BIRMANIA: Minorías huyen de la sequía y del ejército

En buena parte de Asia, la estación seca significa el fin de las lluvias y las inundaciones. Para la etnia karen, en la frontera oriental de Birmania, es desde hace seis años una temporada de muerte, destrucción y huida.

Unos 5.000 miembros de la comunidad karen huyeron de sus hogares desde octubre, cuando comenzó la actual estación seca. Ese mismo mes, el ejército birmano lanzó una nueva campaña militar contra ellos, según activistas humanitarios que operan en la frontera con Tailandia.

Algunas de las víctimas debieron caminar durante días a través de escarpadas colinas en busca de refugio en Tailandia. Otros cientos viven en constante temor en los bosques del oriente birmano.

"Más de 1.000 cruzaron desde septiembre", dijo a IPS la subdirectora del Consorcio Fronterizo Birmania-Tailandia, Sally Thompson. "Hay más de 400 que bajaron por el río Salween y esperan para cruzar."

"Los soldados saquearon nuestros hogares y se llevaron nuestro dinero", afirmó Naw Paw Paw, de 53 años, madre de seis hijos, ante las cámaras que filmaron e documental "Estación de temor", estrenado en los cines de Bangkok esta semana. "A la mañana siguiente quemaron el pueblo y se fueron."

Los ataques birmanos contra los Karen son ya algo habitual en la estación seca, que concluye en mayo, para derrotar a la más antigua de las organizaciones insurgentes birmanas, la Unión Nacional Karen (UNK).

Pero en esta ocasión la ofensiva ha sido particularmente intensa, a pesar del acuerdo "de caballeros" por el cese de hostilidades alcanzado por la dictadura militar y la UNK en enero de 2004.

"Bombardearon y saquearon nuestros poblados. Atacaron nuestros campamentos", dijo el secretario general de la UNK, Mahn Shah Lah Phan, en una entrevista telefónica. "Hubo más de 15 ataques el mes pasado y en marzo hubo más combates."

El régimen pretende afianzar el control sobre el territorio karen, pues es adyacente a la nueva capital administrativa de Birmania, Pyinmana, en el centro del país.

Por otra parte, la junta pretende construir carreteras necesarias para instalar cinco grandes represas sobre el río Salween, que fluye a través del estado de Karen. Activistas birmanos en Tailandia protestan contra la destrucción que esas obras causarían en los bosques y en el modo de vida tradicional de la región.

Los reclamos de los karen de Birmania ofrece a los países del sur y del sudeste asiático una muestra más de l peligro que representa la dictadura militar como fuente de refugiados.

Las brutales políticas del régimen contra las minorías étnicas karen, karenni, shan, chin y rohingya han desatado oleadas de cientos de miles de refugiados desde comienzos de la década del 70.

Tailandia hospeda a la mayor comunidad de refugiados étnicos birmanos (335.000), seguida por Bangladesh (122.000) e India (52.000).

Pero el panorama resulta un más grave cuando se consideran las oleadas de desplazados dentro de la propia Birmania, según el Centro de Control de Desplazamientos Internos, organización con sede en Ginebra asociado con el Consejo para los Refugiados de Noruega.

A fines de 2005, Birmania sufría la peor situación de Asia en materia de desplazados, advirtió el Centro este mes. En ese país han debido abandonar sus hogares rumbo a otros puntos dentro de fronteras 540.000 personas, cantidad que supera las de Bangladesh (500.000), Sri Lanka (341.175), Indonesia (342.000) y Afganistán (153.000).

"Unos 92.000 desplazados internos se ocultan en los bosques de Birmania, donde viven en condiciones extremadamente difíciles", según el informe. "Están expuestos al hambre, al abrigo inadecuado y a la falta de servicios médicos."

Las situaciones de los refugiados y los desplazados de Birmania constituyen apenas dos áreas de derechos humanos en los que Birmania ha cumplido un pésimo papel.

El régimen militar también es acusado de trabajos forzados, reasentamiento forzado de comunidades, violación sexual, tortura, apresamiento de opositores, reclutamiento de niños, extorsión y represión de la libertad de expresión.

"Todas las violaciones sistemáticas de los derechos humanos continúan, y el desplazamiento interno de minorías figura entre las más graves", dijo a IPS Bo Hla-Tint, integrante del gabinete birmano democrático en el exilio.

"Hubo seis ofensivas en la estación seca contra los karen. Es parte de la represión a las fuerzas de las minorías étnicas en la frontera", explicó.

El día 27, al celebrarse el Día de las Fuerzas Armadas de Birmania, el hombre fuerte del régimen, general Than Shwe, atribuyó a los militares la supuesta estabilidad del país.

El ejército birmano, añadió Than Shwe, sostuvo que las fuerzas armadas no merecían más que elogios por lograr la "paz y tranquilidad comunitarias" y "el predominio de la ley y el orden". (

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