El movimiento internacional Vía Campesina se opone a cualquier remuneración de los conocimientos agrícolas tradicionales, forma de reparto de los beneficios de la biodiversidad a estudio de los países que adhieren al principal convenio mundial en la materia.
Mientras, la organización ambientalista Greenpeace Internacional agregó, también en la octava conferencia de las partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica que se realiza en Curitiba, Brasil, una nueva urgencia para salvar la vida en la Tierra: la protección de los altos mares internacionales.
Se trata de posiciones anunciadas este martes por actores destacados de la sociedad civil, en la conferencia que se celebra en la meridional ciudad brasileña de Curitiba desde el lunes hasta el viernes 31.
La tierra, el agua y otros recursos naturales, como los genéticos, "no tienen precio", así como el conocimiento de las poblaciones indígenas, dijo a IPS la apicultora Karen Pederson, dirigente de la Unión Nacional de Agricultores de Canadá, organización participante de Vía Campesina.
Remunerar esos recursos con parte de lo que ganará una empresa por la explotación de las patentes "es privatización", y Vía Campesina está en contra de tal iniciativa, agregó Pederson.
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Esta red internacional de movimientos rurales desarrolla un "proyecto estructural" para la agricultura en que semillas, alimentos, bosques y otros recursos naturales no pueden ser "mercancía" u "objeto de negocios", acotó Roberto Baggio, dirigente del Movimiento de los Sin Tierra de Brasil.
Compartir beneficios de la apropiación de algo que es "producto de acumulación colectiva al servicio de todos", y convertir "el saber en negocio, mercancía", abre paso a la explotación y la privatización, contrariando la "visión de largo plazo" del movimiento campesino que aspira a "preservar los bienes comunes", concluyó Baggio.
Un ejemplo del resultado de este tipo de tratos ocurrió en Canada, hace 100 años, cuando la industria ofreció beneficios a los pueblos indígenas por la tierra y sus conocimientos y "ellos lo perdieron todo", destacó Pederson.
Baggio y Pederson participaron en una rueda de prensa para presentar las posiciones de Vía Campesina en la octava conferencia de las partes de la Convención sobre la Diversidad Biológica.
Sus compañeros Alberto Gómez, de la Unión Nacional de Organizaciones Regionales de Campesinos Autónomos de Mexico, y Ballo Mamadu, ganadero de Togo, coincidieron en defender la soberanía alimentaria, condenando la "mercantilización" sobre todo de las semillas, los transgénicos y la tecnología Terminator, que produce "semillas suicidas".
En África "tenemos poco dinero, no podemos comprar semillas cada año", sostuvo Mamadu, representante de una red de organizaciones campesinas del occidente de ese continente. Se refería al hecho de que la tecnología Terminator produce plantas estériles, cuyas semillas no pueden sembrarse a la siguiente temporada.
Pese a la moratoria mundial impuesta a esa tecnología —denominada "de uso restringido"—, siguen las investigaciones en laboratorios de Canadá, Estados Unidos y Europa y, en un caso, en invernaderos, aseguró Pederson.
En la conferencia de Curitiba "la batalla central, estratégica, será por las semillas", y enfrentará a los campesinos que las produjeron y mejoraron durante 10.000 años, ampliando su diversidad, con las transnacionales que quieren dominar la agricultura en toda su cadena de producción y comercio, definió Baggio.
Pero una preocupación adicional, manifestada por Greenpeace, es la destrucción de la vida marina.
"Greenpeace exige" proteger la biodiversidad en alta mar, y por eso sugirió una "moratoria de la pesca de arrastre" internacional y la implantación de "reservas marinas" en 40 por ciento de los océanos del mundo, como una red global que debería establecerse para 2012.
La moratoria debería ser reclamada por las partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica y dispuesta por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, según la propuesta.
Los océanos, que ocupan casi 90 por ciento del área con vida en el planeta, sufren una crisis similar a la de los bosques primarios del mundo, cuya deforestación avanza unos 13 millones de hectáreas anuales.
Los estudios realizados hasta el momento abarcaron apenas 0,0001 por ciento del fondo oceánico, pero permiten estimar entre 500.000 y 10 millones las especies vivas en ese hábitat, advirtió Greenpeace.
La población de grandes peces migratorios, como el pez espada, el atún, el pez aguja y el tiburón, se redujo a un décimo respecto de 50 años atrás, y algunas especies a menos de un centésimo, aseguro la organización ambientalista.
Antes la humanidad no pescaba en alta mar, debido a las distancias y los costos, pero todo cambio con la pesca industrial y la demanda de grandes especímenes.
La sobrepesca se agrava porque más allá de los mares bajo jurisdicción nacional no hay control de los países, explicó Callum Roberts, experto en océanos de la británica Universidad de York.
Otras cinco propuestas "exigidas" por los ambientalistas son apuntadas como indispensables para reducir la pérdida de biodiversidad, meta fijada en 2002 como meta para 2010 por la conferencia de las partes, órgano decisorio del Convenio sobre la Diversidad Biológica.
Ampliar las áreas de protección según un cronograma definido, crear un mecanismo internacional de financiación, fijar metas globales de reducción de la deforestación de bosques primarios, acelerar la adopción de un régimen internacional de acceso a recursos genéticos y reparto de sus beneficios, erradicando la biopiratería, y reconocimiento de parte de los gobiernos del carácter publico de la biodiversidad, regulando negocios dañinos, son las restantes propuestas.