes más ricos cuidan el bolsillo

Apenas una semana antes de su presentación formal, el nuevo fondo global de la ONU para atender emergencias recibió donaciones por menos de la mitad de los 450 millones de dólares que sus responsables dicen necesitar.

El objetivo del fondo es poner en funcionamiento operaciones de alivio en las horas inmediatamente posteriores a desastres naturales u otras emergencias humanitarias.

Los dos países más ricos del mundo, Estados Unidos y Japón, aún no asignaron los fondos que aportarán al Fondo Central de Respuesta a la Emergencia (CERF, por sus siglas en inglés).

Todavía falta escuchar alguna novedad de Australia, Italia y Canadá —importantes contribuyentes habituales en materia de asistencia de desastres—, según la organización humanitaria Oxfam Internacional, que promovió la creación del programa.

En contraste, varios países pobres que recientemente recibieron asistencia internacional para desastres se han comprometido con el proyecto. Entre ellos Sri Lanka, uno de los principales beneficiarios de este tipo de asistencia tras el tsunami de diciembre de 2004, así como México, Granada y Armenia.

Quince países europeos también donaron dinero, aunque algunos, como Francia —que aportó 1,2 millones de dólares— no cumplieron con las expectativas.

Hasta ahora se recaudaron 188 millones de dólares, según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés).

El fondo propuesto, que será presentado oficialmente el 9 de este mes por el secretario general de la ONU, Kofi Annan, reemplazará al fondo existente, de 50 millones de dólares.

Dado su pequeño tamaño y sus reglas para operar, la ONU no ha sido capaz de responder a desastres masivos —como el terremoto del 8 de octubre en Cachemira— de modo tan efectivo e inmediato como podría haberlo hecho con un fondo mayor.

En cambio, fue obligada a depender principalmente de los compromisos caso por caso de donantes importantes.

Además, el dinero aportado por donantes raramente se basa sólo sobre la necesidad humanitaria. Otros factores que influyen en su decisión pueden incluir la cantidad de cobertura de los medios de comunicación que genera una crisis y la importancia geopolítica del país donde ésta tiene lugar.

Las principales víctimas del sistema actual han sido las que Oxfam llamó "emergencias olvidadas". Es decir, las que consistentemente sufren baja financiación, ya sea porque tienen un bajo perfil mediático o político (tales como varios conflictos en curso en la República Democrática del Congo y Uganda septentrional) o porque involucran a pocos beneficiarios (como las recientes inundaciones en Madagascar).

"Demasiado a menudo, la asistencia parece una lotería en la que unos pocos ganan pero la mayoría pierde, en base a consideraciones diferentes a las necesarias", según Jan Egeland, secretario general adjunto de las Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios. "Debemos cambiar de una lotería a una predictibilidad, para que todos los que sufren reciban asistencia".

Los donantes y las agencias humanitarias reconocen cada vez más las debilidades del sistema actual. Particularmente a la luz de las enormes diferencias, el año pasado, en la respuesta internacional al tsunami de diciembre de 2004 —que obtuvo 11.000 millones de dólares, o 94 por ciento de lo que la ONU había solicitado— y, más recientemente, los 125 millones de dólares, o 55 por ciento del pedido del foro mundial, comprometidos para Chad, que tuvo que hacer frente a la llegada de 200.000 refugiados procedentes de la occidental región sudanesa de Darfur.

De modo similar, los fondos para afrontar la sequía y la escasez de alimentos en África fallaron reiteradamente en cumplir con los objetivos establecidos por la ONU.

Actualmente, en el cuerno de África y en África austral, más de 20 millones de personas están amenazadas.

Incluso en el caso del terremoto del año pasado en Cachemira, que recibió una importante cobertura de los medios de comunicación internacionales, los compromisos de donantes se materializaron de modo particularmente lento.

Once días después del desastre, sólo habían sido concedidos 86 millones de dólares de los 312 millones inicialmente requeridos por la ONU para operaciones de alivio.

Para abordar estos problemas, en la Cumbre del Milenio de la ONU celebrada del 14 al 16 de septiembre del año pasado los 191 estados miembro prometieron mejorar la velocidad de respuesta y la predictibilidad de la asistencia para la emergencia, en parte actualizando el CERF.

Tres meses después, la Asamblea General de la ONU aprobó la creación del nuevo CERF.

"El fondo podría ayudar a salvar vidas en crisis tales como la de Uganda septentrional y la de Chad, que no están en el radar mundial", dijo Sarah Kline, de Oxfam. "Podría llevar un largo camino solucionar la batalla constante y recurrente por dinero en desastres y conflictos olvidados".

Pero Oxfam, que alegó que se necesita un fondo de 1.000 millones de dólares para cubrir el déficit anual en la respuesta a los pedidos de la ONU, expresó una fuerte desilusión con los resultados hasta la fecha.

"Los gobiernos se han comprometido a responder rápida y efectivamente a ayudar a aquellos que más lo necesitan, aunque ahora que tenemos un fondo de emergencia global los gobiernos parecen reticentes a poner realmente dinero en él", señaló Kline.

El gobierno del presidente estadounidense George W. Bush apoyó el fondo al principio, pero todavía no asignó dinero. "En este punto no se tomó ninguna decisión sobre si contribuir o no", dijo a IPS Edgar Vasquez, portavoz del Departamento de Estado.

El mes pasado el gobierno decepcionó a las organizaciones de alivio, proponiendo un recorte sustancial en la asistencia internacional para el año próximo en materia de desastres y hambrunas, de 418 millones de dólares este año a 349 millones de dólares en 2007. En 2005, Washington gastó 575 millones de dólares en asistencia internacional de este tipo.

Los mayores donantes hasta la fecha incluyen a Gran Bretaña con 70 millones de dólares, Suecia con 41 millones, Noruega con 30 millones, Holanda e Irlanda con 12 millones, Dinamarca con ocho millones, Finlandia con cinco millones, Luxemburgo y Suiza con cuatro millones.

Bajo el plan de la OCHA, hasta dos tercios del nuevo fondo pueden ser asignados a una rápida respuesta, con el otro tercio dedicado a las emergencias subfinanciadas. ***** +Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, en inglés (http://ochaonline.un.org/) +DESARROLLO: Unión Europea afianza control de asistencia (https://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=36759) (FIN/IPS/traen-js/jl-ks/dv/06)

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