AGUA-GRAN BRETAÑA: La quimera de la privatización

Gran Bretaña es el único país que ha privatizado por completo el suministro de agua potable, pero sin el éxito que los defensores de la enajenación de empresas públicas prometen, afirman expertos.

La mayoría de los países ricos tienen sistemas públicos de agua. "El sistema británico, por cierto, no colapsó, y no hubo tampoco la oposición intensa que se encuentra en el Sur", dijo a IPS Peter Hatdstaff, del Movimiento de Desarrollo Mundial.

"Los aumentos de precio que las compañías de agua dispusieron en los primeros cinco a diez años de privatización no han llevado las facturas a representar una proporción del ingreso tan elevada como para convertirlos en el tipo de asunto político que es en el Sur" en desarrollo, afirmó.

La luna de miel con el agua privatizada podría no durar mucho más. Dada la escasez prevista, en los próximos 10 años "el gobierno podría verse obligado a asumir algún tipo de paquete inversor de rescate, y el agua volverá a la agenda política, como el transporte ferroviario", sostuvo Hatdstaff.

El propio primer ministro Tony Blair afirmó que la privatización de los trenes, realizada por el gobierno de Margaret Thatcher (1979-1990), fue desastrosa.

Tras la privatización de la distribución del agua se mantuvo la eficiencia del servicio, pero no hubo beneficios excepcionales para los consumidores, según Hatdstaff.

"Si se compara el servicio privatizado británico con el público de otros países industriales, sobre la base de precio, calidad, roturas, control de contaminación, el de aquí no está, ni por asomo, muy por delante del resto, lo que podría esperarse si los defensores de la privatización tuvieran razón", añadió.

No tiene mucho sentido en el mundo industrializado reemplazar sistemas públicos que funcionan bien por compañías privadas, según Hardstaff.

"Aunque la privatización en los países industriales no afronta los mismos problemas que en el mundo en desarrollo, es aún difícil de justificar en términos de costo, inversión, eficiencia o competencia", indicó.

"No veo ninguna razón por la cual el gobierno de un país industrializado podría hacerla, más allá de la pura ideología política, y tal vez es por eso que ningún país ha seguido el modelo británico", sostuvo.

Los problemas que originaría la privatización en los países en desarrollo podrían ser severos, añadió. Entre ellos, mencionó "la necesidad de ampliar las redes a grandes poblaciones en extrema pobreza con poca capacidad de pago por el costo de la conexión, o problemas cambiarios que surgirían cuando las compañías, que cobrarían en moneda nacional, deben pagar utilidades a accionistas o prestamistas en dólares, euros o libras".

El Foro Mundial del Agua que concluyó en México el miércoles no avanzó mucho en la discusión, dijo Vicky Cann, también del Movimiento de Desarrollo Mundial.

"Voces importantes fueron excluidas, y si bien se dice que hay consenso en cuestiones como la financiación mediante alianzas entre compañías públicas y privadas, no hubo una representación adecuada de los vibrantes debates registrados fuera del foro", afirmó Cann.

Pero la conferencia en México tuvo algunos momentos descollantes. Uno de ellos fue la intervención del gobierno de Bolivia, que dejó en claro su oposición a la privatización del agua y urgió a encontrar soluciones públicas a la crisis mundial del agua.

Cann también mencionó "la adhesión por parte de la junta de agua y saneamiento de la Secretaría General de la ONU a la idea de alianzas para el agua".

"Lo crucial es que se trata de operadores trabajando juntos para mejorar su capacidad, pero sin fines de lucro. Se trata de una parte importante del debate. Confiamos en que se establezcan alianzas Sur-Sur y público-público para desarrollar la iniciativa", explicó.

"No es justo que las compañías privadas moldeen el debate. La discusión con delegaciones oficiales e instituciones financieras internacionales demostraron que la puja por la privatización continúa. Grupos dentro del foro promovieron las soluciones públicas, pero estuvieron lejos de ganar un espacio central", afirmó Cann.

En un informe publicado antes del foro, titulado "Pipe Dreams" (juego de palabras que significa al mismo tiempo "sueños de tuberías" y "quimeras"), el Movimiento de Desarrollo Mundial y la organización no gubernamental Public Services International advirtieron que "la privatización del agua en curso en los países en desarrollo es un desastre".

"El sector privado no ha logrado radicar la inversión necesaria para cubrir las metas internacionales sobre agua y saneamiento", agrega el informe.

La situación es particularmente acuciante en África. Según el estudio, apenas uno por ciento de la inversión mundial del sector privado se dirige a África subsahariana, la región que más la necesita, según el estudio.

Los expertos advirtieron, además, que buena parte de las privatizaciones son subsidiadas con dinero público, y que en África subsahariana ninguna compañía de agua logró cumplir con las metas prometidas en materia de inversiones.

Por otra parte, 70 por ciento de las privatizaciones de esa región terminaron con las empresas retirándose o con problemas.

Alrededor de 1.100 millones de personas carecen de acceso al agua potable, y 2.400 millones a servicios básicos de saneamiento. Seis mil niños mueren todos los días por enfermedades relacionadas con la falta de agua o su mala calidad. (

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